Te echo tanto de menos
que mis ojos llueven sin razón
con cualquier ápice
de sentimiento edulcorado
que muestre la televisión
o las redes sociales.

Te echo de menos
pero
alguien me ha mostrado
lo estúpido de esta expresión
para querer decir
que me haces falta
cuando viene el sol a visitarme
y me tumbo a dejarle hacer
mientras leo poesía
sujetando el libro con una mano
y la otra acaricia el aire
donde no estás.

Me haces tanta falta que
cualquier saludo efusivo 
cualquier muerte
es la tuya
y cada día vuelvo a vivir
tus últimos minutos conmigo
o cualquier día juntas
que las fotos aleatorias
me recuerdan.

Tu vejez nos trajo calma
a ambas.
El aprendizaje mutuo
del vinculo

La respiración pausada
con la que te adentrabas
pausadamente
en la siesta
más larga de tu vida.