Es curioso, en España a los gallegos y en México a los yucatecos los catalogan de simples. Esta fama es inmerecida, ya que en ambos casos son muy listos por regla general. El cuento que sigue se les endilga a dos amigos gallegos: Venancio y Gervasio.

Por razones de trabajo Venancio tuvo que viajar al extranjero y dejó a su gato de angora, Micifuz, al cuidado de su amigo Gervasio.
Venancio recibió en el hotel donde se hospedaba una llamada de larga distancia de Gervasio:
—Oye Venancio, figúrate que tu gato se cayó de lo alto del edificio y se despanzurró.
—¡Hostia!, —dijo Venancio—, no tienes sensibilidad al darme una noticia así de golpe.
—¿Pues como querrías que te lo dijera?
—Pues, poco a poco. Por ejemplo: primero decirme que el Micifuz paseaba por la azotea y así hasta llegar a la infausta noticia.
—¡Rediez, que tenéis razón! —se disculpó Gervasio.

Pasó una semana y antes de regresar a España, Venancio recibió otra llamada telefónica de Gervasio:
—¿Qué pasó amigo Gervasio?
—Figúrate que tu madre paseaba por la azotea y …