A cortar las diferencias

Hoy desperté totalmente igualitario. Me dije: no quiero diferencias, no quiero oír hablar de violencia de género, que da la impresión de que los sastres y los modistas se han levantado en agujas y nos quieren coser a tiros. Esa agresión me resulta desmedida y yo la pongo en tela de juicio. Quiero igualdad en el trato y en la trata. Pretendo correspondencia entre el hombre y la mujer: que vuelvan las cartas de amor y no mensajes electrónicos, ¡Basta de amor virtual! Si todos son iguales a los ojos de Dios ¿por qué existen tantas diferencias? ¿Acaso Dios es tuerto?
Todos los días se dan a conocer nuevos casos de mujeres golpeadas, humilladas, heridas en su amor propio y en su propio cuerpo. Me resulta verdaderamente extraño que no reaccionen y se queden de brazos cruzados sin intentar defensa alguna. ¿Qué pasó con el ejemplo de Lorena Bobbit? Ella sí tuvo las agallas para cortar por lo enfermo, de separar la paja del heno, de despojar al marido del cetro real que la sometía sin compasión. Hoy disfruta en paz esa acefalía.
Y basta de violencia! (de cualquier género).