DISYUNTIVA EXISTENCIAL

Hola, amigos

Después de la prepa, por necio estudie filosofía. Mi familia me advirtió que era una pendejada y que al recibirme ¡ni madres de conseguir trabajo! ¿saben qué? Tenían razón.
Así, que de repente me vi de nini (ni estudio ni trabajo), eso me pasa por güey. Las chavas, ni las más feas, me pelaban. A de ser porque mi físico no despierta pasiones tormentosas, aunado a la falta de lana, es la causa de mis sinsabores.

Por fortuna los ricachones de mis tíos me rescataron, aunque de “gato”.
Don Pepe, mi tío político, bonachón, pero coscolino a más no poder, ateo, por eso todo le era permitido, sobre todo con las damas, Y si, se aventaba cada vieja de ensueño gracias a su dinero. Yo desde luego le servía de alcahuete y navegaba en su ateísmo. Me encargaba de las cuentas en el motel “Kamagua”, güisqui de 18 años para él y champán del fino para su odalisca, a ellas, además, las llevaba al pecado y después las dejaba en sus casas, satisfechas por la marmaja que le sacaban al viejo.
Mi tía, hermana de mi mamá, me ponìa como “lazo de cochino” por encubrir y ayudar a la cosa que tenía de marido, pero, comprendan: el tío me daba buen dinero que tanta falta hace. La tía no sale de la iglesia, es presidenta de todas las sociedades pías que había. Yo de vez en cuando la acompañaba ¡la necesidad es canija!

Me encontraba en un dilema: o era ateo como mi benefactor o mocho como mi pariente. La verdad, no me decidía, a veces quería ser libertino, pero, la conciencia me remordía y me volvía católico de tipo medieval. ¡Qué hacer?

El destino todo lo resuelve. En una noche de placer a don Pepe, se le apagó la luz en la suerte suprema. Salió caro resolver el lio, yo fui el encargado. Todo fue un éxito: el obispo se encargò de la misa y fue inhumado con todos los honores.

Ahora, soy católico practicante, rosario todas las tardes, misa los domingos, me confieso y comulgo cada semana. Mi tía está muy contenta conmigo. Pero, en el fondo ¡cómo extraño al tío!