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Hola, estoy en proceso de publicación de un libro de cuentos, me harías un inmenso favor que si encuentras algún error o si tienes algún comentario, me lo hagas saber, desde ya muchas gracias : )



El nacimiento


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Llevaba media hora cocinando lentejas en una olla de greda, entretanto, se mantenía ocupado revisando correos electrónicos y respondiendo los que hacía falta. Era invierno, por lo que las ventanas de su diminuto departamento se encontraban cerradas con el fin de conservar el calor. De pronto, un ruido lo distrajo y de inmediato, notó que era la tapa de la olla que estaba siendo remecida por el caldo que borboteaba y se derramaba por el borde de la olla, al instante fue a la cocina y removió la tapa para evitar el exceso de temperatura. La greda, que conserva muy bien el calor, hizo que las lentejas siguieran borboteando pese a que la llama de la cocina había sido apagada por el caldo derramado. En eso, escuchó su celular y, al ver que el problema del derrame estaba resuelto, fue a su escritorio a contestar la llamada permaneciendo largo rato conversando con un viejo amigo y al colgar, notó algo extraño; se sentía lento, le dolía la cabeza y notó con su corazón acelerado, que el ambiente estaba pesado y que entre el olor a lentejas, se podía distinguir olor a gas. Ante esta señal de peligro, se paró agitado y dando tres pasos atolondrados hacia la cocina, se desplomó perdiendo el conocimiento.

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Fue instantáneo, comprendió de inmediato lo que había sucedido, estaba vivo, pero muerto, realmente no tenía como saberlo, pero así lo percibía, tal como se puede percibir el agua al beber. Sus emociones estaban bloqueadas y lo único que pudo sentir fue paz.
De pronto divisó a un ser de formas humanas que por su aspecto, podría ser identificado como una mujer, le sonreía y al acercársele, notó que con gestos, le señalaba que lo siguiera. Al dar con ella le tomó su mano y abriendo un pasadizo en la nada, le indicó que ingresara.

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El lugar era completamente diferente a todo lo que había visto en lo que él consideraba la realidad. El color de fondo era blanco y el contorno de casi todo lo que se apreciaba era negro, color que también rellenaba algunos espacios; así como lo hacía el amarillo, el azul y el rojo, no se divisaban otros colores. Las formas eran mas peculiares aún, había todo tipo de objetos, edificaciones, artilugios y seres de diversas formas que hacían su cotidianeidad como si nada, algunos que pasaron cerca de él lo saludaron amablemente, otros lo ignoraron sumidos en sus quehaceres, el lugar parecía no tener límites. Cuando se vió a sí mismo, sus extremidades y todo lo que pudo ver de si, era tan anómalo como lo que lo rodeaba.

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Pasó el tiempo y ya estaba integrado al día a día de aquel lugar, comprendió perfectamente el idioma sin siquiera haber pasado un segundo desde su llegada, entender sus costumbres también fue inmediato. Ya había hecho amigos, hacía una labor; otras veces no hacía nada, otras se divertía, otras se aburría así como pasaba antes de su llegada, tal cual como antes, solo que esta vez, tenía pleno recuerdo de su vida pasada y peso a esto, aceptó su nuevo devenir conforme y sin cuestionar lo que había dejado atrás.

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Se mantuvo así hasta que notó que en aquel lugar, la imaginación influía en absolutamente todo, si imaginaba algo, esto sucedía, no como realmente había imaginado, pero sucedía de una u otra forma. Era como si la imaginación de todos los seres que habitaban en aquel lugar influyera en todo y estas imaginaciones, se resbalaran unas con otras buscando dar forma a lo imaginado por cada individuo, dando con esto, un resultado que a todos dejaba parcialmente conforme. Luego notó que si soltaba las riendas de su imaginación, podía hacerla resbalar hacia los contornos de lo inimaginable para otros y así, conformó su propio territorio, luego un planeta y al instante un universo y en él, se mantuvo inmerso por tiempos inconmensurables.

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Estaba en éxtasis, en ese universo propio era algo así como un dios, todo funcionaba a su antojo, sus deseos eran plena realidad, no había contraparte, ya no era necesario compartir, ni colaborar, ni hacer esfuerzo alguno para que sucediera lo anhelado. Pasó momentos gloriosos, fue a los confines de lo que su imaginación le pudo otorgar, viajó al exterior y al interior notando así, que las cosas más grandes resultaban igual que las cosas más pequeñas, todo dependía de la perspectiva, el tiempo parecía no acabarse y emanaba como una fuente sin límites en plena disposición para su goce.

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Como un cubo de mantequilla en el sartén, el tiempo terminó por desvanecerse para él, plano como el presente continuo, atrás y adelante eran lo mismo, arriba y abajo igual, ya lo había imaginado todo, incluso ya había repetido más de una vez gran parte de su imaginario. Como un avatar había sido otros, todos y todos a la vez y todas la combinaciones de seres posibles. Realmente ya no quedaba nada y si quedaba algo, eran solo las cosas que no quería imaginar. Quedó impávido, todo el universo que había creado se esfumó y en su desesperación por no tener nada para sostener su creación, comenzó a asomarse en lo que no quería imaginar, pero regresó al instante como quién saca el dedo al tocar un fierro caliente.

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La inmovilidad se convirtió en plenitud, nada en absoluto, todo era nada y nada todo y creyó con esto que había llegado al fin, pero algo le perturbaba, un algo permanente. Lo único que mantenía en su mente en esa plenitud era que todavía le quedaba algo por imaginar y cada vez, ese algo se hizo más grande y más grande aún, casi como una realidad, incluso llegó a pensar que había encontrado un hilo perdido de imaginación, pero era solo ese algo que ya lo abarcaba todo.

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Poco a poco fue tanteando en su negación y sin más que hacer, se vió inmerso en lo que no quería imaginar. Hurgó por lugares terribles, vivió las situaciones más espantosas, seres repugnantes asolaron todo lo bueno que podía recordar. Se sintió abandonado, en su grandilocuencia no tuvo a quien pedir socorro y devastado, comprendió que su imaginario negado no tenía fin y que este, lo llevaba a un acantilado sin conclusión alguna, solo era un padecer eterno que como un bucle infinito, le señalaba su infame y eterna existencia.

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Agotado detuvo su calvario y nuevamente se cobijó en la plenitud, pero ese algo seguía ahí, acallado, casi imperceptible se mantenía presto como una pequeña chispa capaz de desatar un infierno. Sintiéndose acorralado dedujo entonces que la solución debía estar en su “yo”, era lo único que le quedaba. Como el dios que se autopercibía, le aterraba la idea de perder el control de sus deseos, hace mucho que no recordaba cómo había llegado hasta ahí y en su vasta grandeza e inmensa ignorancia, se vió diminuto, desnudo, nuevo e indefenso y en ese preciso momento, liberándose de su ser, amasó esa incipiente idea y al imaginarla…

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…nació.





Texto agregado el 22-10-2021, y leído por 96 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
23-10-2021 Muy buen cuento, tu narrativa atrapa al lector. Describes el otro plano de existencia con mucha imaginación. Y el desenlace cuando vuelve a nacer esta genial... con un suspenso original. Vas bien, sigue adelante!!! spirits
23-10-2021 Muy original. Bien escrito. Gracias por compartirlo. Marcelo_Arrizabalaga
23-10-2021 Ernesto, me pareció simplemente genial. De haber tenido un error, lo hubiese percibido y al instante te lo hubiese comunicado pero no…Excelente. MujerDiosa
 
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