Opus 1: Mi voz exógena

Yo ya sabía que mis palabras serían reconstruidas,
pero sabía algo que mi lector no iba a leer nunca,
un difuso sentido oculto bajo mis letras ambiguas,
una interpretación mucho más allá de la consciencia
la exégesis rebelde que ni yo mismo alcanzaría
en esa escurridiza certeza entre el decir y lo dicho

Opus 2: Letras prestadas

Porque esas mis letras que no fueron nunca mías
esos sentimientos elegidos al pie de una ajena voz
no quieren hallar en la ciudad letrada su propia razón,
porque entre el signo y el significado hay un pacto
que debe dejar atrás el calculado proyecto inicial
que despertó el deseo de dejar ese algo por escrito.

Opus 3: Sentidos y palabras

Nunca hago demasiados planos al dejar el puerto,
las palabras deben encontrar su propio sentido
y no ha de ser el sentido el que encuentre las palabras,
porque entre los dos, en ese aviso de navegantes
solo cada uno habrá de encontrar su propio sentido.

Opus 4: Preguntas sin respuesta

¿Debe estar la pregunta antes que la respuesta?
Es la respuesta la puerta que abre a otra pregunta,
aporética que despierta entre delirio, sueño, razón,
enajenada lírica respondona e inconsecuente
que inefable enfrenta al creador con su propia obra.