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Inicio / Cuenteros Locales / carlosivankelso / LOS NUEVE CARLOS ASESINOS DE LAS ESPAÑAS (Parte 1/2)

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Valeria era una joven argentina, de no más de veinticinco años, que vivía en Madrid, la bella ciudad capital del Reino de España, en el centro mismo de la península ibérica. La joven trabajaba en un hotel del centro de Madrid, y un buen día de otoño, en el octubre madrileño, que ingresaba a trabajar después del mediodía, salió a caminar por la mañana por el Parque del Retiro.
- Niña – le dijo una gitana - ¿Quieres que te lea la buena fortuna?
- Vale – respondió Valeria en una expresión típica española que Valeria había incorporado a su habla y que no significaba estar de acuerdo con lo que le proponía la gitana y no hacía referencia alguna a su nombre.
La chica le extendió la mano y la gitana comenzó a leer las líneas de la mano, y mientras lo hacía, su rostro comenzó a mostrar preocupación primero y horror después.
- ¿Qué ocurre? – preguntó un tanto alterada Valeria.
- No habrá otro invierno ni primavera para vos, Valeria. Morirás este otoño – dijo la gitana como quien emite una sentencia de muerte, y de esa manera resonó en los oídos de Valeria.
- ¿Moriré este otoño? – balbuceó Valeria, sin tener conciencia de lo que estaba diciendo.
- Serás asesinada por un asesino que se llama Carlos, con pies muy grandes y olorosos, te asesinará y te tirará un Queso – señaló la gitana como quien emite un veredicto final – serás asesinada por “el Quesón de las Españas”.
- No podrás escapar a tu destino, que es ese, ser asesinada por Carlos, por Carlos el Quesón de las Españas, ese asesino serial matamujeres, tiraquesos, y patón cuyos pies grandes apestan. Ni intentes defenderte. Cualquier cosa que hagas solo acelerará tu propio asesinato. No podrás escapar a tu destino.
Valeria no pronuncio palabra alguna. Se fue de la gitana sin decir palabra alguna, como aturdida, las palabras de la gitana resonaban como una sentencia en sus oídos una y otra vez. “Asesino” “Carlos” “Pies” “Asesinada” “Queso” un nombre y palabras que empezaron a repetirse una y otra vez, como un disco rayado, en la mente de Valeria.
Finalmente, se sentó en un banco del Parque del Retiro y en el celular googleó “Carlos, el Quesón de las Españas” y allí se enteró de la existencia de un asesino serial que venía asolando a todo el Reino de España desde hacía un año atrás. Nueve mujeres habían sido asesinadas en nueve ciudades diferentes de España, en un asesinato que parecía repetirse como una suerte de mandato bíblico cada cuarenta días y cuarenta noches. Todos los asesinatos tenían en común que sobre los cadáveres de todas las víctimas apareció un enorme Queso Emmenthal, de colosal tamaño, y muchos agujeros. Bilbao, Sevilla, Barcelona, La Coruña, Zaragoza, Málaga, Valencia, Granada y Salamanca, todas las ciudades asoladas por el asesino, que aún no había asesinado en Madrid.
Aunque la Guardia Civil había sido inútil en descubrir al asesino, una serie de mensajes enviados a las autoridades policiales y a los medios de comunicación firmados por “Carlos, el Quesón de las Españas” habían bautizado así al asesino, aunque no existía prueba alguna de quien era o sí se llamaba realmente Carlos.
Lo cierto es que Valeria quedó aterrorizada y deshecha, peor que si le hubieran diagnosticado una enfermedad incurable, y permaneció inmóvil, sentada en un banco, con la mirada perdida hasta que finalmente se dio cuenta que ya era la hora de entrar a su trabajo. Llegó tarde al mismo, pero no le importó. Pensaba reanudar su trabajo en el hotel donde trabajaba en la conserjería, agarró la lista de los huéspedes que se alojaban en el hotel y para su sorpresa, o su terror, se dio cuenta que ese mismo día, como llegados simultáneamente, habían llegado al hotel nueve huéspedes nuevos, y los nueve se llamaban Carlos. Esta vez el asesino había decidido atacar en Madrid y Valeria, no tenía dudas, era uno de ellos, era uno de esos Carlos.
Valeria repasó la lista de los “nueve Carlos”, nueve, como las ciudades donde había atacado el asesino, nueve, como las víctimas del asesino, del Quesón, del matamujeres y tiraquesos.
1. CARLOS MEDINA, joven cantante conocido como “Medio Azul” o “Charly Calibra”
2. CARLOS FERNANDEZ, modelo madrileño
3. CARLOS LAZO, físico culturalista de origen cubano, con residencia en Barcelona
4. CARLOS SAN JUAN, modelo canario
5. CARLOS BARBERO, ex jugador
6. CARLOS ARRIETA, modelo catalán
7. CARLOS ALOCEN, baloncestista del Real Madrid
8. CARLOS MATURANA, modelo andaluz, consagrado “Míster Universo 2012”
9. CARLOS GOMEZ DÍAZ, modelo canario
Valeria vio la lista y no tenía dudas: uno de ellos era el asesino, y ella sería su próxima víctima, pero ¿Cuál de ellos era el asesino?
- ¿Ocurre algo Valeria? – le dijo la señora Carmen Sánchez, su jefa en el Hotel – te notó muy desconcentrada niña, como ida, como si no estuvieras aquí.
- Es que – dijo Valeria improvisando – no he dormido bien, estoy con un problema familiar en Argentina, y tuve que comunicarme con mi país, era la madrugada de aquí, de España.
- Ay niña – le dijo la señora Carmen – no os preocupéis, ve a descansar un rato a alguna de las habitaciones que está vacía, la 415, ve con tranquilidad, descansa un rato, y despues te reintegras a tu trabajo, a esta hora no hay mucho trabajo en el hotel.
- Muchas gracias señora Carmen.
- Sí, como la Carmen de España – dijo la jefa.
- Me llama la atención la lista de pasajeros – le dijo Valeria – muchos modelos de nombre Carlos, han llegado todos juntos.
- Ay sí niña – le contestó la Señora Carmen – esas casualidades que tiene la vida, un refrán que escuché en tu país, una de las muchas veces que estuve por ahí, decía “para un Carlos no hay nada mejor que otro Carlos”, je, je, ve niña, descansa un rato.
Valeria le hizo caso a su jefa y se dirigió a la habitación 415, que estaba vacía, se acostó en la cama, y comenzó a dormir, de repente, su sueño se vio interrumpido por algo que le tiraron encima. Valeria se despertó de repente y vio que sobre su cuerpo había un enorme Queso, un Queso de tamaño colosal, Valeria intentó sacarse de encima aquel Queso, pero al hacerlo, notó que un enorme pie, de un tamaño colosal, estaba sobre su rostro, era un pie gigante de hombre, un pie izquierdo para ser preciso, con un olor a Queso apestante, intenso, sofocante y asfixiante.
- ¿Quién eres? – dijo Valeria.
- Carlos. Soy Carlos. Mi nombre es Carlos – respondió una voz masculina.
(continuará)

Texto agregado el 16-02-2021, y leído por 58 visitantes. (1 voto)


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