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En defensa del pensamiento conservador

Jober Rocha

El tema principal de este artículo es tratar de mostrar que existe una gran distinción entre lo que se conoce como conservador (o pensamiento conservador), adjetivo, y lo que se conoce como conservador o conservadurismo, sustantivo; Si bien aún existe cierta confusión sobre ambos conceptos, por parte de la población, esta confusión es propiciada por ideólogos de izquierda con fines peyorativos, tratando de dar el mismo significado a los dos conceptos (sustantivo y adjetivo), con el fin de estigmatizar a esos individuos quienes piensan adjetivamente de manera conservadora, que corresponde a la calificación de actitudes e ideas prácticas cuyo tiempo e historia han sancionado.
El Pensamiento Conservador, un adjetivo, es, por tanto, aquel que afecta a los seres humanos individuales y se construye a partir de la historia del país, nación, pueblo y sociedad. Se puede pensar de manera conservadora sin pertenecer a partidos políticos conservadores, que adoptan el conservadurismo como una forma de aprovechar el poder en el tiempo y el espacio.
“El Estado consiste en un organismo vivo, que no puede separarse de la sociedad como predica el liberalismo, ni tragarse totalmente como predican el socialismo y el comunismo”, en palabras de Roger Scruton (1891-1937). Además, como sigue considerando el autor, “el pensamiento conservador aporta, en sí mismo, la perspectiva de los elementos de alguna creencia religiosa, como cruciales para la vitalidad del Estado. Sin moral cristiana (o de cualquier otra religión), por ejemplo, hay relaciones muertas entre el pasado, el presente y el futuro, tanto de individuos como de razas y países”.
Además, según el citado autor, “el pensamiento conservador tiene como objetivo, en todo momento, mantener los pies en la tierra. Mirar hacia el pasado es más efectivo que especular sobre el futuro. Valorar el orden social, en el que el Estado es un organismo que defiende los intereses públicos, respetando la vitalidad de sus células (individuos) y órganos (instituciones autónomas), son los objetivos del pensamiento conservador. Quienes tienen un pensamiento conservador no pueden admitir la mercantilización de lo invaluable, es decir, la familia, el arte, la fe y la nación”, como hacen los partidos de izquierda y su ideología marxista.
El pensamiento conservador, por tanto, puede calificarse, adjetivamente, en una actitud individual inteligente ante la vida y no en un movimiento o en una corriente política como muchos imaginan. Los partidarios de ideologías de izquierda, que se autodenominan progresistas o revolucionarias, al clasificar a determinadas personas como conservadoras, intentan atribuirles un carácter peyorativo frente al suyo, como si el hecho de pensar conservadoramente fuera algo malo y pensar de forma revolucionaria algo bueno.
Puedes ser conservador (adjetivo) en tu alimentación, en tu forma de tratar a las personas, en tu actitud hacia la religión, la filosofía y la ciencia, en tu forma de vestir, en tu gusto por la música, el arte, la literatura, etc.
Un gobierno conservador (sustantivo) de cualquier matiz, que adopte el conservadurismo como una forma de sobrevivir, en el tiempo y en el espacio, es otra cosa.
Culturalmente, el pensamiento conservador (adjetivo) valora las manifestaciones locales y una identidad nacional que conduce al patriotismo, hechos controvertidos por el comunismo, cuya doctrina internacionalista busca la abolición del patriotismo y de la identidad nacional.
En estos aspectos, indiscutiblemente, aquellos individuos cuyo pensamiento es conservador son los pilares que debe tener toda la comunidad, a fin de mantener ciertos estándares de comportamiento y ciertos valores que garanticen la cohesión social y la identificación de los individuos con la comunidad en la que se encuentran. Vivir con el objetivo de su desarrollo futuro y supervivencia.
Esta actitud de pensar de forma conservadora, a mi modo de ver, tiene un componente psicológico intrínseco a los individuos, además de ser una actitud racional e inteligente demostrada, afortunadamente, por innumerables representantes de la raza humana.
El pensamiento conservador, por tanto, como adjetivo, puede aplicarse a cualquier rama del conocimiento y a cualquier actividad humana. Peyorativamente, como suele hacerse a la izquierda, el adjetivo suele sustituirse por el sustantivo.
Como sustantivo, el término conservador distingue a quienes están a favor de la política conservadora, a quienes defienden el orden existente, cualquiera que sea su naturaleza política. Desde esta perspectiva, podemos hablar de izquierda conservadora: cualquier orden institucional puede ser conservador. Se trata de garantizar la permanencia de la situación a partir del cargo que ocupan los agentes políticos.
Al intentar presentarse como progresista, vanguardista y una alternativa revolucionaria, política e ideológica al pensamiento conservador (adjetivo), la izquierda busca ocultar su conservadurismo (sustantivo). Así, el conservadurismo, como adjetivo, que significa pensamiento conservador, que consiste en algo beneficioso para los destinos de la raza humana porque se traduce como una forma anti-imprudente de pensar y actuar, se confunde intencionalmente con el conservadurismo político como sustantivo; eso sí, antidemocrático y que conduce a dictaduras y regímenes autocráticos. Por lo general, quienes tienen un pensamiento conservador son personas que piensan y actúan de manera democrática.
Quienes no piensan y actúan de manera democrática son progresistas y revolucionarios, que no dudan en utilizar métodos brutales y violentos para alcanzar el poder y, cuando alcanzan sus metas, comienzan a exhibir un comportamiento sustancialmente conservador.
Después de lograr sus objetivos, la izquierda siempre presenta su lado sustantivamente conservador (diferente del adjetivo conservador y, hasta entonces, desconocido para el gran público), haciendo todo lo posible para mantenerse en el poder, incluso a costa de robos, asesinatos, traiciones, etc., como ha demostrado la historia, desde el fatídico año de 1917, cuando el comunismo echó raíces en Rusia.
Como simple curiosidad, menciono a continuación el número estimado de muertos, victimizados por la implantación del comunismo en varios países del mundo: China 65 millones; Unión Soviética 20 millones; Camboya 2 millones; Corea del Norte 2 millones; Países africanos 1,7 millones; Afganistán 1,5 millones; países comunistas de Europa oriental 1 millón; Vietnam 1 millón y América Latina 150 mil.
Tener un pensamiento conservador sería, por tanto, la actitud racional e inteligente de cualquier ser humano, basada en todo aquello que ya ha sido probado a lo largo de la historia y que, evidentemente, ha funcionado y ayudado a nuestra humanidad a proteger y progresar.
Lo contrario a esto sería tener un pensamiento que llevaría a una actitud imprudente, una actitud que los diccionarios definen como:
1. Lo que pueda contener riesgo; donde hay peligro; arriesgado o peligroso: siempre transitó por caminos imprudentes.
2. Alguien que demuestra imprudencia; exceso de atrevimiento: su comportamiento imprudente provocó el despido de algunos empleados.
3. El muy audaz; imprudente.
4. El que no tiene fundamento: juicio imprudente.
La izquierda tradicional siempre ha iniciado su proceso de persuasión y seducción destacando la imprudencia de sus acciones. Durante algún tiempo, en Brasil y en otros países, los partidos comunistas fueron prohibidos, así como los partidos de carácter fascista y nazi, y vivieron clandestinamente. Muchos jóvenes, en busca de aventuras, se sintieron atraídos, porque, al fin y al cabo, los comunistas iban en busca del "paraíso terrenal", contra el "establishment" (orden ideológico, económico y político que constituye una sociedad o un Estado), dominante en Brasil y otros países capitalistas, con todos los riesgos que esto representaba.
Esta propuesta despertó el sentimiento de aventura común a la mayoría de los jóvenes aún no insertados en el mercado laboral, y de ahí salieron los activistas ideológicos, panfletistas a las puertas de las fábricas; activistas políticos en universidades y en el gobierno estatal; los movimientos campesinos que querían poseer la tierra, solo para venderla y obtener algunos ingresos para gastar en bienes de consumo.
Así surgieron los partidos políticos de carácter comunista, con malos resultados en las urnas. Luego vinieron las guerrillas urbanas y rurales. Al menos en nuestro país, los movimientos campesinos, que se establecieron, nunca produjeron ningún tipo de producto agrícola para ser comercializado, luego de invadir y apropiarse de tierras públicas y propiedades privadas que, al no ser totalmente destruidas de manera reivindicativa, fueron vendidas a terceros.
Más tarde, cuando los ideólogos comunistas vieron el fracaso de las guerrillas urbanas y rurales, comenzaron a adoptar las enseñanzas de Antônio Gramsci (1891-1937), un ideólogo marxista Italiano que propuso la toma del poder por medios pacíficos. Sus objetivos eran lograr que la izquierda obtuviera la hegemonía en la sociedad civil; obtener hegemonía en la sociedad política (Estado); establecer el dominio del intelectual colectivo (partido de clase) y silenciar a los intelectuales independientes.
El método que se debería utilizar, según Gramsci, sería llevar a cabo la transformación intelectual y moral de la sociedad abandonando sus tradiciones, usos y costumbres, cambiando los valores culturales de forma progresiva y continua; introduciendo nuevos conceptos que, absorbidos por las personas, crearían el llamado sentido común modificado, generando una conciencia homogénea construida con sutileza y sin aparente contenido ideológico, buscando identificarse con las ansiedades y necesidades no satisfechas por el gobierno.
Así, se instauraría el afán de cambio hacia un mundo nuevo, con la sociedad controlada a través de los mecanismos de una llamada democracia popular, donde los librepensadores, temiendo la etiqueta de retrógrados, alienados o conservadores, se someterían a una prisión sin rejillas silenciadoras de la voz de la divergencia que existe en sí misma y que se deja vencer por el sentido común modificado, de inspiración y naturaleza marxista.
Este sentido común modificado continuaría intoxicando a la sociedad (Iglesia, Familia, Escuela, Gobierno y Medios) bajo la égida del Estado, siendo utilizado para reducir y reprimir la capacidad de reacción individual y colectiva.
En ese momento, según Gramsci, se construirían las bases para la toma del poder y la consecuente implantación del Estado socialista. Aquí, en el continente sudamericano, del llamado Socialismo Bolivariano.
Vean, entonces, mis queridos amigos, que es importante distinguir el pensamiento conservador individual, como adjetivo, del conservadurismo político, como sustantivo, de gobiernos y partidos gobernantes, que también tienen partidos de oposición en su contra.
Todos los partidos que llegan al poder, especialmente los de ideología marxista, adoptan el conservadurismo como arma para perpetuarse en el tiempo y el espacio. Como alguien ha dicho: todo revolucionario de izquierda, que se presenta a sí mismo como progresista y anti-conservador, se convierte en partidario del conservadurismo, después de que su revolución triunfa.
Muchos ciudadanos que piensan de manera conservadora se oponen a políticas que dicen ser reformistas y quieren hacer del país un laboratorio para probar teorías político-ideológicas y económicas, muchas veces ya ensayadas y sin éxito en otros países, sin embargo, democráticamente, aceptan los resultados de las encuestas. Lo contrario es que normalmente no sucede. Cuando la izquierda pierde en las urnas, no acepta esta pérdida y quiere emprender el enfrentamiento y la violencia, de manera antidemocrática.
Como se mencionó anteriormente, el Gramscismo, adoptado por el Foro de São Paulo como un método pacífico para la implantación del socialismo bolivariano en Brasil, y en todo el continente, intentó impedir, en las últimas tres décadas, la expansión del pensamiento conservador, de sus defensores y de sus ideólogos en nuestro país. En las universidades públicas, en general, los profesores eran todos marxistas o de izquierda. Los maestros identificados como pensadores conservadores o de derecha simplemente fueron rechazados y abandonados sin clases.
Los gobiernos, incluso reaccionarios, progresistas, radicales, liberales o reformistas, adoptan siempre el conservadurismo, posición que defendería, por tanto, la continuidad y estabilidad de las instituciones que crearon o mantuvieron y las costumbres impuestas por ellas, oponiéndose a cualquier tipo de cambio.
En mi opinión, por tanto, el sustantivo conservador es bastante diferente del adjetivo conservador, que es una característica inherente a la forma de pensar de los seres humanos.
Los partidos de tendencia socialista, comunista, capitalista, fascista y nazi son siempre conservadores después de ser instalados en el gobierno y hacen uso del conservadurismo para perpetuarse en el poder; aunque la izquierda intenta dar la misma connotación entre el concepto de pensamiento conservador, adjetivo, y el de conservadurismo, sustantivo, tratando de confundir ambas cosas.
Las personas cuyos pensamientos son conservadores, como los votantes, buscan votar por partidos que tienen programas de gobierno de acuerdo con lo que piensan y creen que es mejor para ellos y su país. Sin embargo, muchos partidos, con tendencias marxistas, tienen varios elementos en sus programas de gobierno que sensibilizan a los votantes conservadores en algunos de sus aspectos; sin embargo, que estos partidos no pretenden llevar a cabo, en caso de que lleguen al poder. Solo quieren obtener votos de los votantes de la derecha.
Por lo tanto, los partidos de izquierda presentan elementos de interés para la derecha en sus programas y viceversa, para engañar a los votantes y obtener votos de posibles oponentes. En nuestro país no existe ningún mecanismo que obligue a los partidos políticos y candidatos a cumplir con lo prometido, por escrito o verbalmente, antes de las elecciones.
El Código de Defensa del Votante aún no ha sido inventado por nuestros juristas y cualquier candidato o partido puede mentir a voluntad, sin mayores consecuencias; aunque, en mi opinión, el mecanismo de elección es un contrato de facto, no escrito, donde una de las partes, el candidato, promete realizar un determinado servicio (hacer leyes, presentar proyectos, etc.) y la otra promete pagar su sueldos y gratificaciones (los políticos electos viven de los recursos públicos obtenidos de la recaudación de impuestos de los votantes y de la población en general).
Esta relación contractual, de hecho, podría ser objeto de un Código de Defensa del Votante, ya que este constituye el parte más débil tras la elección, muchas veces obtenida esta de forma fraudulenta y / o mediante publicidad engañosa.

Texto agregado el 25-07-2021, y leído por 128 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
25-07-2021 En definitiva se trata de ser fiel a un ideario, como afirmaba descartes en su segunda proposición de la moral provisional. Yo me enorgullezco de ser fiel al cristianismo y a los valores que propugna la Iglesia Católica. Felicitaciones y un afectuoso saludo. Altamira
25-07-2021 "Todo revolucionario de izquierda, que se presenta a sí mismo como progresista y anti-conservador, se convierte en partidario del conservadurismo." Esto no es correcto. El revolucionario se convierte, frecuentemente, en "dogmático". Hay una diferencia. También existe una gran diferencia entre el "conservador" del siglo XX del tipo Reagan y el "conservador" actual del tipo Trump (QAnon, conspiracionista, alt right, etc). Interesante articulo. ValentinoHND
 
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