......El chico tenía solo diez años y ya hablaba de darle su merecido al profesor. Todo parecía indicar que algo raro estaba pasando y yo iba a descubrirlo cueste lo que cueste, por eso había accedido a la propuesta de Andrea. Si me tocaba ir hablar con ese profesor lo haría para saber a ciencia cierta que estaba pasando y tomar los correctivos cuanto antes. Para que el niño no se aburriera le pedí que sacara el cuaderno y el bolígrafo y tan pronto los tuvo listos, le dije:
-Te voy a dictar unas preguntas, puedes responderlas con base a tu experiencia en el colegio y fuera de él, de acuerdo?
-De acuerdo, pero dale rápido antes que me duerma
-Acaso no dormiste bien anoche?
-Luego te cuento, por ahora díctame las preguntas
Empecé a dictarle las preguntas muy despacio porque el niño era lento para escribir, además tenía una ortografía pésima. Tan pronto se las dicté le di una hora para que las respondiera. Mientras él trabajaba volví abrir el libro que había cerrado mientras hablaba con Bryan. En el libro se hablaba de un elixir que el protagonista inventó con un propósito noble, pero infortunadamente no logró el efecto que el Doctor Jekyll esperaba. Abandoné la lectura del libro por un momento, pues se me ocurrió escribir una pequeña ficción con ese tema, el del doble que ha seducido a muchos escritores como Joseph Conrad en el corazón de las tinieblas, igual que el mismo Stevenson, Borges y Oscar Wilde. Las ideas llegaron a mi mente y antes que el viento se las llevara escribí un cuento intitulado “juntos y no divididos” que a continuación transcribo:
JUNTOS Y NO DIVIDIDOS
Siempre he creído que no soy uno sino dos. Y que cuando por el sur, el otro de mí anda por el norte. Que mientras yo hago el bien, el otro de mí hace mucho daño. Siempre he creído que tengo un hermano gemelo malvado que a la hora de nacer se fue por otro camino. No sé si sabe que yo existo y que somos muy opuestos, que a mí me gusta la luz y a él las sombras. Hoy me fui para el norte y me lo encontré en una calle muy peligrosa, en lugar de matarme me salvó la vida porque un ladrón iba a matarme por no tener ni un céntimo en los bolsillos. Desde ese día decidimos andar juntos y no divididos. Hay días que en mi alma escucho el violín; los días que escucho el rugido de la bestia pongo tres candados en la puerta.
Es tan fascinante la lectura que un texto me llevó a mi propio texto y así tiene que ser, uno como lector tiene que aprender a digerir bien y luego intertextualizar para que otros lectores digieran lo que uno ha sido capaz de crear. Leer por leer es perder el tiempo. La lectura debe producir placer y felicidad, así como lo proponía Borges que lo llevaba al laberinto y allá lo dejaba abandonado para que uno por sus propios medios pudiera salir. Enseguida me concentré en el niño y le pedí el cuaderno para leer las respuestas. La caligrafía era espantosa y como no le pude entender nada le dije:
-Bryan, por favor léeme la respuesta de la primera pregunta. Cuál es el error más grande que has cometido en tu vida
-El peor error que he cometido es matar
Quedé frío ante aquella respuesta que me acababa de dar. Después de recobrar el aplomo pensé que el chico me estaba tomando el pelo y de nuevo volví a preguntarle:
-Aparte de matar pulgas y zancudos qué más has matado?
El chico se rió y en sus ojos pude ver un brillo maléfico como si estuviera poseído por un pequeño demonio que lo expoliaba a hablar de sus maldades sin ningún temor. Después que dejo de reírse me dijo:
-He matado personas porque el Chompiras me ha pedido que lo haga y hasta me ha pagado por hacerlo bien
En ese momento llegué a la conclusión que el niño había sido reclutado por una de esas bandas delincuenciales que operan en la ciudad y que utilizan a niños para eliminar enemigos y hacer otras fechorías, pues en el mundo delincuencial cada uno de los duros que las dirigen tienen muchos enemigos y para minimizar los riesgos de ser muertos mandan a matar a sus enemigos, sobre todo a aquellos que se han torcido en los negocios. La legislación colombiana en relación a los delitos que cometen los menores es muy laxa lo cual permite a los chicos delinquir y no ser castigados. Bryan me había contestado con una tranquilidad total, como si le hubiese preguntado cuánto da dos más dos y más tres o cómo si le hubiese preguntado qué hace los fines de semana. Luego le pregunté:
-Qué haces con el dinero que te pagan por matar, pues no creo que mates gratis. Cuanto te pagan?
-Depende del muerto, si es un traqueto me dan un millón y unos patines de buena marca
-Y qué haces con ese dinero, dime?
-Me voy donde las niñas a gastármela
-Con qué niñas, algunas en especial
-Con aquellas que sin conocerlo le dicen mi amor y le muestran los pechos y la cucaracha
-Donde las putas querrás decir?
-Yo no quería utilizar esa palabra, pero ya que usted la ha utilizado, le diré que donde ellas mismas
Al chico no le gustaba que utilizara la palabra putas para referirme a esas mujeres que venden su cuerpo, pero le gustaba matar. El asunto era bien delicado y Andrea no tenía ni la menor idea de las andanzas de su hijo adorado, su ángel terrible ya había matado seres humanos. Yo no era nadie para recriminarlo porque ya tenía cinco muertos en la lista y otros en proceso. Sin darme cuenta me había involucrado en un problema muy grave porque el chico podría decirles a sus jefes que yo le estaba preguntando cosas que no debería preguntar y que a ellos no les conviene que se sepan. Como había un peligro grande decidí manejar la situación con mucha inteligencia, así que cambié la conversación para que no fuera a pensar que era un interrogatorio y no una clase, con suma tranquilidad le pregunté?
-Los seres humanos tenemos virtudes y defectos, dame tres virtudes y tres defectos tuyos
-Soy juguetón y nada más. Defectos todos los que quieras: perezoso, vulgar, malo, mentiroso porque en mi casa ni en el colegio me han corregido
Era increíble escuchar a un chico de diez años hablar de esa manera, pero en esta vida todo es posible, no sé si la otra sea igual a esta o peor. Bryan potenciaba solo lo malo, tanto así que solo encontró una virtud si así se pudiera llamarse al hecho de ser juguetón. Tenía que trabajar muy duro con él para resocializarlo porque ya era un pequeño delincuente y su madre no lo sabía. Este problema no solo es de Andrea si no de muchas madres que suelen dejar a sus hijos con la abuela, con la tía o con las vecinas sin saber el peligro que los niños corren porque cerca andan lobos feroces y delincuentes muy peligrosos que seducen fácil a los niños y los vuelven sicarios o viciosos y los desvían del camino para iniciarlos en el mundo del delito, muchos de ellos no alanzan a llegar a los quince porque ese mundo es despiadado y a los bandidos con experiencia no les tiembla la mano cuando tienen que apretar el gatillo para salir de ellos. Nunca dejan ningún cabo suelto que los pueda delatar. Yo he pensado que muchas veces el ser humano antes de nacer ya viene marcado y por más que se lo quiera llevar por buen camino, tarde que temprano termina desviándose a los senderos más peligrosos. La situación era muy difícil pero tampoco quería sacar el cuerpo, pues ya me había comprometido hacer lo que fuera, a pesar que el comienzo no era muy bueno que digamos. Ese era el comienzo y había que esperar más adelante cosas peores. Antes de terminar la primera sesión, le pregunté:
-Te gusta bailar o que te gusta hacer con amor y pasión
-Con pasión el amor con las putas, pero me cobran muy caro, me mandan más desplumado que gallina criolla después de hacer un caldo. Cuando no voy pronto me llaman para decirme que me extrañan
-Y qué otra cosas haces, aparte de matar e ir donde las cariñosas
Cuando dije las cariñosas le dio mucha risa y luego me contestó:
-Me gusta esa palabra y la voy a seguir utilizando en lugar de la palabra putas que suena horrible, a ver que te digo, me gusta cantar reguetón, si quieres te canto una canción
-La próxima vez me la traes escrita en el cuaderno. Supongo que te gusta ver películas
-Claro, sobre todo esas en las que hay bala venteada y sexo. Cuando veo películas siempre estoy del lado del malo
-Nomás por ahora, esperemos a que venga Andrea a recogerte. Cuando llegue le daré algunas recomendaciones
-Pero no me vayas a echar al agua porque no respondo
-No te preocupes que no soy chismoso, lo importante es que te hayas sentido bien
-Me he sentido regular, pero me caes bien y podemos llegar a ser muy buenos amigos
Al rato llegó Andrea, al salir de la biblioteca le dio un helado de coco y chocolate y al rato ya no tenía nada, con ese calor tan verraco que estaba haciendo no era para menos. A mí me había comprado una agenda muy bonita. La acompañé a esperar el bus hasta la quinta y ahí nos despedimos, no sin antes decirle que el lunes iría almorzar para darle algunas recomendaciones que ella debería seguir al pie de la letra. Después que abordaron el bus yo abordé otro que iba por la misma ruta, no solo por seguridad porque si el chico andaba matando, nada de raro tenía que un día de estos le den chumbimba y es mejor no andar con él. De otra parte con Andrea la trataría solo lo necesario, la confianza que en otro momento le di se la iría quitando poco a poco, al punto de tratarnos como simples conocidos que se limitan apenas a saludarse y hablan solo lo necesario. Me bajé en la nave a comprar limones panela y pollo asado.
Apenas llegué me tiré en la cama y me dormí como hasta las cuatro y me fui para la casa de Perla. Timbré tres veces y no salió nadie, volví a timbrar y nada. La vecina de enseguida me dijo que se había ido con su madre al cementerio a llevarle flores al tío. Ante esa circunstancia me fui a las canchas panamericanas y ahí me quedé casi dos horas y solo regresé cuando ese velo negro cayó sobre la sultana del Valle. Al regresar Perla todavía no llegaba, entonces dejé una nota con la vecina en la cual le decía que mañana vendría por la mañana. Doblé el papel y se lo entregué a doña Lady. Volví a mi casa hacer la cena, luego miré televisión y en el noticiero volvieron a informar del ladrón que había dado muerte en el bus. Entrevistaron a la madre de esa rata y la señora pedía justicia y castigo severo para el asesino. A mí me dio risa, justicia fue la que yo hice, acaso no sabía la rata tremenda que era su hijo, aunque muchas veces los padres son los últimos en darse cuenta pero en el barrio es vox populi quienes son los maleantes del sector y aun sabiéndolo no se atreven a decirles a sus familiares. Claro que en una ciudad como Cali nadie se atreve por temor a las represalias de estos desgraciados que matan a los sapos. El muerto estaba bien muerto y no había tiempo de llorar sino de aceptar el .....
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