Cuando la historia la hacen los mediocres el resultado no será otro que el caos, la apatía, la rutina, la desesperanza, pues los mediocres tienen ideas de piedra, pueda que tengan los bolsillos llenos, pero tienen el corazón y el cerebro vacío. La historia vista desde estás circunstancias no pasa de ser una ramera, todos los sinverguenzas la violan, la entregan a los farsantes, la humedecen en una cloaca y la escriben en libros pestilentes, libros que los niños y jóvenes llevan con dolor y pereza, pues esa no es la historia verdadera, la historia verdadera es aquella que desenmascara al tirano, la que reivindica a los pobres, la historia debería ser un canto que todos deberíamos cantar, donde cada ser humano sea el protagonista de sus alegrías y el verdugo de sus tristezas.
Yo aprendí que Dios era el motor de la historia, pero de ser así sería un Dios famélico, sin sabiduría, sin sensatez, sin agallas, un Dios indiferente al tiempo y al espacio y a todas las líneas nefastas de tiempo. Desgraciadamente quien hace la historia es el hombre, ese ser solo de carne y hueso, hueco de corazón y alma, todo lo volvió cosa (cosismo), todo lo volvió espectáculo de feria, hasta la misma muerte, la grandeza del espíritu es cosa de unos pocos, de unos elegidos que tratan de darle sentido al mundo, pero por más sentido que quieran darle son víctimas del pútrido orden social, donde renuncio a ser yo para convertirme en masa, en rebaño adoctrinado, donde los seres humanos llevamos una campanita en el cuello para no extraviarnos del rebaño, para seguir siendo los idiotas útiles para un puñado de ambiciosos que tratan de justificar su existencia con base enel poder que les hemos otorgado, el poder que ellos se han otorgado, mientras sigamos con esa indiferencia, con esa apatía al cambio, a ser nosotros mismos, la historia no pasará de ser el burdel de los poderosos, donde los pobres tenemos hasta que besarles los pies y hasta limpiarles el culo.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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