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Inicio / Cuenteros Locales / AlexVillalpandoS / Un, dos, tres por Alex

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Este es un testimonio, uno entre tantos. Uno que es mío y no de esos tantos. Allá ellos con sus testimonios.
Todo sucedió un martes por la mañana. Otro martes poco común. A cuatro minutos de llegar, me dije, y si lo tengo. Y si no es falsa alarma, y si soy tan desafortunado. Suspiré, y miré al vacío por unos segundos, miré la realidad, porque no sabía qué más mirar, y continué adelante.
Llegando al lugar sentía cada vez más temor, no por mi estado (porque siendo sincero, me sentía bien), sino por el simple y llano hecho de adquirirlo. Bueno fuera algo a lo que se pueda decir, “no gracias”. Pero eso ya no dependía de mí.
Al hablar con la asistente ella me hizo esperar los minutos más inciertos en mucho tiempo. Mientras esperaba de repente sentí un poco de tranquilidad al ver a otras personas en el mismo lugar, pocas, pero calmadas. Mi breve calma. Llegó la asistente, y me entregó el documento. Al abrirlo, casi no tan desesperado (y es que no quise sentirme así) leí lo que no quería leer. “Detectado” decía.
Volví hacia la enfermera y le dije, queriendo no creerlo, “No entiendo, ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué tengo el coronavirus?” Pregunté con tono poco hilarante. A lo que ella asentó la cabeza y con voz baja me dijo “sí” (haciéndome notar con sus gestos que no tenía por qué llamar la atención de las demás personas). Mi mirada en ese momento resultó perderse, como yo también. Inmediatamente le inundé de varias preguntas que decían una única cosa. ¿Y ahora qué hago? Ella muy empática y paciente me decía que siga los protocolos de distanciamiento e instrucciones que me dio la doctora, en la consulta previa a mi detección. Agradecí a pesar de aún no haber pisado tierra y tampoco saber qué hacer.
Caminé desesperanzado, meditabundo. Miraba a mi rededor y no quería que nadie me mire. Era un excluido de la sociedad, era un peligro andante (si fuera un zombi quizá me sentiría así). Había ocurrido. Me dolía, no por mi salud, pues me sentía relativamente estable. Sino por ser un portador, y por todas las personas que me rodeaban. En especial dos. Mi esposa y mi bebe.
Sin embargo, la compasión, el amor y el apoyo de mis cercanos me hicieron sentir menos deprimido. Menos amenazante (menos zombi).
Hoy, sintiendo una mejora física y espiritual (a pesar de continuar aislado en mi hogar), puedo ver esta realidad de manera distinta. Veo una luz de esperanza. Una oportunidad más para aquellos que han dado testimonio y están aquí, y para otros tantos que aún no. Ojalá que no.

Y allá ellos.

Texto agregado el 17-09-2021, y leído por 65 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
18-09-2021 Bien por ti!. Saludos, Sheisan
17-09-2021 Habría que ver hasta qué punto será verdad el diagnóstico. No olvides las enormes cifras falsas ya que dan un generoso estímulo por cada supuesto C. V. detectado. Un gran abrazo sin máscara!!! MujerDiosa
17-09-2021 Interesante narración de superación propia incluyendo mandar a la mierda a los demás. Me gustó, tiene buen ritmo. Saludos desde Iquique Chile. Vejete_rockero-48
 
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