Que haces la misma pregunta,
porque te gusta escuchar la respuesta;
que me coges rico y te vas,
que cuando estás conmigo eres solo mío,
Y cuando no, ni siquiera me escribes, pero me piensas, lo sé.

Eres de pocas palabras,
pero me hablas con la mirada,
y con las manos,
y con la piel,
y con la respiración,
No eres muy de letras, pero sí de hechos.

Llegaste tú, que no me buscas a diario,
porque la cotidianidad mata la magia,
porque la monotonía envenena las ansias.
Me buscas porque sabes que de un tiempo para acá, te necesito,
y te ausentas cuando es necesario.

Tenemos esa conexión,
ese idioma que solo se puede tener con tipos como tú.
Llegaste tú, a deshoras,
con barba desordenada y un par de cicatrices,
lunares completamente seductores, pestañas largas, ojos dormilones, tímidos y nobles.

Llegaste tú, que no sigues un protocolo,
eres tan impredecible como imperfecto,
Y no tienes un patrón para tener sexo,
porque no siempre inicias con besos,
a veces es de golpe, y fantaseamos ser tratada de una y mil maneras;
a veces soy tu muñeca de porcelana,
me tocas con tacto y sutileza,
me besas como si nunca habías besado, dejándo marca en mis labios.

Llegaste tú, tan especial,
no esperas que te pida lo que quiero,
tú sabes cuándo y cómo lo quiero,
por el lazo que mi alma delata
pero las palabras esconden.

Y demonios! Llegaste tú que
hueles a hombre de verdad
y besas con sabor a tabaco.
Tienes la piel caliente
pero los pies fríos (lo siento cuando los entrelazas con mis piernas al dormir)

Llegaste tú, con la habilidad de mojarme los pantys con un mensaje, un beso o una mirada.
Creo que llegaste por tiempo indefinido,
talvez te quiera solo por un día,
o talvez te quiera así toda la vida.