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Movida su curiosidad aprovechó la oportunidad de que su tío había salido y sin que nadie en su casa lo notara, atravesó el patio prohibido y se ocultó tras unos arbustos que nadie había podado en años.

Rosita iba a ser la primera persona cuerda que entrara a la casa del tío Oscar desde principios de siglo.

Se asomó por la ventana del comedor.

Pudo ver a su tío caminando hasta encontrarse frente su reflejo en el gran espejo de pared. Ambos Oscar sonrieron al mismo tiempo y guiñando un ojo se alejaron sincronizadamente para contemplarse mejor.

Muy bien – se dijeron a sí mismos y cada uno salió por la puerta de atrás de su respectiva habitación.

Su familia lo consideraba loco, pero de algún modo sabían que su locura era inofensiva y como él permanecía encerrado en su propio mundo sin afectar a nadie eran felices. Rosita -su sobrina- lo observaba todas las noches desde la ventana de su habitación. Así fue como la noche pasada pudo verlo gesticulando frente al espejo, leyendo en voz alta un extraño libro que alzaba en su mano izquierda mientras que con su mano derecha dibujaba uso signos en el marco del mismo.

Con mucho cuidado y sorteando a gatas las tablas ruidosas del porche pudo llegar a la puerta de entrada, pero sólo para darse cuenta que estaba cerrada.

-La ventana del dormitorio- pensó y comenzó a arrastrarse hasta dar la vuelta a la esquina de la casa , se puso de pié y corrió hasta la ventana. Estaba entreabierta pero el pestillo no dejaba más que una abertura pequeña ... pero suficiente como para que metiera su pequeña mano con un ramita recogida del suelo. Luego de unos minutos de forcejeo, la ventana se abrió y sin mucho esfuerzo pudo deslizarse por ella al dormitorio de su tío. El cuarto olía mal, como a encierro y humedad. Las paredes que eran blancas mostraban ahora los diseños irregulares propios del moho propagándose como un fractal, pero en ese mismo moho Oscar había escrito extraños guarismos matemáticos. Sobre el velador vio una foto enmarcada donde estaba ella con el resto de la familia soplando la vela número trece de su cumpleaños.

Recordó cómo solía jugar a las escondidas con su tío antes de aquel incidente. Un día ordinario, como cualquier otro, Rosita llegó del colegio y en casa todo el mundo tenía la cara larga, su mamá la recibió con un abrazo, le dio un beso en la frente y luego de mirarla fijamente a los ojos por un rato le dijo: Tu tío está muy enfermo, debes alejarte de él- y se puso a llorar. Desde entonces todo cambió, Rosa dejó de jugar con su tío. Oscar se mudó a la pequeña casa detrás del patio y sólo aparecía a almorzar un par de veces a la semana, se sentaba en la mesa con los demás pero nadie decía nada.

Rosa abrió la puerta del dormitorio y se dirigió al comedor donde se encontraba el espejo.

Regados por todo el suelo toda clase de trozos de papel, recortes de periódico, papel higiénico garabateado con plumón, hojas de cuaderno arrancadas, libros destartalados y hojas sueltas: Los Diálogos de Platón, apuntes de física de un tal Ronald Mallet, Lao Tsé, Blavatsky, Heisenberg, Los Vedas etc. Todos revueltas en una desenfrenada orgía de ideas conectadas de retorcidas maneras por asteriscos y números o hebras de lana de colores, y en el centro de la habitación, apoyado contra la estantería, el espejo.

Era un espejo grande con un sencillo marco de madera sobre el cual Oscar había garabateado unos signos extraños. Pero lo que más raro le pareció a Rosa es que el espejo no la estaba reflejando a ella, sino a otra niña parecida a ella pero con el pelo más corto.

Ambas Rosas acercaron su mano al espejo y lo tocaron sintiendo no la dura y fría superficie de vidrio, sino la tibia sensación de una mano.

Qué estas haciendo- escucharon y ambas Rosas pudieron ver en el espejo el reflejo de Oscar detrás de su contraparte. ¡Tío! – exclamaron al unísono. -No, no soy tu tío - Dijeron los Oscar de rostro severo.

En eso Rosa de pelo corto tomó a Rosa de pelo largo por la muñeca y la arrastró hacia su lado del espejo. Oscar intentó cogerla, mientras el otro Oscar gritaba palabras en otro idioma, pero era tarde, ambas Rosas huyeron por la puerta y mientras un Oscar forcejeaba para entrar y el otro para impedírselo, el espejo se rompió.

Rosita de pelo largo se dejó arrastrar por su doble de pelo corto hasta su cuarto.

- Qué vamos a hacer y mis padres me dejarán castigada para siempre.
- Tranquila dijo, mis Padres salieron a visitar a la tía Juana.

Juana, la hermana de Oscar vivía en Rio Claro, a unos 20 kilómetros al norte.

¿Tú eres yo? -preguntó la de pelo largo.
No, somos dos Rosas diferentes, de universos paralelos. -Contestó la de pelo corto.
¡ En serio ! - Agregó con una sonrisa.
¿ No aprendiste nada de tu tío? -preguntó la de pelo corto.
-No, mi tío está loco.

Ahhh eso te dijo mi ... digo, tu Mamá. ¿Y tu te lo creíste?

-¿Por qué iba a dudar de ella?
-Por nada, pero a veces los “adultos” se equivocan. ¿Sabes? Desde que mi tío comenzó a aislarse y a hablar cosas raras, en lugar de alejarme de él, en secreto comencé a visitarlo. En un comienzo no me dejaba entrar, pero luego se me ocurrió llevarle la comida y quedarme con él hasta que terminara. En una ocasión le pregunté qué estaba haciendo y me contó lo de los espejos.

¿Qué hay con los espejos y cómo es que estoy aquí? - Preguntó la de pelo largo.

Eso es lo que quiero explicarte carte carte – su voz se oyó con un extraño y prolongado eco-
¡No! La paradoja está comenzando ando ando, debo regresarte a tu universo erso erso! -Exclamo la de pelo corto.

En ese instante golpearon la puerta (y el sonido se propagó muchas veces).

-Soy tu tío tío tío ... - Se escuchó.

Rosa de pelo corto iba a abrir la puerta pero la de pelo largo la detuvo.

(Los diálogos que siguen presentan eco en todas las palabras, pero para facilitar su lectura los omitiremos.)

-No lo hagas, estoy segura que es mi tío loco que paso de este lado- Dijo la de pelo largo, atajándola.

-Tu tío no está loco, entiende – dijo y la empujó para librarse de ella y abrió la puerta para ver con gran sorpresa que no era un sólo tío el que golpeaba, había tres tíos.

¿Qué sucede? - Preguntó asustada Rosa.

Los demás quedaron esperando allá afuera - Contestaron los Oscar al unísono y se miraron sonriendo.

Cuando Rosa de pelo corto miró por la ventana, pudo ver una multitud de tíos Oscar en el patio y alrededor de la casa.
¿Pero cómo pudo ocurrir esto ? - Preguntó Rosa de pelo largo agarrándose la cabeza y moviéndola en señal de confusión.

Yo me encontraba en casa leyendo la obra de Mallet cuando de pronto sentí un incontrolable impulso de ir a mirarme al espejo del comedor.- Dijo el primer Oscar.
Si, lo mismo me ocurrió a mi- Dijeron los otros dos Oscar al unísono- Entonces te encontré, ejem. Bueno encontré a una de Uds. mirándose en él y ...sentí como un ruido de vidrios quebrándose y aquí estoy.
Estamos -Corrigieron los Oscar restantes.

Pero en mi caso- agregó Oscar segundo- no alcancé a llegar al comedor.
Y yo estaba trabajando en una traducción alternativa del Vajasaneyi Samhita.
¿Ahh es una parte del Yahur veda? - interrumpió Oscar primero.
No nos desviemos del tema -dijo Oscar tercero.
Tienes razón- Respondieron al unisono Oscar, Oscar, Rosa y Rosa.
Es obvio que estas dimensiones no existían previamente hasta que ocurrió cierto evento relacionado con uno de nosotros y el espejo.- Dijo Oscar primero.
Y el eco es signo de que se ha originado una singularidad de masa- Dijo el segundo.
Por eso debemos regresar rápidamente- antes de que se siga propagando. -Dijo el tercer Oscar.
Aquí tengo un papel con unos signos raros- Dijo Rosa de pelo corto, pasándoselo a Oscar tercero.
Oscar lo examinó frunciendo el entrecejo.
Mmm está en sánscrito- dijo.
Pásamelo- dijo Oscar segundo.
Sí es sanscrito, es lo que estaba traduciendo, un canto relacionado con el cacra del tiempo.
¿Querrás decir Chakra? - interrumpió Oscar primero.
Se pronuncia Cacra – corrigió el segundo.
¿Pero qué tienen que ver los cacra con esta aberración?
Reclamó el primer Oscar. - Es posible que uno de nosotros haya combinado todos nuestros conocimientos para hacer un portal entre estos universos.-Aclaró Oscar.
Pero eso es imposible- Dijo Oscar-
No lo es si consideras la micro-curvatura del espacio producto de cambios gravitacionales inducidos. Algunos sadhus en la antigua india podían modificar el campo gravitatorio a su alrededor entonando ciertos mantras.- Explicó el Oscar experto en sanscrito.

Mientras los Oscar discutían con gran dificultad dado que los ecos eran cada vez mas molestos, ese otro tío Oscar, el que se quedó sin su respectiva sobrina Rosa del otro lado del espejo, había terminado de recoger los pedazos del mismo y comenzó a pegarlos ordenadamente en su lugar.

¡Miren! - gritó Rosa de pelo corto.
¡El espejo! - exclamó Rosa de pelo largo.
¡Rápido!- dijeron los tres tíos Oscar al unisono (con ecos cada vez mas molestos).

Cuando uno de los tíos terminó de recitar las palabras, el espejo se curvo levemente hacia afuera y emitió un sonido similar a un fa de flauta dulce ...

Listo dijeron y comenzaron a atravesar el espejo.

Pero al llegar al otro lado se toparon con el Oscar que había reconstruido el espejo.

No funciona dijo Oscar.
Por supuesto que no- contestó Oscar.
Ya veo hay que ir pasando en el orden contrario a nuestra primera multiplexación – Añadió inteligentemente Oscar.

Y así lo hicieron. Primero pasaron las Rosas, cada una a su universo, y luego uno a uno los Oscar en el mismo orden en que habían aparecido.

Así, lentamente la multitud de Oscar fue desapareciendo y el eco de las palabras se redujo hasta que todo volvió a estar como antes en este universo...

Bueno casi como antes, pero eso es otra historia.

Texto agregado el 01-03-2017, y leído por 90 visitantes. (0 votos)


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