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Día 01

Ha sido una mañana extraña. Muy extraña en realidad. Eran exactamente las 4:05 am. , madrugada de miércoles, cuando abrí los ojos. Estaba helando, por esto, las sábanas me cubría hasta donde empiezan mis ojos. Mirando el lado derecho de la cama me encontraba cuando sucedió.

Una extraña sensación recorrió cada centímetro de mi ser, luego, mis ojos se abrieron de “par en par”. Una extremadamente fuerte corazonada invadía mi pecho y, por alguna razón, mi mente y cuerpo necesitaban mirar mi teléfono cèlular. Estaba allí, al lado de la almohada boca arriba; enseguida lo sujeto y entro a nuestra conversación. Allí estaba ella, mi última y la más importante conversación.

Extrañado estuve al notar que la chica, por la cual mi pecho se sienta cálido, estaba escribiéndome algo. – Esta tonta máquina aun se actualiza. – Pensé. Sin embargo, aun más extrañado quedé al notar que ya se había actualizado y que de verdad me escribía a esa hora.

“Te amo”

Solo esas dos simples palabras fueron el mensaje más hermoso que alguna vez pude haber leído en mi vida. Aunque no estaba ella allí a mi lado para poder verla, sentirla u oírla; de alguna muy rara manera, la vi a solo unos pocos centímetros de mi piel, la sentí en mis brazos y la oí cerca a mi rostro. Estuve sonriendo como tonto durante un buen rato. Luego, le respondí y en mi mente la besé con un beso con sabor a amor.

“Yo también te amo, mi reina”

Más tarde, ese mismo día, un mensaje tuyo desde otra plataforma me llegó, el cual decía que me llamarías apenas pudieses. En ese instante supe que empezaría una temporada lluviosa.

Me encontraba montando bicicleta con un primo, pero, como nunca antes había hecho, me detuve un segundo al notar algo extraño en mi pantalón. Mi teléfono estaba vibrando; era un número desconocido. Algo me decía que debía detenerme y contestar. Era ella. No había manera que no pudiese reconocer la voz de la mujer a la cual yo amo. Su hermosa voz, al sonar, generó solo alegría en mi corazón y dulzura en mis oídos. Me dio la noticia y dos opciones.

No tomo ni un segundo tomar la decisión. Yo la esperaré todo lo que sea necesario. La amo. Por primera vez, después de un tiempo, el corazón y la menta estaban de acuerdo.

La amas y lo sabes. Quizás sea difícil; tal vez, no. ¿Quién sabe? ¿Qué importa? A estas alturas, no hay nada que pensar. – dijo la mente con seguridad.

Solo siente y sígueme, pues ella lo vale. – afirmó el corazón al abrazar a la mente.

Emprendí un viaje en bicicleta para aclarar los pensamientos y sentimientos. Estoy preparado. La decisión estaba ya tomada. La amo.

Este fue mi día. Gracias por dejarme impregnar las palabras en tus hojas, mi fiel confidente, mi diario. Esto es todo por hoy. Hasta mañana.

Texto agregado el 12-01-2017, y leído por 174 visitantes. (0 votos)


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