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“El deseo es siempre deseo, la falta genera al deseo, el deseo nunca se satisface del todo, el sujeto está sujetado al deseo”. Jacques Lacan.

Amores de estudiantes.


Solo cuando miramos a los ojos del otro podemos ver en profundidad el daño y el dolor causado por nuestras acciones, por nuestras malas decisiones. Solo hay dos caminos, hacerse el idiota y serlo o tomar conciencia de los hechos y evitar volver a tomar el camino equivocado, la toma de conciencia nos ilumina y a la vez nos limita. Lo mismo sucede si nos miramos a los ojos a través del espejo.

Se había dado a sí mismo la palabra y la cumpliría cualquiera sea el precio que debiera pagar, no volvería a defraudarla, se lo debía, esa mujer le había enseñado a amar.
Como pudo ella siguió con su vida, pero él quedó atrapado en esa fracción diminuta del tiempo, solo “entendió” la traición cuando ya era tarde, ese instante crucial atravesó inexorable como un puñal sus tripas, ya no tenía presente ni futuro, quedó anclado en lo que no fue.

Se conocieron en la universidad y se enamoraron casi de inmediato, al menos eso creyeron. Mariela tenía una sonrisa hermosa, de esas que te invitan a confiar sin intentar escudarte en los miedos, lo que la hacía por demás atractiva. Sentirse confiado es un alivio y nos permite avanzar sin recurrir a artilugios ni fuegos artificiales para avanzar en la conquista, la confianza nos da la oportunidad de ser quienes somos y mostrarnos como tal. En el caso de Damián estas circunstancias fueron la excepción a la regla, él era un gran simulador y esa “virtud” innata lo privaba de ser franco y honesto, detrás de su máscara había un ser sufriente y falto de toda capacidad de abrir su corazón. Obviamente todos cargamos sobre nuestros hombros experiencias de vida positivas y negativas, las que de alguna forma van moldeando nuestra personalidad y la manera en que nos vinculamos, en su caso no pudo procesar las negativas de una manera sana, cierta desconfianza inherente y resentimientos que no podía controlar hacían que sus relaciones no prosperen.
Mariela cargaba con su propio infierno, era insegura y carecía de estima hacia si misma. Venía de una relación tumultuosa a la que debió dar fin antes de que la relación termine con ella, un chico amoroso, protector y violento, clásico perfil de los que abundan; el problema era que entraba con facilidad en ese tipo de relaciones debido a su necesidad de sentirse querida, socialmente era aceptada sin preámbulos, tenía facilidad y actitud para hacerse de amigos, pero cuando cruzaba el umbral sentimental elegía mal. A esta altura de los acontecimientos me pregunto si mujeres como ella destilan algún aroma en particular que solo las narices de los violentos lo detecten y se metan en problemas, aunque me atrae mas la idea de experiencias negativas no resueltas, quizá lo del aroma venga por añadidura, no lo sé. ¿Y si fuera al revés? Quizá el aroma lo genere el varón y lo detecte la mujer en su oscura necesidad de padecer, tengo la idea formada de que estas parejas de alguna manera son funcionales y se necesitan. Claro, todo tiene un límite.

El Dr. Ordoñez, Sebastián Ordoñez cumplía con su guardia semanal de los Sábados en el Hospital de Clínicas, su turno comenzaba a las 8.00 horas y terminaba a las 8.00 horas del Domingo, si bien le fastidiaba sacrificar los fines de semana por completo debido a que debía consagrar también la noche del Viernes al descanso para soportar en pie hasta la mañana del Domingo valoraba la cuestión económica que le permitía con estas cuatro o cinco guardias mensuales junto a su sueldo en la clínica y a su consultorio privado tener un buen pasar, aunque dudo que la idea de buen pasar incluya tanto trabajo. Vivía con su pareja en un departamento de la calle Junín a pocas cuadras del hospital
-en pocos minutos podré estar descansando se dijo, pero este domingo todo sería diferente, no pudo irse, se quedó.


Se conocieron cursando Contratos Civiles y Comerciales en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Mariela viajaba desde el barrio de Flores a la facultad en el subte A y hacía combinación con el H que la dejaba a los pies pies del monumental edificio de estilo neoclásico y de esbeltas columnas dóricas. Damián solo necesitaba caminar cinco cuadras desde Azcuénaga y Pacheco de Melo atravesando hermosos espacios verdes para llegar a clases. Era habitual que luego de las tediosas clases de esta materia se reunieran en grupos de compañeros en el parque lindero a la sombra de añosos robles gigantescos a compartir mates con bizcochitos, y que además de discernir sobre algún tema relacionado a la clase del día se tejieran amistades y amoríos. Fue allí donde atravesaron estas dos circunstancias, primero fueron buenos amigos, luego llegó el amor. Pocos meses después la vida los llevó a convivir.
Compartir la vida no es para cualquiera, si bien es a lo que la mayoría de los humanos aspiramos requiere de ciertas habilidades, tolerar algunas miserias tales como gases y eructos, comer con los dedos, dejar ropa sucia tirada, acumular platos esperando ser lavados por el primero que se digne, además del tedioso trabajo de hacer compras, cocinar, limpiar, etc., etc. Pero eso no son mas que nimiedades al lado de lo que significa aprender a aceptar las diferencias, entender las necesidades del otro, respetar sus espacios, sus silencios, sus gustos, tener bien claro que hay límites que deben ser respetados a toda costa, pero en fin, dicen que el amor todo lo puede, claro, el amor bien entendido, el otro amor no puede nada, ellos no pudieron. Damián siempre jugó de local, era su casa y en los momentos difíciles era ella poco menos que quien la había intrusado, sabía como mortificarla, y en respuesta ella lo amenazaba con volver con sus padres, solo así lograba calmarlo, ¿estaba dispuesto a perderla?, no, no era una opción.

Mariel dedujo tarde que había vuelto a equivocarse, otra vez y van…, se preguntaba si todos los hombres serían iguales o lo que es peor aún, si todos sus hombres serían iguales. Este pensamiento la hizo entrar en un cono de sombras y las depresiones llegaban con mayor frecuencia, terminó por aceptar que padecía de una discapacidad para elegir en el amor y que estaba destinada a tener una vida miserable, ¡no podía ser de otra manera!, no se cansaba de repetir la historia, era su historia, la de su vida. No obstante también pasaban buenos momentos en que su dulzura y su manera cariñosa de tratarlo lo podían, volvía a ser el Damián del que se enamoró, es que él también sabía ser un buen compañero hasta que por cualquier motivo se transformaba en un ser despreciable. A su manera el aprendió a amarla, era inevitable no amar a ese ser tan lleno de luz, pero esa luz lo ponía en evidencia, no estaba a la altura, no era merecedor y eso lo enfurecía, no entendía los códigos del amor, no sabía manejarse y se violentaba.

-Quisiera que te pongas en mi lugar, yo veo como te mira, pero lo que mas me duele es que no reacciones, que te hagas la boluda, el tipo te quiere voltear, y a mi no me registra, pero porque vos no les hacés ver a los demás el lugar que ocupo en tu vida.

-Ay Damián, ¿vos te crees que todos quieren coger conmigo?, las personas también tienen otras cosas en la cabeza, se sienten a gusto con mis ideas y mis ideales, lo noto, soy inteligente y eso a la gente le gusta, es sano interactuar con los demás, ¿acaso no me conociste así, acaso no te doy toda la atención que reclamás?, siempre estoy dispuesta a construir de tu mano, no entiendo nada Damián, que mas querés de mi, querés que me canse?, estás cansado de mi ya?, decímelo y me voy a casa de mis viejos,
-No mi ángel, es que tengo miedo, el tipo es re fachero y vos lo mirás como si fuera Dios.
-Es mi profesor Damián, déjate de joder por favor, yo de verdad te amo pero no podés pretender que no me relacione con los demás, ¿que clase de vida querés que viva, que clase de vida querés vivir vos?, no tengas miedo, solo amame como la persona que conociste y disfrutemos cada día que estemos juntos.
-Ves?, me hablas del hoy, del presente, ¿no me ves al lado tuyo mas adelante?
-Estás imposible hoy, me voy a dormir, sos un idiota.


Había sido una madrugada difícil, como todas las madrugadas del domingo, la guardia estaba llena de accidentados en la vía pública, jóvenes con comas etílicos, dados vuelta con pastillas y algunos heridos de bala o acuchillados en ocasión de robo. Cerca de las siete de la mañana entra por guardia un paciente con contusiones severas de cráneo, fracturas de clavícula, cadera y fémur expuesto en estado de gravedad extrema, había caído del balcón de un segundo piso producto de una gran ingesta de alcohol y fármacos. El Dr. Ordoñez se disponía a dejar la guardia en unos minutos cuando vio con consternación que el paciente de la camilla recién ingresada era su hermano.

A pesar de los vaivenes, desencuentros y maltratos a los que periódicamente se veía sometida Mariela lo esperó con una cena liviana, un par de botellas de vinos caros, velas en la mesa y un regalo al lado de los cubiertos de Damián, un reloj de buena marca, es que hoy celebrarían su primer año de convivencia y quiso agasajarlo. Cuando él llegó a casa la sorprendió con un ramo de rosas, todo era armonía, bebieron, cenaron, se rieron mucho e hicieron el amor hasta entrada la madrugada, ella se levantó a tomar aire al balcón, él la siguió como pudo, no daba mas de cansancio, ella lo pellizca y le ofrece unas pastillas de Éxtasis para que se despabile y seguir así haciendo el amor dijo.
-De donde salió esto?
-Las conseguí en la facu
Le trajo un vaso de vodka para que las tragara, Damián estaba mareado y confundido pero le gustaba lo que estaba pasando, amaba a esa mujer como nunca antes había podido hacerlo, era tan hermosa... y él tan afortunado…

-Dejá el celular, dale.
-Esperá que quiero que veas algo.
-Quién es ese tipo en bolas, está de espaldas, soy yo?
-Jajá, no, esperá que te muestro un video.

Un rapto de ira invade a Damián como un tsunami
-Pero te está cogiendo!, es tu profesor, te está garchando hija de puta.
Y cuando quiso sacar una trompada ella se agachó y lo abrazó fuerte de la cadera, lo levantó por encima de la baranda y lo arrojó al vacío. Inmediatamente entró al living y se recostó en el sofá, comenzó a masturbarse frenéticamente y la invadió una catarata de orgasmos, era la primera vez que ponía las cosas en su lugar.

Ordoñez permaneció al lado de su hermano hasta que ya no hubo nada que hacer, Damián Ordoñez había fallecido.


Aún con el cuerpo caliente y en estado de confusión se preguntó por Mariela, recordaba el video que le había mostrado hacía un rato, pero lejos del asalto de ira que le había sobrevenido recordó con una paz infinita que “se había dado a sí mismo la palabra y la cumpliría cualquiera sea el precio que debiera pagar, no volvería a defraudarla, se lo debía, esa mujer le había enseñado a amar”.


“La primera obligación de todo ser humano es ser feliz, la segunda es hacer feliz a los demás”.
Mario Moreno ( Cantinflas)

20/102020

Texto agregado el 24-11-2020, y leído por 45 visitantes. (1 voto)


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