Inicio / Cuenteros Locales / Marcelo_Arrizabalaga / Fin de año
Es viernes 31 de Diciembre. En las oficinas acostumbramos trabajar hasta las doce horas en esta fecha.
Ya casi es mediodía y tal vez para fastidiarme mi jefe me envía con un regalo empresario para su hermano, dueño de otra pujante empresa tecnológica.
Las oficinas de ambas empresas distan media cuadra una de otra. Y aquí voy yo empapado en sudor cargando esta caja recorriendo el microcentro porteño.
Cómo si todo se confabulara en mi contra, el semáforo me corta el paso justo en el cruce de la esquina. Resoplo de bronca mirando al piso. Luego alzo la vista despacio como si intentara remontar la curva de mi esperanza. Hago un paneo por todos los que esperan cruzar y no encuentro nada gratificante.
-¡Epa! ¿Y eso?
Casi no la reconozco. Se ha atado el pelo mostrando una imagen que desconocía.
Me mira y le divierte mi sorpresa.
No puedo evitar que mi mente se dispare y proyecte una sucesión de momentos en su compañía.
Desde el sí a mi propuesta inicial, pasando por todo lo que la vida les ofrece a los que se aman. Hasta llegar a la madurez y una compañía relajada, rodeados de hijos y nietos. Mi cabeza recorre a toda velocidad décadas de recuerdos futuros.
Mi gratitud para con ella me desborda.
La luz cambia y nos ponemos en marcha para cruzar.
Cuando nos encontramos en el medio de la Avenida, la miro y no puedo evitar hablarle:
-Quiero agradecerte por la vida tan hermosa que tendremos juntos. He sido bendecido por el regalo de tenerte a mi lado. Te amo más que nunca.
Una alarma suena en mi mente recordándome que es la primera vez que le dirijo la palabra.
Ella se detiene como si un chorro de agua fría se deslizara por su espalda caliente. Retrocede con la boca abierta de asombro. Se acerca despacio y me besa con ternura.
Dejo caer la caja y ella sus carpetas.
Nos abrazamos.
Un joven cabo de la policía se acerca inseguro para decirnos:
-Les voy a solicitar al masculino y a la femenina que continúen con la operatoria en la vereda, para así reestablecer el tráfico vehicular, por favor.
Ya en la seguridad de la acera, ella me pregunta:
-Y entonces, ¿cómo seguimos…?
Miles de papelitos caen desde las ventanas más altas de los edificios cubriéndolo todo con un manto blanco.
Yo tomo su mano y le respondo:
- Es por aquí.
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Marcelo Arrizabalaga.
Buenos Aires, 3/1/2022. |
Texto agregado el 03-01-2022, y leído por 202
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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10-01-2022 |
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Muy bueno, me encantó!! Saludos ome |
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05-01-2022 |
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Me encantó leer tu cuento,buena narrativa.Felicitaciones! plumi |
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04-01-2022 |
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Sí pudiera, Marcelo, cambiar mi forma de 'garabatear' por tu forma de escribir: lo haría. Excelente ambientación, mágica forma de formular un 'diálogo' y mejor forma de recomenzar. Te felicito. peco |
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04-01-2022 |
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-Excelente término de año y ambos comenzando a transitar el 2022 por el camino del nuevo enero. ¿Y la caja? -Saludos y felicidades. vicenterreramarquez |
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04-01-2022 |
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:) Me gusta la forma de escribir. harryhaller |
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04-01-2022 |
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Hermoso y romántico texto, Marcelo. Me gustó mucho. Saludos y feliz año 2022. maparo55 |
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