Amanece y no he dormido bien.
Me levanto somnolienta.
Preparo un café mientras fumo
el primer cigarrillo del día,
a pesar de toda recomendación médica.

Anoche pensé en vos,
en tu partida sin adiós para siempre,
solo un Hasta Pronto.
Eso fue todo.

Pero no volviste,
el final presentido te tomó lejos mío
y el Hasta Pronto quedó flotando en el aire
como esas frases que se dicen de forma estúpida,
sabiendo – los dos lo sabíamos –
que a veces el Pronto se retarda en el infinito.

Esta mañana amor descolgué un día más del almanaque,
me miré al espejo, lavé mi cara y mis dientes,
No será una sonrisa perfecta pero está pasable.
No había ortodoncia para los humildes cuando era chica,
ni de joven, aunque trabajara;
había otras prioridades.

Me puse crema antiarrugas
y pensé en caminar.
Abrí las persianas y descorrí las cortinas,
Un día gris me saludó burlón, riéndose de mis intenciones.
- Va a llover - me dije –
Mejor voy en auto.
Apagué el televisor, cerré las cortinas,
tomé las llaves y salí de casa.

Atrás, silencio.

María Magdalena Gabetta