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EL FANTASMA DE LACABAÑA


Marian tomó su carro y corrió a gran velocidad hacia una cabaña de su propiedad, que estaba a pocos kilómetros de su casa, estaba huyendo, sus ojos estaban llenos de lágrimas, pues había oído que sus padres viajarían de nuevo a Europa, dejándola como siempre, con su Nana. Su madre joven aún, altiva, regía, frívola, no le gustaba compartir con su hija los viajes de placer que siempre hacía con su padre.
La cabaña estaba obscura, ella sintió un pequeño ruido y gritó nerviosamente, ¿hay alguien allí?, de pronto todo quedó en silencio, tomó las llaves toda nerviosa y bruscamente abrió la puerta, prendió la chimenea y dio rienda suelta a su dolor, lloró desconsoladamente, repentinamente se oyó un murmullo que se convirtió en un quejido desgarrador, esta vio la hora y era justamente las 12 de la noche, sintió un escalofrío y quedó paralizada de terror, luego se abrió una ventana y entró un aire frío, esta tomó aliento y armándose de valor trató de cerrarla pero se puso pesada, no sabía que hacer, trató de abrir la puerta pero está estaba trabada, al voltear hacia la chimenea, vio a un hombre que ella no supo de donde le salió, que miraba fijamente al techo y sin mover ni un solo musculo de su cara, esta se inmuto y quedo muda, contemplando aquel hombre de apariencia varonil y curtido por el sol, trato de hablarle tartamudeando, se…se… señor, señor, que hace usted en mi cabaña, por donde entró, viendo que no contestaba hizo el intento de abrir de nuevo la puerta y salir corriendo, la puerta estaba cediendo pero al voltear ya no había nadie.
Marian tomó su carro y volvió a su residencia, estaba tan asustada que no supo en que momento llegó; cuando su Nana la vio se sorprendió, porqué esta venía con el rostro todo descompuesto, y con voz amable le preguntó ¿mi niña que le pasa?, estás temblando, ¿Qué le hicieron?, ¿de donde vienes? Ella toda llorosa le contó y la Nana quedó en silencio hizo un gesto, como que sabía algo de esa cabaña, pero no quiso inquietar más a su niña.
A pocos minutos bajo de sus aposentos la madre de Marian y le dijo, que te pasa, vas ha empezar con tus niñerías; esta no le contestó y salió corriendo hacia las escaleras que daban a su habitación, entonces se le acercó a la Nana diciéndole, que pasa, tu tampoco me vas a decir nada; la Nana le contestó, Sra. Yesica Marian vino muy descompuesta de la cabaña; ella respondió, no hagas mucho caso, mi hija es algo caprichosa, seguramente está resentida porque no la llevamos a nuestro viaje.
El padre de Marian aunque despistado era más consecuente con su hija la abrazó diciéndole: no te preocupes que te voy a traer un regalo de cada país donde vaya, ella con tristeza le contestó, no me importan los regalos, el mejor regalo que me puedes hacer es no dejarme por tanto tiempo sola. La madre de Marian estaba toda emocionada, lucía un traje de alta costura y mirando hacia Marian le preguntó ¿hija que tal me veo?, luces un look espectacular, como siempre te ha gustado, ¡oh gracias¡ estoy muy contenta ya me veo de shopping en New York, ésta le dijo con una sonrisa melancólica, oh madre, no seas tan vanidosa.
Pasaron los días y Marian quiso ir de nuevo a la cabaña, se dijo, voy en pleno mediodía, creo que con luz nada me va asustar, al bajarse del carro, oyó una hermosa melodía que venía de adentro de la cabaña, esto la dejo impresionada, nunca había oído una melodía tan hermosa, y poco a poco fue abriendo la puerta y cuando entró quedo impactada, el que tocaba la melodía era el mismo hombre que la había aterrorizado, pero él al verla se sorprendió y le preguntó muy cortésmente ¿Qué hace usted aquí?, y esta respondió, oh no, esto no puede estar pasándome a mi, eso mismo le preguntó a usted ¿Qué hace usted en mi cabaña? ¿y por qué estaba inmóvil hace varios días atrás? No Señorita, está equivocada, primera vez que la veo; ¿es esto una broma?, dice ella con mucha seriedad, y él le respondió Srta. siempre venía a visitar esta cabaña cuando mi hermano gemelo pasaba días aquí, él pensaba que esta cabaña no tenía dueño, porque nadie en años venia por aquí. Es verdad, está cabaña la compraron mis padres y nunca vienen para acá, pero yo venía con mi Nana cuando era una niña y me encantaba disfrutar de los paisajes, me la pasaba correteando todo el día y mi Nana siempre estaba detrás de mi cuidándome; pero en estos días quise venir a despejarme un poco, pero me fui aterrada con el susto que me dio el que pensaba que era usted.
Ahora te entiendo, mi hermano murió aquí, tuvo una decepción amorosa y se tomó un veneno y quedó muerto en un sillón, como que estuviese dormido. Mientras el hombre desconocido hablaba Marian lo contemplaba y lo oía muy atentamente. Este era varonil, de ojos grises y se expresaba muy amablemente contándole la historia de su hermano y el motivo de su envenenamiento, él pensaba que matarse era una cobardía o debilidad.
Luego de haberle contado la historia le dijo, te debo estar aburriendo ¿verdad?, oh no, es muy interesante lo que me contaste y estoy de acuerdo contigo acerca de esa clase de muerte.
Bueno no te he dicho mi nombre, me llamo Julián, tengo una industria láctea y soy un soltero empedernido, pero muy soñador, ¿y cual es tu nombre?, le preguntó él muy cortésmente; me llamo Marian, soy filósofa pero no ejerzo, me gradué hace poco. Bueno esto es muy interesante, que opinas si nos frecuentamos, me parece bien contestó ella, aunque es un poco precipitado, soy un poco recelosa para escoger mis amistades; también quiero pedirte una disculpa por haberte usurpado tu cabaña, no te preocupes le contestó ella, sé que esta cabaña tiene mucho tiempo sola, pero ahora si la voy a frecuentar más constantemente a pesar del susto.
Pasado el tiempo Julián conoció la residencia de Marian y la visitaba muy a menudo. Ya la Marian melancólica había cambiado, ahora se le veía contenta, radiante siempre estaba sonriendo. Su Nana había notado la diferencia y se sentía muy contenta por el cambio de su niña.
Julián empezó a enamorarse de Marian y le pidió matrimonio, ella era una joven de ojos verdes muy expresivos, hermosa cabellera y con una sensibilidad a flor de piel.
Empezaron los preparativos para la boda, Marian y Julián planificaron donde iban a pasar su luna de miel y acordaron pasarse una temporada en la cabaña mientras le decoraban su linda casa donde pensaban residenciarse.
De regreso de luna de miel Julián y Marian cumplieron con su cometido de irse a la cabaña, donde se encontraron que en las noches no podían dormir, sonaban las ventanas, se oían ruidos tenebrosos, la puerta se oía como que alguien la estaba abriendo, cuando Julián bajaba no era nada.
Llegaron a la conclusión de que el fantasma del hermano gemelo de Julián, su alma no estaba en paz, porque él no había realizado sus sueños de tener el amor de su vida.
A Marian se le ocurrió buscar un Sacerdote para que le bendijera la cabaña. El Sacerdote vino y la bendijo, y desde ese mismo momento en la cabaña ya no se sentía nada, el espíritu del hermano gemelo de Julián se había ido.
Marián y Julián disfrutaron momentos felices y maravillosos en la cabaña, contemplaban los hermosos paisajes y atardeceres, Marian hasta los plasmaba en un lienzo, mientras ella pintaba él tocaba el violín como solo él solía hacerlo.
La cabaña quedo como refugio de los recién casados, para cuando estuviesen estresados por el ruido de la ciudad y exceso de trabajo.

FIN

Cuento de género fantástico por:
Maite Katiuska Moreno
29-01-2021














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Texto agregado el 29-01-2021, y leído por 156 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
29-01-2021 En un mismo lugar se pueden encontrar cosas muy diferentes. El amor o la tragedia. Todo depende de lo que estemos buscando. Excelente lección, Mayte. Te dejo estrellas y un saludo grande. ***** vaya_vaya_las_palabras
 
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