Falaz discurso democrático.



Aún sigo obnubilada ante un ferviente público que presenció el discurso de Fidel. Nunca imaginé asistir a tal instigación hacia la “democracia” en boca de un dictador, a la defensa de la libertad en una isla imposible de abandono o al apropiamiento de una educación prohibida para sus conciudadanos. Tampoco imaginé el criticar las artes bélicas de otros países que él mismo proclama, basándose en iguales dogmas para su defensa; ni las contradicciones de exportar un tabaco no recomendando su consumo; aducir un bajo índice de mortalidad cohabitando en la pobreza o elevar los coeficientes de educación y salud para un uso casi exclusivo de extranjeros. Dos extremos compartiendo un mismo territorio de riqueza y deterioro, jactándose de lo que no poseen como único valuarte de ideales que nunca llegara al pueblo. Salvaguardar la “libertad” asesinando, ni defender una justicia con fusilamientos; tampoco el perpetuarse cuarenta eternos años comandando sin dejar secuelas en un pueblo. Se puede tener mucho de todo, o poco de nada, aunque nunca carecer de libertad, posibilidad única e infinita para el desarrollo humano, porque con una buena educación pero censurada, tampoco se llega a feliz termino.
¿Entonces quienes son los “Nazis” que él tanto señala?, retórica postergada en el correr de años que aún nadie pudo responder, ¿Acaso preguntar?. Por favor no dejemos de lado el intelecto que ya postergaron en demasía, tampoco nos envolvamos con excelsas retóricas para reclutar adeptos de campaña: ni Yanquis ni Cubanos gobernando nuestra patria, que pide a gritos una continuidad en democracia.

Ana Cecilia.