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Inicio / Cuenteros Locales / gui / Esa tiranía de la cual soy su esclavo

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Lo maquiné tantas veces que esto se me transformó en una obsesión. La abandonaría –pensé- y me iría muy lejos, tan lejos como para que la distancia pusiera en acción sus mecanismos y fraguara un contubernio con mi memoria para así desdibujarla, hacerla imprecisa, de modo tal que un día cualquiera estuviera yo libre de esos espectros que lo asedian a uno dibujándole cruces delante de las narices y garrapiñando la palabra traición para esculpírsela en el alma.

-Te abandoné, lo sabes bien, pero a pesar de todas mis precauciones y sin tomar en consideración este deseo profundo de deshacerme de ti, de destrozarte tus talones de diosa para que no me siguieras, te apareciste de nuevo con tu alba y larga bata dispuesta para la profanación. Demandé al tiempo y a la distancia y también a esta memoria mía, tan proclive a traicionarme, por no haber cumplido con estas ingentes ansias de olvidarte y enloquecido, quise cegarme, taponar mis oídos, cercenarme las manos para así no dibujarte en tus múltiples manifestaciones. Te amo tanto y sin embargo me hieres, tal si este fuese un tango aún más desgarrador que todos los que se hubieran escrito en otras épocas. Pero allí estás y aquí estoy yo, dispuesto a volver sobre mis pasos para hacerte mía con la persistencia del amante que se sabe maldito.

Y te contemplo y te beso sintiendo en mis labios el sabor de Judas, se llena mi cabeza de profecías, de palabras que se van hilando una a la otra, vocablos que pretenden transformarse en ideas, en paisajes y situaciones. Te puedo definir de tantas formas y disfraces, te puedo gritar a tus ojos de profetisa todo lo que se me plazca. Y allí estás, permeable a los besos, incendiada de caricias, dejando que mis manos te trajinen y tejan lo que para algunos es lo más parecido al amor. Un romance que algún día acabará con los dos.

Perdónenme lectores, quise abandonarla, olvidarla, mas, para bien o para mal, ella una vez más se ha tomado el poder y manipula las cadenas de su tiranía sin que yo pueda derrocarla. Allí está, lejana pero pendiente de todo mi quehacer, prometiéndome tesoros invaluables, joyas efímeras que sin embargo y a pesar de saberme su esclavo, para mí lo son todo.

Y continúo escribiendo.













Texto agregado el 02-05-2019, y leído por 94 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
03-05-2019 Me gustó, es intenso y como siempre, perfecta estructura de un excelente escritor. Extrañaba leerte amigo. Besos. Magda gmmagdalena
02-05-2019 Desde el punto de vista moral, no considero que sea loable declararse esclavo de alguien, menos de un ser amado, raya en lo patológico, si se puede estar enamorado hasta la médula de alguien, pero al extremo de perder la voluntad... Desde otro punto de vista, me gustó la prolija redacción.Saludos klio
02-05-2019 Una espléndida narración que deja entrever esa tiranía que tanto te subyuga. Es casi una confesión, un sinceramiento que toma tu sentir de dependencia para liberarlo en cada renglón que escribes. Qué bueno es volver a leerte. Que sea verdad ese "Y continúo escribiendo"... 5*s Un abrazo querido amigo Shou
 
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