Petardas. Discreto observó el clavicordio. El ragtime supuraba por sus venas y obstruía sus poros. Carne fofa. Avalancha de miocardio. A ras.
Por otro lado nada es nada cuando la inteligencia artificial antropofamélica es invitada a salir de este mundo.
Los sentimientos varios, la paja en el ojo si aciertas llenarás la cuenca con una gran burbuja de olor a vida nueva y serpentinas de colores. ¿Acaso pensabas salir por ese atajo? De donde aquella inteligencia llegará donde nosotros ni narices asomamos y delegaremos el futuro en aquellos hermanos ferrosos que conquistarán mundos como nosotros nos sacamos pelotillas del ombligo. Después convendrán en construir un mundo aséptico, inocuo para sus circuitos, engranajes y tornillos, un mundo sin humedad, virus, osea que nos destruirán a todo ser vivo y evaporarán los mares y ríos. Desde alfa centauri y mediante rallos gamma acabarán de volar el planeta por si aún algún pequeño oso de mar pululase, y de ahí a aniquilar cualquier resto de vida Universal. Nadie les podría culpar, pues no harían más que dar curso a su instinto de supervivencia o superestancia, lo mismo que hacemos tú y yo con ese pequeño animal o insecto que te molesta, a no que eso lo hacemos por gusto.