08.10.2016
Conocerte fue un remanso de agua dulce, me devolviste algo que yo creía perdido, pero solo estaba dentro de mí, escondido quizá, pero ahí estaba. Me devolviste a la mujer que hay en mí. Me dejaste ver a la mujer que puede brillar si le dan la luz adecuada, la mujer que renace si la alimentan debidamente, la mujer que habita dentro de este cuerpo a la que solo hacía falta invocar y traer a la superficie.
Gracias por hacerme ver mi parte femenina, esa parte que no tiene nada que ver con ser madre, amiga, hija o profesional, esa parte que es tan mía; gracias por ayudarme a reencontrar mi más íntima feminidad, por ayudarme a recordar cuanto puedo brillar y que no necesito a nadie más que a mi para seguir brillando. Gracias… gracias.