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Apenas abrió los ojos y desconoció el lugar y de inmediato se cuestionó cómo había llegado hasta ahí, muros gigantescos y lisos no le permitían ver más allá de los pasillos blancos en los que caminaba y no hallaba más que entradas que se convertían en salidas, entonces comprendió que acaba de despertar en medio del laberinto y aunque lo hizo un par de veces, sabía que era inútil gritar, estaba en el laberinto y ahora tenía que encontrar la salida antes de que sucediera lo que tanto temía.

Al inicio intentó marcar los lugares por lo que pasaba, pero todo intento resultaba inútil, si al menos estuviera conformado por árboles podría trepar y mirar desde las alturas la salida, sin embargo las paredes eran de concreto, lisas y altas, trepar era simplemente imposible, todo era sorpresa y a cada instante temía lo peor.

El sol comenzaba a trepar en el cielo, pronto no había sombra que pudiera cobijarlo, la desesperación iba en aumento, y encima de todo ni una sola ráfaga de viento que le indicara dónde estaba la salida, o bien algún sonido de esperanza que sus oídos detectaran de que no estaba solo.

No había salido, había entrado en pleno sueño y ahora estaba atrapado entre muros de concreto llenos de soledad, magníficos, enormes, pulcros, blancos como sólo el blanco al natural puede serlo, sin mancha alguna y sin susurros tampoco, la nada era lo más cercano a esta descripción, a momentos dudaba de la existencia del mismo piso en el que nunca quedaron marcados sus pasos.

Desde arriba, en la inmensidad, allá dónde ya no alcanzaba a ver la mirada del hombre atrapado, estaba el otro hombre, el que lo había puesto en aquella trampa, mirando como allá abajo el otro daba vueltas en círculo sin percatarse de que ya había estado en el mismo lugar más de 100 veces, el laberinto no tenía salida, pero la esperanza del hombre atrapado le hacía creer que si.

Entonces en completo sadismo, el de arriba, le apagó la luz, escuchó como imploraba, y no hizo caso, ahora tenía un nuevo pasatiempo, lo había atrapado en plena cúspide del sueño. Y así seguiría: la diversión había comenzado y con ello, la política también.

Texto agregado el 14-07-2018, y leído por 23 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
15-07-2018 Curioso, tengo un cuento aquí mismo en la página con el mismo nombre del tuyo, aunque problemática diferente. Gcarvajal
 
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