Al llegar la noche

Un puñal amenazante en la noche sin lunas. Me encontraba solo en la penumbra de la vida, casi tan lógrego como las sombras de la oscuridad que me acechaban.

Los últimos neones apenas podían delinear una silueta tenue del provocador que avanzaba. Un grito aterrador me inmovilizaba, un cóctel perfecto que invitaba al pánico.

Sin embargo, pude reponerme, como aquel que se subleva ante lo inevitable. Saque fuerzas desde el fondo de mis debilidades y ahora enmudecido por el avance de la figura evanescente, lo avancé.

Fue en el límite de la razón que maldecí la vida e insulté a la muerte, en un contrapunto frívolo de inútiles impudicias.

Logré lo imposible en la ciudad sin tiempo, como un ánima perdida, el ahora plasmático ser, se confundía entre la bruma de la noche.

Ninguna daga al acecho, ningún cuerpo que osara agredirme, solo restos de un pasado de agobio que vino a recordarme lo fútil de mi existencia.

OTREBLA