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“JASE, EL HERRERO”.

Hace no mucho tiempo, en un pequeño pueblo no muy lejano, había un hombre llamado Jase, quien era muy dedicado a su trabajo, ya que él era el mejor herrero de aquella provincia, su esposa y sus tres hijos lo adoraban y él también los amaba, aunque vivían en total austeridad, ellos eran muy felices, un día, Jase le llego a su esposa con una muy buena noticia, Don Solrhac Orethlos quien era un extranjero muy rico y poderoso, que ya tenía muchos años viviendo en esa tierra, le había mandado hacer varias puertas y ventanas para una residencia nueva que estaba construyendo y hasta un buen anticipo de dinero le había dado, para Jase y su familia era lo mejor que podía pasarles, pues tendrían trabajo algunos meses y así podrían solventar muchos gastos.
Una semana después el joven soldador se encontraba jubiloso trabajando en su taller, cuando de pronto. -¡Córrele Jase! Tu hijo Otiluar está muy mal hay que llevarlo al doctor- era su esposa que gritaba muy asustada-. -Cálmate mujer, ahorita lo llevamos- -Contesto él-. Después de revisarlo, el médico les dijo. – No hay de qué preocuparse el niño está bien, hay que darle el medicamento a sus horas y se repondrá pronto-.
Los días pasaban y el niño seguía cada vez más enfermo, la recomendación del médico fue que lo llevaran a la ciudad para que allá lo revisara un especialista y le hicieran los estudios necesarios, la angustiada familia se la pasaba de hospital en hospital, de un médico a otro hasta que él diagnóstico fue dado, “Cáncer”, Jase y su esposa sintieron que el mundo se les caía encima, se entristecieron y lloraron amargamente.
Mientras tanto en el pueblo Don Solrhac se encontraba muy enojado con el herrero porque no lo localizaba y le estaba quedando mal con su trabajo.
Después de varios días de tratamiento el hijo de Jase se sentía mejor, les pusieron cita en dos semanas para sus quimioterapias, ellos volvieron al pueblo, pero ya los esperaba Don Solrhac tan disgustado que en cuanto vio a Jase lo tomo por el cuello y le dijo, que le devolviera el dinero del anticipo y que ya no le hiciera ningún trabajo, Jase trato de explicarle por todo lo que habían pasado y la grave enfermedad de su hijo, pero él no lo escucho ni le importaba lo que le dijera así que se llevó toda las máquinas y la herramienta del taller del herrero y le dijo que era a cuenta del anticipo que le había dado, el médico del pueblo iba llegando a preguntar por la salud del pequeño y se dio cuenta de todo lo que había pasado, y le dijo
-No te preocupes muchacho, mira yo tengo un hermano que es licenciado y él te va ayudar- -Pero yo no tengo dinero para pagarle y además Don Solrhac es muy poderoso, mejor así hay que dejar las cosas- contesto el joven herrero.
-¡No! Esto es una injusticia y no puede quedar así, además hablare con unos amigos para reunir una buena cantidad de dinero para que puedas llevar a tu chamaquito a sus quimioterapias y tengan para comer tú y tu familia mientras encuentras trabajo- le dijo el médico.
- Muchas gracias doctorcito-. Contesto el joven.
El doctor puso al tanto a su hermano le explico todo y al cabo de una semana ya estaban todos ante el juez. El joven herrero puso en las manos de su Señoría un documento firmado por él y por Don Solrhac donde se describía todo lo relacionado al trabajo que iba a realizar, el precio y la fecha de entrega la cual todavía era vigente, después de analizar muy detenidamente aquel contrato, su Excelencia dio el veredicto final,
-Solrhac Oretlhos tu eres un hombre millonario, pero injusto y muy cruel, te diste cuenta del gran problema por el que está pasando Jase y no te compadeciste de él ni de su familia, sustrajiste de su taller toda herramienta de trabajo, dejándolo sin nada para que él pudiera realizar otro compromiso y por si fuera poco violaste un contrato que todavía está vigente por todo esto, tu sentencia es que, devolverás toda y cada una de la herramienta, le pagaras ciento veinte salarios por el tiempo que él no pudo trabajar por falta de su herramienta y liquidaras la cantidad fijada en el contrato, de lo contrario si no lo haces te esperan diez largos años de prisión-.
Solrhac no tuvo de otra más que obedecer. Jase se puso muy contento y quiso devolverle al doctor y a sus amigos el dinero que le habían dado, pero ellos le dijeron que no, que se lo dieron de corazón y además querían que les hiciera algunos trabajos de herrería ahora que ya había recuperado su herramienta y así aquel joven soldador tuvo mucho trabajo y su hijo poco a poco iba recuperando la salud. Desde entonces en aquel pueblito la gente se ayuda y se preocupan unos de otros. FIN.

Texto agregado el 21-01-2017, y leído por 132 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
04-02-2017 ¿Cuantas veces se ha dicho "no hay mal que por bien no venga"? Perfecta historia para verificar el dicho. za-lac-fay33
21-01-2017 Si eso pasa en mi país,seguro me pellizcaré para comprobar si estoy vivo.UN ABRAZO. gafer
 
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