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No se murió el amor parte 2

Sheila salió detrás de él asustada por miedo a su rechazo.
-Entiendo Eliseo, sabía que reaccionarias así. Pero te lo debí decir hace mucho. Yo siempre he practicado todo lo que te dije, es parte de mi sexualidad y no lo voy a cambiar.
-Necesito tiempo para digerirlo.
Sheila tomó sus cosas y se fue, sabía que Eliseo necesitaba tiempo, fue demasiada información. Eliseo es un hombre que fue criado en un rancho, macho, él manda en la cama, para él hacer esas prácticas era como estar vulnerable o débil ante una mujer o para “maricas” como le dijo su papá que eran los homosexuales.

Era jueves y Nacho no se animaba a decirle nada. Él llegaba tarde a propósito para que Alan estuvieran dormido y no tener sexo. Pero el jueves no hubo manera. Se sentó en la mesa y le daba vueltas y vueltas y eso desesperaba a Alan.
- ¿Te pasa algo? – le preguntó Alan sentado en el sillón.
-No – respondió Nacho.
Después de un rato de preguntó de nuevo.
- ¡Ay ya Ignacio! ¿Qué te pasa? Llevas rato mirándome de reojo ¡dímelo ya! – Alan le suplicó.
-No sé cómo decírtelo.
-Pues dilo ya ¿Qué pasa?
-Disfruto estar contigo en la cama. Gozo estar contigo, abrazados en la cama – Nacho comenzó a decir palabras para no llegar al punto.
-Deja de darle vueltas al tema ¿Qué pasa?
-Alan. En la cama mi rol es el de pasivo. Me gusta explorar el cuerpo, besarte, acariciarte, pero también me gusta que me lo hagan, que me besen, que me acaricien. No tengo problema con llevar los dos roles, pero no sé de ti.
- ¿Era eso? – respondió algo nervioso Alan.
El teléfono sonó, era una paciente de Alan y tomó la llamada. Cenaron en silencio. Nacho se quedó abajo en el sillón esperando a que Alan se durmiera. Rato más tarde, Nacho se acostó junto a su novio y lo sintió en la cama, pero no se acercaron en toda la noche.

Al día siguiente, Alan canceló las consultas de la mañana para ir con uno de sus maestros de la universidad, necesitaba platicar con un experto.
-Disculpe ¿el doctor Ramón Rodríguez?
- ¿Tiene cita? – pregunta la secretaria.
-En realidad no. Tengo mucho tiempo de no verlo, quiero hacerle una consulta. Yo también soy psicólogo.
-Estará complicado. Porque necesita cita.
-Alma, necesito que archives esto. ¿Alan? Que gusto verte – el psicólogo dijo.
-Doctor. Me dice su secretaria que necesito una cita.
-Para nada. Pasa, tu fuiste mi alumno. ¿la señora Ruiz?
-Está atorada en el tráfico - responde la secretaria.
-Cuando llegue, le dices que me espere – Ramón se dio cuenta de que Alan tenía algo.
Cerró la puerta y se dispuso a escucharlo.
-Tenía mucho tiempo de no verte.
-Lo sé.
-Que pasó ¿ya terminaste?
-Ya tengo cedula. Abrí un consultorio.
-Te felicito.
-Mi madre murió el año pasado.
-Lo lamento. ¿Qué le pasó?
-Después de distanciarnos le diagnosticaron cáncer de mama, y eso se la llevó – Alan se lamentó - Poco antes de la muerte de ella conocí a alguien. Estamos juntos, se llama Ignacio. Nacho y yo llevamos un año tres meses.
-Felicidades. Me da gusto que por fin estés con alguien.
-No todo es felicidad.
- ¿Qué pasa? – preguntó el psicólogo.
-Hemos tenido algunas situaciones.
- ¿Cuáles?
-Específicamente con el sexo. Ayer en la noche me dijo que su rol en la cama es pasivo y yo también lo soy. Nuestro primer encuentro fue en una cabaña, eso fue fascinante. Pero no sabía que ese era su rol.
El joven tomó aire para continuar.
-Yo lo amo, se ha convertido en un pilar en mi vida. Me protege, me quiere, me ama.
- ¿Pero?...
Alan lo miró sin saber qué decirle.

Continuará…

Texto agregado el 23-10-2021, y leído por 60 visitantes. (0 votos)


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