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La suave brisa de la tarde refrescaba el ambiente. El sol empezaba a ocultarse por el horizonte. Mientras tanto, por el bosque se paseaba una persona. Abrigada con una chaqueta amarilla caminaba por entre los árboles seguida de un labrador. Avanzaban despacio, sin prisa alguna. De vez en cuando el labrador se separaba del camino para perseguir alguna ardilla que pasaba o simplemente se entretenía jugando con los montones de hojas esparcidos por el bosque. Era otoño, la estación más melancólica de todas para él. Estas fechas siempre lo hacían evocar ciertos sucesos del pasado.

* * *

-¿Por qué me traes aquí?

-Sólo continúa caminando.

-De acuerdo…

El joven iba adelante guiando el camino mientras ella lo seguía por el sonido de su voz, pues tenía los ojos vendados.

-¿Es un sitio seguro?

-Por supuesto que sí. Si no lo fuera no te traería aquí.

-Está bien, confiaré en ti… ¿ya llegamos?

-Ya casi… ¡listo, llegamos! Ya puedes quitarte la venda.

Ella obedeció y se quedó sorprendida al ver el sitio donde estaban.

-¡Cielos!

-Tú siempre quisiste ver las estrellas en el bosque, ¿verdad? Pues hoy es tu día de suerte. ¡Feliz aniversario!

La chica miraba el cielo nocturno repleto de estrellas que brillaban con gran intensidad. Además, la luz de la luna llena le daba un toque mágico y romántico al ambiente.

-¡Gracias, gracias, gracias! –Exclamó ella mientras lo abrazaba- ¡Eres el mejor novio del mundo!

Él sonrió y le devolvió el abrazo.

-Lo sé –la separó de sí-, pero la sorpresa aun no termina. Ven, alejémonos un poco.

El chico alejó a su novia unos 2 metros.

-¿Lista?

-¡Lista!

El encendió un fósforo y lo lanzó al suelo mientras retrocedía. En el suelo el fuego dibujó un corazón, con las iniciales L + M y la frase “Juntos por siempre” en el centro. Ella miraba sorprendida.

-¿Te gusta María?

-¡Me encanta, es muy hermoso! ¡Gracias Larry!

Larry y María se tomaron de la mano y continuaron viendo el fuego hasta que casi se extinguió.

-María…

-¿Si?

-Estos 2 años que hemos pasado juntos han sido los mejores de mi vida.

-Los míos también.

-No podría imaginar mi vida sin ti.

-Yo tampoco.

-Y es por eso que… creo que es momento de avanzar al siguiente paso.

Larry se arrodilló frente a María y sacó una cajita de su bolsillo, que inmediatamente abrió. La luz de la luna hizo que el diamante de la sortija, que estaba en la cajita, brillara con gran esplendor.

-María, eres la mujer más bella y hermosa que he conocido en mi vida. No puedo encontrar palabras para expresar todo lo que siento por ti. Te amo María, y me harías el hombre más feliz del mundo si aceptas ser mi esposa.

María llevó sus manos a su boca y trató de contener sus lágrimas.

-¡Si! –dijo mientras levantaba a Larry del brazo. Larry tomó la sortija y la colocó en el dedo anular izquierdo de María. Ambos se miraron unos instantes antes de unir sus labios en un cálido y apasionado beso.

* * *

-¡Rockie! ¿Dónde te metiste Rockie? ¡Rockie!

El labrador lanzó un ladrido que hizo que su amo se girara hacia atrás. Rockie salió corriendo desde un montón de hojas hacia su dueño.

-¡Oh Rockie! ¡Me diste un buen susto sabes! –Dijo mientras se ponía en cuclillas para acariciar la cabeza del perro con ambas manos. Al parecer Rockie lo disfrutaba, pues movía alegremente su cola.

-Bueno, es suficiente –dijo mientras se ponía de pie-. No vuelvas a separarte de mí, ¿vale? Ya casi llegamos al lugar.

Rockie ladró afirmativamente y continuó caminando por el sendero junto a su amo.

* * *

Ya solo faltaba un mes para la boda de María y Larry. Esa noche discutirían en Facebook como sería el diseño de las invitaciones. Habían acordado conectarse a las 6:30 pm, pero ya eran las 7:00 pm y no había señal de María. Larry se preocupó pero siguió esperando, hasta que a las 7:30 pm no pudo esperar más y llamó a su casa.

-¿Hola? ¿Señora García? ¿Está María? Necesito hablar con ella sobre… ¿qué? No, no puede ser…

* * *

El inspector estacionó la patrulla a la entrada del bosque. Uno de sus policías lo salió a recibir.

-Buenas noches Javier –dijo el inspector mientras se bajaba de la patrulla.

-Buenas noches inspector.

-¿Qué tenemos?

-Pues… -Javier revisó las notas que tenía en su libreta- se llama María García, 22 años, murió luego de chocar su vehículo contra un árbol al intentar esquivar un venado. Puede ver las huellas en la carretera que confirman la pérdida del control del automóvil y las huellas del venado en el suelo y al otro lado de la carretera.

-¿Quién reportó?

-Un conductor que casualmente pasó por aquí. La familia de la señorita ya está enterada.

-¿Han movido el cuerpo?

-No señor, solo hemos acordonado el lugar del choque.

-Bien, entonces solo tenemos que esperar que venga medicina legal para que revise el cuerpo y podamos hacer el papeleo.

El inspector y Javier oyeron el sonido de un vehículo, el cual se estacionó al lado de la patrulla. De dicho vehículo salió Larry lo más rápido que pudo.

-¿Quién es ese hombre? –preguntó el inspector.

-No tengo idea señor.

-Iré a ver que quiere. ¡Oiga joven!

El inspector se aproximó a Larry, quien se veía muy ansioso.

-¿Se puede saber que…?

-¡Dónde está!

-¿Dónde está quién?

-¡María! ¡Dónde está María!

-Lo siento joven, pero nadie puede ver el cuerpo hasta que medicina legal lo revise.

-¡Pero soy su prometido! ¡Tengo derecho a verla!

-Lo siento joven, pero eso es lo que la ley… ¿Pero qué cree que hace joven? ¡Vuelva aquí!

Mientras el inspector hablaba Larry vio las líneas amarillas que acordonaban el lugar del choque. Sin perder tiempo corrió hacia ellas y sin dudarlo las cruzó. Larry cayó de rodillas al suelo, perdió el aliento y sus ojos se llenaron de lágrimas al ver a María con la cabeza ensangrentada sobre el volante, del cual aún caían pequeñas gotas de sangre al suelo del vehículo.

* * *

Por fin, luego de tanto caminar, llegaron al lugar: una parte del bosque que daba a la carretera. Ahí, al lado de uno de los árboles, había una lápida. Un gran sentimiento melancolía se apoderó de Larry, que trataba de contener las lágrimas que poco a poco llenaban sus ojos. Se las limpió con la manga de su camisa y se acercó a la lápida. Rockie notó como se sentía su amo y rápidamente cambió su alegre semblante por uno más triste. Dejó de mover su cola y la puso entre sus patas.

Larry, como pudo, sonrió y colocó un ramo de flores frente a la lápida.

-Feliz aniversario querida, ya han pasado 10 años y aún no logro superar tu partida.

La melancolía se hizo más fuerte y llevó a Larry a recordar todos los gratos momentos que pasó con María. Las lágrimas se hicieron incontenibles y Larry no pudo más. Cayó de rodillas y rompió a llorar sobre el suelo de aquel lugar, donde hace 10 años un venado le arrebató al amor de su vida.

Texto agregado el 30-10-2020, y leído por 43 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
31-10-2020 Una tragedia...un relato que conmueve...la simpleza del desarrollo, otorga, en mi humilde opinión, ese ingrediente tan necesario que hace de un escrito valedera su lectura. Te felicito, amigazo. Shalom Abunayelma
 
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