El padre preocupado por el futuro de su hijo, un día le dijo:
-Hijo mío, te has retirado tres veces de la universidad, no has terminado ninguna carrera. No sé que será de ti en el futuro.
El hijo lo quedó mirando con rabia, luego le contestó:
-No te preocupes papá, si te estoy estorbando me lo dices y de inmediato me voy de la casa.
El padre no pudo disimular el desconsuelo que le produjo la respuesta de José, pero no se quedó callado, de inmediato le dijo:
-No te enojes, es por tu bien, yo preocupado por hacer de ti un ciudadano ejemplar, veo que mi esfuerzo no vale la pena, no has salido con nada hasta ahora y seguro que más adelante seguirás por las mismas.
En lugar de seguir hablando con calma, empezaron a discutir, la situación se fue tornando cada minuto más tensa, hasta que llegó un momento en que el padre le dijo:
-Ahora mismo te me vas a la mierda y no vuleves más por acá.
Las palabras le cayeron a José como un baldado de agua fría en la media noche. Quería contestar, pero las palabras no salían de su garganta, a pesar del esfuerzo que hacía. Sé quedó pensativo por un largo instante, luego se rascó la cabeza, enseguida respiró profundo y al fin logró responderle al padre que al verlo así empezó a sollozar.
-Y será que ese lugar existe, de ser así ya mismo voy a buscarla.
En una maleta vieja empacó toda la ropa que pudo y salió rápido de la casa con dirección hacia un hotel viejo, allí se alojó por mucho tiempo. El padre no le mandaba ni un peso. José le había llamado al otro día de estar en el hotel para darle la dirección donde se encontraba. Al tercer día salió a buscar ese lugar que solo para el padre existía en su imaginación; en momento de rabia solemos decir aquello que dijo el padre a José. Es tan rico mandar a alguien para la mierda, se siente una satisfacción indescriptible. Más alegría se siente cuando esa persona no tiene ni para el pasaje y uno termina dando el pasaje solo de ida. José empezó a buscar trabajo, pero nadie lo contrataba, ante aquella circunstancia tuvo que vender su moto y su computador para poder pagar al propietario del hotel, que ya estaba a punto de echarlo, no sin antes darle una muñequera de esas que no se olvidan jamás.
Cuando todo parecía que no lo llamarían de ninguna parte, lo llamaron de una empresa con suma urgencia. José se bañó de inmediato, luego se puso su pinta dominguera, se echó un perfume barato y se fue a esperar un bus del transporte masivo que lo llevara cerca de esa dirección. Tenía que ir a la carrera 7 # 10-00, Bogotá, Cundinamarca. El bus iba muy lleno de pasajeros. Se arrugó su pinta dominguera, José maldecía porque el bus iba muy lento por los trancones que se presentan a esa hora. Al cabo de una hora se bajó y con paso firme se dirigió a esa dirección. Antes de llegar le preguntó a un vendedor ambulante si ya estaba cerca, ante lo cual le vendedor le dijo:
-Esa mierda queda a tres cuadras de aquí.
José siguió por donde le había señalado el vendedor, estaba seguro que ahí le darían el trabajo que tanto anhelaba. Por fin llegó, enseguida le preguntó al guarda de seguridad si la dirección era esa. Ante la pregunta el guarda le respondió:
-Esta mierda es aquí.
José se acordó de inmediato de eso que le había dicho su padre unos meses atrás y se dijo así mismo: "mi padre tiene razón la mierda existe". Con gran alegría y decisión siguió a las instalaciones del congreso de Colombia. De un momento a otro le salieron alas y fue a posarse en la mierda.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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