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Sobre la falta de temas para escribir

Jober Rocha

(Reflexión irónica)

Cualquier escritor estará de acuerdo en que hablar de la falta de temas para escribir es una de las cosas más difíciles que hay.
El tema, sea el que sea, tiene la propiedad de llenar (buenas o malas) todas las líneas de una página y motiva al lector a seguir el razonamiento del escritor hasta el final del texto.
La falta de tema, a su vez, abordado en algún texto, tiene que estar bien manejada (incluso diría que con cierta maestría), para que quienes lean el mismo no lo abandonen enseguida y se dediquen a alguna tarea o actividad más útil
Entonces, como ven mis amigos, no es fácil encontrarse frente al teclado y no tener ningún tema interesante en la mente del que hablar durante, al menos, algunas páginas.
Yo compararía este sentimiento de agonía y desesperación que experimentan algunos escritores, a medida que atraviesan la situación, con el mismo sentimiento de un preso a punto de ser fusilado frente al pelotón de soldados que ya se están poniendo en forma, recibiendo municiones y alimentando sus armas, bajo la mirada seria del comandante que pronto dará las tres órdenes fatales: ¡Prepárense! ¡Apuntar! ¡Fuego!
Estoy convencido de que es el mismo sentimiento que sintieron los presos franceses cuando los llevaban en vagones de la prisión a la Place de Grève (o la actual Place de l'Hôtel de Ville) en París, donde perderían la cabeza en la famosa guillotina.
El célebre escritor francés Víctor Hugo, por supuesto, pasando por un momento como el que me encuentro hoy (es decir, sin ninguna imaginación de qué escribir) y quizás teniendo la misma idea de comparar lo que sentí con la sensación que tuve de los presos, debió haber decidido escribir su obra conocida como “El último día de un condenado”, logrando, con mucho trabajo, llegar a unas cincuenta páginas.
Miren a mis amigos que, incluso para un escritor famoso como él, a menudo pueden ocurrir momentos de total ausencia de ideas.
¿Qué les dirá, entonces, a quienes, como yo, todavía se arrastran por el mundo de la literatura?
Desde la época de los sofistas, en la antigua Grecia, el arte de reclutar lectores y oyentes ya formaba parte de la Filosofía y fue estudiada y mejorada. La sofistería, como sabemos, consiste en un razonamiento engañoso que pretende defender algo falso y confundir al que contradice con el sofista. El sofista siempre actúa de mala fe y su objetivo es ganar la discusión, incluso si se equivoca.
Los sofistas griegos más conocidos fueron Protágoras, Gorgias, Hipias, Lycophron, Prodicus, Trasimaco y Callicles.
Los sofistas, por tanto, eran maestros en hacer convincentes las posiciones impopulares; todavía, haciendo del argumento más débil el argumento más fuerte y haciendo sólo uso de falacias. Asimismo, cuando se trataba de escritores sofistas, sus textos buscaban confundir y distraer a los lectores de la tesis en discusión, provocando que, al final, tuvieran esa extraña sensación de que no habían absorbido ni aprendido nada de ese texto que habían leído.
El filósofo Arthur Schopenhauer, en su obra 'Cómo ganar un debate sin tener razón', estableció 38 estratagemas de la llamada Dialéctica Eristica, conformando un verdadero catálogo de tramposos muy interesantes, cuya idea no era enseñar al lector a engañar, pero, solo preparlo para defenderse de los argumentos deshonestos de sus oponentes en posibles debates.
Como ven mis compañeros lectores, el mundo de la literatura está lleno de textos filosóficos, novelas, cuentos, ensayos, crónicas, poemas, trabajos científicos, etc. escrito por unos pocos escritores que realmente tienen algo que decir y por muchos que, al no tener nada, solo quieren que se les pague bien por su tiempo.
La mayoría de los que escriben con frecuencia tienen como único objetivo vender palabras a lectores ávidos de conocimiento y / o distracción. Sin embargo, en muy pocos textos los lectores encontrarán lo que realmente buscan. En ocasiones, las grandes bibliotecas privadas están formadas por obras que no han sido leídas o, muchas veces, solo navegadas, porque tratan temas poco interesantes, que solo se encuentran después de la adquisición de las obras literarias.
La pieza literaria sobre la falta de temas para escribir que muestra su valor, en mi modesta forma de ver, es aquella en la que el lector sigue leyendo con interés hasta el final, como ustedes, mis amigos, lo hicieron...

Texto agregado el 16-06-2021, y leído por 114 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
17-06-2021 Interesante tu reflexión. Los temas, en realidad, son pocos y los mismos desde siempre; lo difícil es encontrar ideas nuevas al interno de esos temas tradicionales: la muerte, el amor, etc. remos
17-06-2021 Nada para decir pero me has enseñado algunas cosas. Gracias! Viento_sur
17-06-2021 Una perla cultural muy de agradecer. Felicitaciones. Un afectuoso saludo. Altamira
16-06-2021 Cero qué ver. eRRe
 
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