MINA QUIEBRA PATAS
He pensado muchas veces antes de salir, en los peligros que hay afuera. He pensado que la delincuencia está a la vuelta de la esquina, esperándome para robarme mis pertenencias. También, tengo presente que hay minas quiebra patas en el camino, para amargarme el día. He mirado el reloj, una vez más, solo han pasado cinco minutos desde que marcó las 4:30 de la madrugada. Me he asomado a la ventana al rodar la cortina, para ver quién camina por la calle, pero no veo a nadie. Este equinoccio del año es el que mantiene la noche más larga, así, que falta bastante para que se asome el sol. He visto un perro pasar, sé que son diestros en oler la ubicación donde se halla una mina quiebra pata, además, de ahuyentar a los ladrones. He pensado en tener un vehículo propio y no caminar hasta la parada de autobuses, donde me toca esperar para ir al trabajo. Han pasado cinco minutos más y tengo que salir ya no puedo seguir dudando, me toca aventurarme una vez más y encomendarme a Dios, para que despeje mi camino. Me despido de mi esposa con un beso en la frente y le recomiendo el cuido de nuestros hijos. Ya estoy afuera, voy caminando, todo está en silencio, voy temeroso de lo que pueda pasar. Falta mucho para llegar a la parada de autobuses. Miro para todos lados y voy precavido, sé que pueden salirme malhechores en cualquier instante…, como me hace falta un vehículo, para desplazarme mucho más rápido, evitar a los ladrones al paso y a las minas quiebra patas. La violencia en el país está más arreciada y la inseguridad es un tema sin tregua. Llego hasta la primera cuadra y en el cruce de calles miro a los dos lados, ¡uff!, descanso, está despejado. Todavía faltan otras cuadras. Avanzo mirando hacia abajo, cualquier montículo puede significar una mina quiebra pata, y entonces, sería fatal. Llego a la segunda cuadra, también despejada, suspiro y exhalo el aire de mis pulmones, es otra victoria. Faltan dos cuadras, veo la carretera después de un leve ascenso, camino apresurado, aunque por experiencia debo mantener la calma, porque la desesperación es mi derrota. Miro hacia atrás, nadie me sigue, así que el susto va pasando, tengo suerte hoy, ya me siento vencedor. Por fin llego a la parada de buses y seco el sudor de la frente, me siento victorioso. Una señora al lado mío me observa y da un paso al lado, mejor se aleja. Yo la miro y presiento lo peor, otra vez voy a llegar tarde al trabajo, ¡malditos ladrones!, si no fuera por ellos. Miro mi zapato, he caído nuevamente en una mina quiebra patas, me acongojo y regreso a casa para limpiar la mierda de perro, que he pisado.
07/08/2022
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