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Inicio / Cuenteros Locales / carlosivankelso / LA VENGANZA DE LADY KATIUSHKA (parte 2)

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El basquetbolista no tardó en asearse (sabemos que nunca se lava los pies talle 52/53, siempre muy olorosos), agarró un enorme machete, agarró el Queso, el mismo Queso que le había dejado Pouso, y se fue a la Liga de la Pureza. Para su sorpresa e indignación a la vez, descubrió que la mentada Liga de la Pureza ocupaba la mansión victoriana donde vivía nuestra conocida Lady Dumitrescu.
- Se adueñaron de todo estas malditas de la Liga de la Pureza – dijo Sandes – así no va a quedar nada.
El basquetbolista tocó la puerta y la misma Josefina Pouso lo recibió.
- Vaya, vaya, creí que estabas muerto, el veneno que tenía ese Queso era muy poderoso.
- Intentaste asesinarme – dijo Carlos – ya varias mujeres intentaron hacerlo, pero yo siempre las asesinó a todas. Y les tiró un Queso.
Carlos Matías sacó el machete y lo puso sobre el cuello de Josefina Pouso, pudo haberle arrancado la cabeza si quería en ese momento. A pesar de sentir el frío del machete sobre su cuello, “Piernas” no se inmutó. Todo lo contrario, Pouso hasta desafío al asesino.
- ¿Me vas a asesinar? ¡Ja, ja, ja! Sí lo haces ya nada ni nadie podrá detener a la Liga de la Pureza. Ustedes los Quesones serán derrotados por la cancelación y el olvido.
- Te asesinaré – dijo Carlos Matías – como hice con cientos de mujeres, solo será un Queso más.
- ¿Un Queso más? ¡Ja, ja, ja! También dijiste lo mismo cuando te convencieron de asesinar a Maru, tu mujer, era solo un Queso más. Pero no lo hicistes, por eso sos un Quesón incompleto, inmaduro, que aún debe superar la última prueba: asesinar a su mujer.
- Sos el diablo en persona – le contestó Carlos Matías – no asesinaré a la madre de mis hijos. Otros Quesones lo han hecho, se que soy el único que no lo hizo, pero no lo haré.
- Por eso ha muerto Lady Dumitrescu – dijo Pouso – porque era una u otra. Vos elegiste, y por eso Dumitrescu consumió sus días, vivió demasiado, ja, ja, dale, sí sos tan macho, asesíname de una vez, Carlos Matías Sandes, con esas patas talle 53, esos Quesos que tenes, una revista española dice que sos “muy rocoso”, dale hacelo de una vez.
Carlos Matías blandió el machete y parecía dispuesto a asesinar a Pouso, sin ningún ritual previo, pero “Piernas” dotada del espíritu de Katyushka, lo desafiaba una y otra vez, con el machete, Carlos Matías en vez de herirla, le fue rasgando las vestiduras hasta quedar totalmente desnuda, cuando ocurrió esto, Pouso se tiró al piso, Sandes ahora puso sus pies sobre su cara.
- Te asesinaré Carlos Matías – le dijo Pouso – vas a ser derrotado, no con un Queso envenenado, ni con un arma de fuego, o un arma blanca, ya entendí que todo eso es inútil, lo haré con mi cuerpo, te venceré de otra manera, ja, ja, así lo hacía en Rusia, cuando era la malvada Karlotta Karlaz Katyushka. Ni venenos, ni revólveres, ni espadas, ni hachas, ni cuchillos, ni puñales, ni dagas, los asesinaba con mi cuerpo.
Sandes pareció aceptar el desafío, al punto que tiró el machete al piso, y se entregó a Pouso, o a la malvada rusa, que eran un solo cuerpo, primero los pies, gran intensidad, olían muy fuerte, “Piernas” los olió, chupó, besó y lamió, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, Sandes siempre lo hacía muy bien, eso le daba fuerzas, pero estaba vez parecía estar cansado.
- ¿Te están quedando sin energías, Carlos Matías?
Pouso o la rusa malvada, como prefieran, parecía redoblar la apuesta, ahora se dio vuelta, y le puso el culo a Sandes, que la cogió por ahí, con los pies primero, con la pija después. El basquetbolista estaba muy cansado, como si hubiera jugado cinco partidos al hilo, no daba más. En otro contexto, con comer Queso hubiera recobrado las fuerzas, ese era el secreto de los Quesones para estar siempre potentes, comer mucho Queso, pero el único Queso que estaba ahí era el envenenado. Carlos Matías se dio cuenta que había caído en una trampa, aunque casi no podía pensar.
- A esta altura Natalia Oreiro o Luisana Lopilato ya estaban hechas unas piltrafas, pero esta Pouso o esta rusa quiere más.
- Quiero más – dijo Pouso, con sus piernas rozagantes, Sandes intentó agarrar el machete para asesinarla, pero no pudo, tan débil que estaba, como instinto, como un animal, la penetró por la vagina, teniendo otra vez un sexo espectacular.
El basquetbolista estaba destruido, no daba más, no tenía fuerzas, estaba casi ciego, sordo, paralítico, todo a la vez, no podía pensar nada, ni moverse, exhausto…
Pouso, o la malvada rusa, aunque rozagante, solo esperaba la agonía final de su víctima.
- No cabe duda que estas hecho de una fuerza notable, Carlitos, porque a esta altura ya deberías estar muerto, pero veo que aún resistes Carlitos, la verdad que me diste un sexo espectacular Carlitos, con razón Lady Dumitrescu era tan feliz, ahora sí entiendo todo. Me gustaría que sigas viviendo Carlitos, para convertirte en mi esclavo sexual, el gran Carlitos Sandes, pero creo que ya estas agonizando, ja, ja, ja, ja.
“Carlitos” sintió Sandes, sí, “Carlitos” y encima la rusa repitió una y otra vez “Carlitos”. Aunque se llamaba Carlos, nunca en realidad le dijeron Carlitos, solo a veces en la escuela, más como broma o burla que como forma auténtica de llamarlo. Casi todos lo trataban como “Mati” o “Matías”. Pero la rusa le dijo “Carlitos” y solo una persona le decía de esa manera “Carlitos”, y esa persona era Lady Dumitrescu. Y luego de todo aquel sexo y más sexo, y a pesar de que Sandes estaba al límite de su capacidad física, el haber escuchado aquel “Carlitos” actuó como una suerte de mágico elixir, el basquetbolista recobró fuerzas, se levantó, y con sus guantes negros, tomó el machete. En un rápido movimiento colocó sus pies sobre Pouso, que asombrada, quedó paralizada.
- Lo siento Josefina Pouso, o Karlotta Karlaz Katyushka, pero tengo que hacerlo. Ja, ja, los Quesos siempre ganamos. No debiste actuar en nuestra contra.
- No, Carlos, no, serás mi esclavo sexual, como lo eras de la malvada Lady Dumitrescu.
- Era su amante, querida Pouso, no era su esclavo sexual – Carlos pusó el machete sobre el cuello de Pouso, que otra vez sintió el frío de aquel filo.
- ¡Nooooooooooooo! – gritó desesperada Josefina Pouso, o Karlotta Karlaz - ¡Maldita Dumitrescu! ¡Malditos Quesones! ¡Todos asesinos! ¡Todos basura, hijos de su Queso! ¡Volveré y me vengaré! ¡Maldito Sandes! ¡Terminarás asesinando a tu esposa! ¡Ese será tu castigo! ¡Y te hundirás en el fango como Queso fundido con Dumitrescu!
El asesino levantó el machete, y esta vez no tembló ni dudo, cayó sobre una de las elogiadas piernas de la famosa, que fue cortada. La sangre salió por todos lados. La famosa siguió insultando y maldiciendo.
- Vas a asesinar a tu esposa, Carlos Matías, o mucho peor, la apuñalará Carlos Emilio Lampe y le tirará un Queso, o la degollará Carlos Leonel Schattmann con un puñal ninja, y le tirará un Queso, o la acribillará a balazos Carlos “Charly” Berlocq, o le tirará un Queso, malditos, maldita Dumitrescu, maldita Dumitrescu, maldita Dumitrescu.
Y no paró cuando el machete cayó sobre la otra pierna. La sangre siguió por todos lados. Esta vez Carlos Matías Sandes la asesinó en forma lenta, dejó que se desangrara, cuando le dio otra brutal herida en el cuerpo, en el pecho, y finalmente llegó la decapitación. Y sólo eso la cayó. Ya nadie escuchó más maldiciones.
- Queso – dijo Carlos Matías Sandes, que tiró el Queso sobre el mutilado cadáver de la malvada Pouso, o Karlotta Karlaz Katyushka.
Con la satisfacción del deber cumplido, sabiendo que solo era un Queso más, el basquetbolista a su casa regresó y Sandes fue recibido por su esposa.
- Antes de que me pises, cumpliste con tu deber de Quesón. Nadie debe meterse con Lady Dumitrescu. Mira Carlos, quien esta aca – dijo Maru, mientras abría la puerta, y al terminar de hacerlo, el basquetbolista no lo podía creer, ante el estaba la mismísima ¡Lady Dumitrescu!
- Pero Lady – dijo asombrado y al mismo tiempo eufórico Carlos Matías Sandes - ¡Usted estaba muerta! ¡O eso fue lo que nos dijeron!
- Algún día moriré, no soy inmortal, aunque la naturaleza me dotó de una longevidad extraordinaria – dijo Lady Dumitrescu – pero ese día no es este día. Estaba prisionera, secuestrada, por el poder de una magia muy oscura, pero al ser quesoneada ese ser oscuro, me liberé, y aquí estoy. El Mundo Quesón ha sufrido una gran tribulación, pero aquí estamos, nos quisieron borrar, pero preservamos mucho material, y muchos relatos, aunque no todos, han vuelto o volverán. En cuanto a ustedes, serán bendecidos con la llegada de un nuevo vástago, el cuarto, los Sandes seguirán siendo una familia ejemplar, modelo único en el Mundo Quesón. No le hagas caso a los que dicen que si no asesinas a tu mujer sos un Quesón incompleto. Quesón incompleto es el que no tira Quesos a sus víctimas, y eso no existe. Ahora estimados Carlos y Maru volveré a Londres. Se que muchos no lo entienden, pero por el bien de todos, es mi deber seguir cerca de su majestad reptiliana. Por un año mejor sin pandemia y sin censura, y con mucho Queso.
#Queso.

Texto agregado el 03-01-2021, y leído por 126 visitantes. (1 voto)


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