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¡Hola, amigo!
Sigo contándote sobre lo que sucede en esta aldea olvidada por Dios.

Caminando con Uiara, la señora indígena que me acompaña en la aldea, escucho al jefe civil quien con megáfono en mano subido a una camioneta destartalada decía.
- Señores de la aldea, por favor, ¡vamos a respetar! ¡Basta ya de tanto abuso! ¡Qué cada dueño recoja el pupú y pis de sus mascotas! ¿Hasta cuándo van a dejar a sus perros marcar territorio?

En toda mi vida había escuchado esa expresión y me preguntaba cómo hacía un perro para marcar territorio. Imágenes de mascotas con marcadores de diferentes colores entre sus patas o en la boca acudieron a mi mente, y no podía comprender cómo y por qué marcaban territorio.

Las vecinas dueñas de perros se defendían, dando explicaciones tediosas, sobre lo bien que habían educado a sus cachorros para no ensuciar las áreas comunes. Transcurrido un tiempo oyendo a todas, comencé a fastidiarme y decidí retirarme, pero los gritos de una dueña de los perros me detuvieron.
- ¡Mi perra no es! ¡Ella no puede marcar territorio porque los que levantan la pata para orinar son los machos, no las hembras!
Quedé sorprendida con la información.
- Entonces –dijo el jefe civil modulando como todo un hombre de ciencias - ello significa que habría que investigar sólo a los machos y…
Todos rieron porque sabían que era pura fanfarronería del jefe civil ya que en una aldea como ésta donde no hay ni un buen punto de socorro, cómo iban a llevar a cabo esa investigación.

La echadera de broma estaba por terminar cuando salió un hombre de un remedo de cyber café. Uiara exclamó.
- ¡Misericordia! ¡Esto va a empeorar! ¡Ése es Poirot!
Observé al hombre que venía directo a nuestro encuentro y noté su parecido con el detective legendario. Tenía unos bigotes igualitos a los de él y tocándoselos, dijo.
- ¿Qué está pasandooo?
Giré el rostro y pregunté a Uiara.
- ¿Es francés?
- No, señorita. ¡Qué francés ni qué francés va a ser!
- ¿Y por qué habla con ese acento? ¿Habla francés?
- Hablaba, según él. Dice que vivió y estudió en Bélgica y tiene todo un cuento extraño, pero un día saliendo del centro de salud, llovía muy fuerte y había tormenta eléctrica; le cayó un rayo y quedó desmayado. Cuando despertó, había olvidado el francés, pero no el acento – concluyó Uiara con una carcajada.

Poirot se acercó al grupo, y la señora que más gritaba, cuestionó.
- A ver, Poirot, tú que eres un hombre culto, ¿verdad que los únicos que marcan territorio son los perros machos?
- Buenooo – respondió Poirot afinando su bigote con aire detectivesco, alargando las vocales y arrastrando las erres – no necesarrriamenteee; ahorrraaa, con esto de la igualdad de génerrroos es probable que las mascotaaas hembrrraaas también marquen terrrritoriooo con su afán de igualdaaad, así queee…

Las dueñas de los perros machos adoraron la teoría de Poirot, y una de ellas preguntó.
- ¿Qué se puede hacer para descubrir de una vez por todas quién es la que se hace la loca y no asume la responsabilidad de su perro?
Poirot, con aire un tanto ingenuo, respondió.
- ¿Serrrráaa que le tomemooos una muestrrrraaaa del ADNeeee y descubriiiirrr a quién perrrrrteneceee el orrrineee y el pupuuuu?

Todos reían con la respuesta de Poirot y se burlaban de la mujer que indignada exclamó.
- ¡Debería caerte otro rayo Poirot de mierda! A ver si recuperas la sensatez.

La multitud se dispersó y cuando regresábamos a casa, ingenuamente pregunté a Uiara.
- Dime, ¿y no sería un hombre quien marcó territorio porque no le dio tiempo de llegar a su casa?
Uiara, asombrada de mi ignorancia, respondió.
- ¡Señorita! Primero, la altura de la marca corresponde a la de un perro no a la de un hombre. Segundo, cuando un hombre marca territorio, hace así.
Uiara colocó la mano izquierda en la cintura, separó un poco las piernas, echó la pelvis hacia delante y con la mano derecha a la altura de su sexo, comenzó a apuntar con el índice - como si orinase - mientras regaba cual fuente para todos lados con el supuesto miembro masculino. Me miró y preguntó.
- ¿Se da cuenta?
Tuve que admitir que de haber sido un hombre, la marca habría sido mayor.

Bueno, mi querido, hasta el próximo acontecimiento.

Texto agregado el 24-10-2018, y leído por 538 visitantes. (39 votos)


Lectores Opinan
11-09-2019 Simpático cuento sobre el marcado de territorio de los perros. Que tremendo cuando la gente no llega a acuerdos, aunque sea por sandeces de ese tipo. Un abrazo grande. Guidos
01-05-2019 qué entretenido,me encantó tu cuento cassandra_de_troya
21-01-2019 Querida amiga, como de costumbre, cada vez que paso por aquí, me encuentro otra versión de tu talento e ingenio. Es un verdadero placer pasear por tus narraciones y poesías. Como siempre te dejo mi admiración y mi respeto. macema
18-12-2018 Me gustó eso de "debería caerte otro rayo..." +++++ achachila
18-11-2018 Eres increíblemente ingeniosa!!!!!!!!!! fabiandemaza
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