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Hola amigos
Les cuento que soy catedrático en una universidad cuyo rubro principal es la economía, nos enorgullecemos de que nuestros egresados son hombres y mujeres adinerados y queremos creer que es por los tips obtenidos en sus estudios.
Con regularidad organizamos seminarios y llevamos como conferencistas a triunfadores sobre todo dueños de cuantiosas fortunas.
Así yo tengo a un simpático amigo que es asquerosamente rico y le pedí su colaboración para que hablara con nuestros alumnos. Él estuvo reticente (yo, al principio pensé que era por modestia) y me dijo que no le gustaba hablar de su vida de la que no estaba orgulloso y además no les serviría a los alumnos. Esto despertó mi interés y le dije que me contara a mí sus experiencias y yo sería el juez. Les narraré su relato:

Mi madre pertenecía a una familia de terratenientes muy ricos, pero, se enamoró de mi padre, un burócrata de provincia. La familia de ella la desconoció cuando se casó. Por lo que mi infancia fue en medio de la pobreza y más cuando mi mamá murió. Pienso que de cansancio pues era la que nos mantenía con su sueldo de dependienta de tienda ya que mi papá no daba golpe.

A duras penas me recibí en una escuela patito de taquimecanógrafo. Gracias a mi padrino que era un político tranza y gerente de una paraestatal conseguí un cómodo trabajo en la misma. Me casé con una bella joven y pensé que al fin la suerte me había hecho justicia.
Sin embargo todo lo bueno se acaba. A mi padrino lo metieron en la cárcel y aunque estuvo poco tiempo ahí, en la paraestatal corrieron a toda la fuerza aérea de aviadores que estábamos en la nómina, entre ellos yo.

Tuve muchos trabajos: de guardia (que no la hice), cocinero, lavaplatos, merolico, en fin de lo que me caía. Yo admiraba a mi mujer que le lucia mucho el mísero gasto que le daba, siempre bien vestida y enjoyada (me decía que las joyas eran de fantasía).
De vez en cuando me tomaba unas cervezas con el cínico de mi amigo Juan. Cuando habíamos bebido unas cuentas "cheves" en broma me dijo: “ten cuidado cuando pases por una puerta pues los cuernos te pueden atorar” y profirió grandes carcajadas que hasta lo hicieron llorar.
Ya se podrán imaginar a que se dedicaba mi media naranja, consiguió un viejo rico y para casarse con él tuvimos un divorcio express y una anulación en la iglesia ($$$$$). El cómo no se los contaré ya que soy un ferviente católico.

Por un tiempo viví de milagro, pero mi Dios ayuda a sus hijos. Una señora viuda de un riquísimo industrial sin familia aparente recibió la noticia en un sanatorio de lujo en los Estados Unidos de que el cáncer en poco tiempo acabaría con ella. De su marido aprendió a ser práctica y le encargó a una firma de abogados que buscaran si tenía algunos parientes vivos para redactar su testamento.
El abogado encargado de la tarea le dijo: “señora sólo hay uno, César, y es el hijo de su único hermano ya fallecido”. La moribunda con un gesto de disgusto dijo: “mala suerte ya sabía de ese sobrino, pero es un verdadero pendejo. Si no hay más remedio él será mi heredero”.
Resulta que el pendejo era yo.

Texto agregado el 02-10-2016, y leído por 148 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
03-10-2016 Terry: así vale la pena ser pendejo. 5* heraclitus
03-10-2016 Digan* grilo
03-10-2016 Que me lo figan a mí. Me ha tocado, la lotería 3 veces. El gordo y dos premios extras. ***** grilo
03-10-2016 Casos de la vida misma jijiji. PiaYacuna
03-10-2016 Humor negro de los que me gusta elpinero
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