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EL LIBRO DEL TIEMPO

Arlen acababa de llegar de viaje de una ciudad mediterránea, donde compartió unas cortas vacaciones con sus padres quienes convirtieron los pequeños momentos en grandes momentos de amor y fraternidad; deshizo su equipaje y entre sus pertenencias trajo una reproducción de una obra de arte de un hermoso cuadro del renacimiento donde en la pintura se revelaba toda la fuerza del ingenio de su creador; lo contempló y una corriente de pensamiento vibro en su mente, y pensó que ese cuadro era de una inspiración que había fluido del interior de un personaje inmortal y ahora era parte de ella sin perder la individualidad de su creador, porque ese cuadro reposaría en la colección de obras de arte que ella llama cariñosamente “ El arte del universo” . Luego de poner en orden su habitación pasó al salón de la biblioteca donde reposa un volumen de libros y ella pasa sus ratos leyendo; tomó al azar uno de ellos, estaba mirando el título del dorso del libro cuando sorpresivamente sonó el timbre de la puerta, se apresuro abrir, y allí frente a ella estaba un mensajero con una encomienda en sus manos, y le dijo: este presente es para usted espero que lo disfrute, ella le miró con expresión de sorpresa, y le preguntó, ¿para mí? Sí, para usted, está dirigido a esta dirección. Ella amablemente le preguntó que quien lo enviaba, él cortésmente le respondió que quien lo enviaba no dio su nombre y que él solamente cumplía una misión; sus silenciosos ojos la miraron y se despidió embozando una efímera y enigmática sonrisa y se marchó apresuradamente, dejando como un aura de misticismo y misterio en el ambiente. Segundos después Arlen desenvolvió el paquete y era un libro titulado “El libro del tiempo”. Lo tomó en sus manos, retuvo su aliento y todo su ser se concentró en hojear el misterioso libro. Buscó el nombre del autor y se dio cuenta que el libro estaba escrito por un autor anónimo que al parecer prefería mantener un discreto silencio sobre su identidad. El libro estaba encabezado de la siguiente manera: si en este instante me estás leyendo no es una simple casualidad, estaba destinado para que me leyeras y te dieras cuenta que todos estamos conectados y todos formamos una sola mente universal.
A medida que Arlen iba leyendo el texto se llenaba de fascinación por la forma en que el autor expresaba sus pensamientos e ideas en palabras plasmadas en letras. De sus palabras fluía una impresionante fuerza magnética impregnada de su esencia que a la vez era impregnada a ella. El expresaba en sus letras que en el tiempo real el ser humano con sus pensamientos proyecta y construye su propia historia que va formándose a través del tiempo.
Mientras los ojos silenciosos de Arlen seguían leyendo sus pensamientos viajaban con un tiempo imaginario donde solamente brillaban las palabras del autor que hacía que sus neuronas se le desperezasen para que el cerebro guardase la información. Arlen seguía concentrada leyendo el texto cuando sorpresivamente escuchó el sonido del tic, tac, de un reloj de pared que marcaba el tiempo real y se dio cuenta que el tiempo real es temporal y el tiempo imaginario es el que no tiene principio ni fin.

F I N

Fragmentos de ficción por:
Maite Katiuska Moreno
09-05.2017

Texto agregado el 10-05-2017, y leído por 520 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
12-05-2017 Fascinante relato, Mayte querida. Tu reflexión sobre el tiempo da para un buen y profundo debate. Excelente. Abrazos, querida mía. SOFIAMA
10-05-2017 A Borges y a Cortázar les encantaba jugar y cavilar con el concepto de tiempo. Tu relato es un hermoso acercamiento a ello. Saludos, Mayte. maparo55
 
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