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Inicio / Cuenteros Locales / lerabe / La mejor conquista de un hombre sin dinero

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Yo soy técnico, soy profesional tengo una maestría y una especialización…
En pedir ganga (viajar por la mitad de lo que vale el pasaje) en los buses.
Es algo que tiene hasta idioma a señas, porque para pedir ganga la señal es mostrar el dedo índice, con cara de persona buena gente pero de pobre, todo conductor conoce esa seña en mi país, pero, si el conductor te dice que no, debes mostrar el dedo corazón y rogar por que el conductor no se baje a romperte la cabeza con alguna herramienta, Nada podía arruinarme una pedida de ganga, excepto que en el paradero hubiera una mujer bonita.
Preciso ese día después de cambiar un billete de dos mil pesos con el que aspiraba pagar los pasajes de ida y de venida de la universidad que quedaba bastante lejos de mi casa, vi una mujer divina donde yo solía esperar la ruta número 33, la única de todas las que pasaban por esa avenida que me servía para ir a la u, ella tenía una piel, de esas que cualquier mujer que va a la playa envidia , porque era de un color canela tan perfecto que se podía hasta sentir ese aroma en el aire, todas las mujeres sueñan con ser delgadas, casi al punto de llegar a ser cadavéricas, pero esta mujer para nada lo era, porque en realidad ella era como a los hombres nos gustan, de piernas gruesas, firmes y largas como la fila de un banco el último día hábil del año, caderas anchas, cintura pequeña y estrecha, que solo se hacía ancha al llegar a sus pechos, tan perfectos y de tan buen tamaño, que tengo que admitir que por un segundo pensé, “debe tener un buen cirujano” después note que eran naturales, porque no las llevaba casi montadas en la nuca, como las aspirantes a novia de narco que se operan hasta el caminado, su escote mostraba que estaban donde la gravedad y su juventud dictaba debían estarlo, ni muy arriba ni muy abajo, si hablamos de su rostro, puedo decir que me hizo recordar un reggae que decía que tener esos ojos debía ser ilegal, porque ni más si cuando miraba inspiraban a pecar, con unas sonrisa que a pesar de ser tentadora se veía inocente y tierna como se la pintan a los ángeles , sus cachetes no eran pegados al hueso, eran redondos y adornados con huequitos en las mejillas, de esos que enloquecen a cualquier hombre.
Cuando yo la vi, lo primero que pensé es que si no me alcanzaba para el pasaje mucho menos para una mujer así, uno de hombre sabe a qué mujeres puede aspirar y a cuales no, sin embargo yo no pensaba pasar la vergüenza de pedir ganga en frente de ella, así que idee un plan que era el siguiente: cuando el bus viniera demasiado cerca, sacar la mano como cualquier pasajero, de forma tal que por la velocidad a la que suelen andar los buses en mi ciudad, el bus parara lo suficientemente lejos del sitio donde yo estaba parado como para poder alejarme de la chica y después de subirme decir “ amigo me lleva por mil” así la chica nunca se daría cuenta de que no había pagado el pasaje completo.
El plan era perfecto, así que comencé a ejecutarlo el bus se detuvo varios metro más delante de donde estábamos parados, todo salía como lo había planeado, camine hacia el bus y la busque por el rabillo del ojo, sentí que las piernas se me aflojaban al ver que se dirigía al mismo autobús.
Sentí tanta vergüenza que hasta olvide la excusa más vieja inventada por los caballeros para morbosear mujeres al entra a un sitio o subir unas escaleras, ”primero las damas”, estaba tan nervioso que tan solo me subí, pague con el dolor del alma y de mi avaro bolsillo el pasaje completo, me senté en una de las dos sillas que quedaban vacías, apenas me estaba terminando de acomodar cuando escuche una voz hermosa de delante de la registradora que decía:
-lindo, será que voz me llevas por mil.
Era ella, fue cuando más me dolió el bolsillo, hubiera sabido le hubiera dicho que yo pedía la ganga por los dos, no sé si fue buena o mala suerte, pero ella se sentó a mi lado, aunque ahora que lo pienso fue por que no habían más puestos vacíos.
No sé si alguien más a sentido esa sensación incomoda de querer iniciar la conversación con alguien, pero no saber qué decir, sobre todo porque siempre se te ocurren las ideas más idiotas yo le dije:
-va como a llover
Ella sonrió y dijo
-lo dudo según mi celular estamos a más de 30 grados
por dentro yo pensaba lo que usted piensa en este momento (mucho huevon) así que me quede callado pensando algo creativo, interesante, pero que no fuera estúpido para contestarle y en realidad tuve una idea brillante, pero justo cuando estaba listo para decirla, una señora con un niño de brazos dijo:
-será que se acabaron los caballeros en este bus en otra ocasión le hubiera contestado que los caballeros no, pero que las sillas vacías sí, pero yo no podía quedar como un patán ante la chica a mi lado, así que le pedí me regalara espacio para ponerme de pie, ella solo se sentó un poco de lado dándome apenas el espacio justo para salir así que pase con mucho cuidado procurando con no rozar mi cola contra su cara, pues eso no sería para nada sexy.

Me baje del bus y camine hasta la universidad pensando.
-total estaba muy bonita como para ponerme cuidado, para una de esas no me alcanza.
ese era mi único consuelo, olvide el tema y me concentre en clase, hasta cuando fue hora de regresar a casa y obligatoriamente tuve que recordar el tema, me había quedado sin lo del pasaje, un poco indignado recordando todo lo tonto que fui decidí regresar a mi casa de la única forma que podía hacerlo gratis, caminando, sonreí burlándome de mi desgracia y me dispuse a salir de la universidad, saliendo de la oficina de otra facultad estaba ella, también se dirigía hacia la puerta.
Comenzamos a caminar por la misma acera, al principio trate de apretar el paso tratando de perderme de la vista de ella, después me di cuenta de lo ridículo que era eso y regrese a mi paso normal, hasta llegar al semáforo que estaba en verde para los vehículos al detenerme ella quedo parada justo al lado mío, yo la mire ella sonrió y me dijo
-quién lo diría parece que si va a llover
No se si la ley de la compensación existe o era un buen chacra por darle la silla a la señora, no lo sé, porque el día inicio bastante soleado se había puesto oscuro, las nubes se veían cargadas de agua, así que rápidamente dije lo que no había podido decir en el bus.
-bueno, yo lo sabía, porque hoy el que da el tiempo en la radio dijo que sería un día totalmente soleado y con ese tipo siempre pasa lo contrario de lo que dice.
Sonrió, se marcaron los huequillos en sus mejillas.
-pensé que yo era la única que lo notaba, pero sí, siempre resulta ser lo contrario, te hubiera dado la razón esta mañana cuando dijiste que llovería, si hubiera tenido tiempo de escuchar el pronóstico del clima.
No sé cómo, pero logre mantener la charla hasta llegar al sitio donde me imagine tomaría el bus, ella trato de despedirse de mí como si fuera yo quien se fuera a ir en la buseta, yo le dije que no, que había decidido irme a pie por que tenía tiempo, yo no le podía decir que no tenía ni para un cafe, me pregunto que donde vivía, yo le explique que a dos cuadras de donde habíamos tomado el bus, así que ella me dijo que le daba pereza llegar tan temprano a casa, que nos hiciéramos compañía mientras caminábamos, conversamos demasiado, yo quería que el camino fuera eterno, así que le propuse bajar por el centro, porque ninguna mujer camina más despacio que la que pasa por las vitrinas de los almacenes, ese plan si fallo por que la conversación estaba tan entretenida que ni siquiera se detuvo a mirar en alguno de los almacenes de calzado.
En medio de la conversación no pude evitar decirle que me tomo por sorpresa que ella pidieras ganga, que no me lo imagine en el paradero, siendo ella una mujer tan bonita, se sonrojo un poco y me contesto que ella lo hacía porque estaba ahorrando para una bici nueva, yo no podía creer una respuesta tan perfecta.
-sabes, yo soy un gran fanático de las bicis, me encanta hacer ciclismo de montaña.
-y por qué vas a la u en bus, si podrías ir en bici.
- es que soy de esas personas que sudan amarrándose los tenis.
Soltamos una sola carcajada, yo creo que ella me imagino llegando a clase empapado en sudor, ya entrados en confianza le confesé que yo también pedía todos los días ganga pero que me había dado vergüenza hacerlo frente a ella, se cogía el estómago de la risa, me invito a que nos subiéramos juntos al otro día.
Al día siguiente, estaba muerto de ansias de que se llegara la hora, para poder entender que tan ansioso estaba, lo podría comparar con el primer día que fui a la universidad, y no solo se puede comparar por lo ansioso que esta, también por que al igual que el primer día de clases tenia puesta la ropa más nueva de mi closet y me había perfumado muy bien, ese día ella menciono lo rico que olía, justo antes de sacar la mano y hacer la seña de dos por dosmil, me dijo:
-niño, pero se echó completo el tarro de perfume, huele a rico.
Así pasaron los días, yo no hallaba que más ponerme o como más combinar la ropa, porque quería que ella siempre me viera impecable, me toco comprar hasta otro tarro de perfume, durante esos días note que yo a ella le gustaba, lo sabía por la manera en que me sonreía y por la forma en la que en ocasiones me miraba, no sé si les a pasado, que uno se queda mirando fijamente a los ojos a una chica y uno muere de ganas de besarla, pero, uno no se atreve por miedo a ser cacheteado a pesar de notar que ella también lo desea, varias veces nos pasó pero yo seguía sin atreverme, hasta que un día en una de esas se me ocurrió que tal vez la parte de atrás de una buseta no era el mejor sitio para el primer beso, así que sin pensar en nada le dije.
-Oye, deberíamos ir mañana a comer algo.
Ella me dijo que si, que justo después de salir de clase, fue en ese momento que recordé, que no tenía un peso por que había pagado la factura del servicio del móvil.
Pero, ya no me podía echar atrás, de alguna forma tenía que conseguir el dinero, llegue a la casa pensando en que empeñar, ¿que podía empeñar que mi mama no extrañara?, pensé en el DVD despues de todo mis papas nunca veían películas, pero me quede pensando en que por lo general las cosas que se empeñan, rara vez se recuperan, así que me acorde de andres, el típico amigo que cuando lo invita a uno a tomar, si uno le dice que no tiene un peso le contesta:”por plata no se preocupe que yo le presto” ese día cuando le pedi prestado contesto lo típico “tuviera con gusto le prestaba, pero hoy quede de salir con unos amigos, pero si algo yo le aviso” , ella me escribió un mensaje que decía “parezco una niña, estoy muy emocionada de salir mañana contigo, ya quiero que sea la hora”, pensé en pedirle prestado a mi papá, pero recordé que él siempre se quejaba de que no había plata, pero, me acorde de algo muy importante, que mi papá nunca me diría que no, si era algo de la universidad.
Fue asi como resulte pidiéndole plata a mi papá para un libro que valía 100.000 pesos para un código penal, me compre uno pirata que me valió 15.000 para no sentirme tan culpable y llegar en la noche con un libro a la casa, recuerdo que guarde 20.000 para los taxis aparte en mi billetera y el resto del dinero que era para la comida lo eche al bolsillo con unas cuantas monedas, no encontramos en la entrada de la universidad, esperamos unos momentos a que pasara un taxi, en esas llego una señora con dos niños uno de brazos y otro totalmente sucio y andando descalzo de la mano pidiendo limosna, yo por dármelas de buena gente metí la mano al bolsillo y le di a la señora todas las monedas que tenia.

Llegamos al sitio, era uno de comidas rápidas un poco costoso y de ambiente entre relajado y bohemio, las sillas eran hechas con pallets reciclados y las mesas hechas con rollos de madera en los que envuelven cables las empresas de telefonía, en otro sector del sitio había un inmenso tapete lleno de cojines y algunos sillones a los que les habían quitado las patas para que quedaran a la altura del suelo, fue justo ahí donde le indique que nos sentáramos, por que así se me facilitaría hacerle mi emboscada a mitad de cena, nos sentamos y yo rápidamente escudriñe la carta para hacer lo que todo hombre vaciado hace cuando sale con una chica, mirar para que te alcanza, acto seguido le pedí me disculpara un momento y me dirigí hacia el baño, porque necesitaba contar cuánto dinero me quedaba.
Cuando llegue al baño me encontré con una sorpresa inmensa, me mande la mano al bolsillo y ya no estaba la plata, sentí un frio que me llego desde los pies hasta la nuca, revise la billetera, tal vez había echado el dinero ahí, pero tampoco, fue cuando recordé a la mendiga señora con los dos niños, cuando le di las monedas se me cayó el dinero, no había de otra tenía que pasar por la vergüenza de contarle lo que había pasado e irnos del sitio, ya podía imaginarme lo que se reiría y se burlaría de mi.
Al salir del baño ella dijo.
-¿por qué tardaste tanto en el baño? Pensé que te había pasado algo, yo ya ordene una hamburguesa, llama a la mesera para que te tome tu orden.
Ella misma le hizo señas a la mesera que se acercara, cuando pregunto que ordenaría no pude evitar mirar hacia todos lados tartamudeé un poco hasta que vi en una pared iluminada casi como si fuera la imagen de una santa la imagen de una hamburguesa de 6 pisos, estaba ilustrada en caricatura y debajo tenía un texto que decía: ”si logras comerla menos de 20 minutos tu solo, la cuenta será totalmente gratis” así que mi dedo de inmediato apunto hacia aquel cuadro.
-yo quiero una de esas.
Ella y la mesera me miraron asombradas y me preguntaron casi en coro, ¿seguro?
-si claro, es que yo soy de buen apetito, ¿o por qué cree que soy gordito?
Por dentro analizaba mis posibilidades, yo siempre fui de buen comer, muchas veces después de comer mi almuerzo, comía lo que dejaba la huesuda de mi hermana y hasta recibía bocado de mi mamá, hasta tenía el descaro de ir a la tienda al rato y comprar pan con gaseosa, que carajos, si para salvar mi honor tenía que comerme una hamburguesa de 6 pisos lo haría, yo estaba decidido y seguro de lograrlo.
La seguridad me duro hasta cuando vi esa monstruosidad que me habían servido, todo el mundo en el restaurante se quedó más asombrado que yo al verla, cada piso tenia, carne, queso doble crema, tomate, lechuga, dos tiras de tocineta y todo esto aderezado con la salsa de la casa. El plato devia quedar limpio en 20 minutos y eso incluía la poción de papitas a la francesa con la que venía adornado el plato por los lados, fue cuando comprendí que era el equivalente a comer 6 hamburguesas con todo.

Comencé a devorarla, 20 minutos para comer 6 hamburguesas con todo no son nada, ni siguiera pude cruzar palabra con ella, yo sentía a ratos que me atragantaba y me imaginaba la horrenda expresión de mi rostro al ver la cara que hacían ella y todos los que estaban a mi alrededor, todo el mundo me miraba con una cara que rayaba casi en el asco, los 2 primeros pisos fueron fáciles, el 3 ya no fue tan cómodo, el 4 me tomo demasiado tiempo y fue justo en el minuto 18 cuando aun me quedaban 2 pisos mas papitas que cai desplomado sobre el plato, ella y la mesera me sacudían, uno de los clientes qrito,”debe de estar atragantado” me tomo por la espalda y me apretó fuertemente, esperando que escupiera lo que me atragantaba, yo estaba total mente desgonzado como un muñeco de trapo, pedían un médico, llamaban una ambulancia, que nunca llego, por que es mucho mas rentable atender un accidente de tránsito ya que el seguro obligatorio paga bastante dinero a el personal de la ambulancia, hasta que por fin apareció un estudiante de primer semestre de medicina, quien me tomo el pulso y reviso mi respiración, sin encontrar ni lo uno ni lo otro, fue el quien pidió que ya no llamaran una ambulancia, que llamaran a la policía porque ya estaba muerto .
Si estoy contando este cuento es más que obvio que no me morí, pero hubieran visto la cara de terror del tipo que debía hacerme la autopsia cuando me puse de pie justo en el momento que se disponía a hacer la primera incisión, el levantamiento lo habían hecho a toda prisa porque ese día jugaba la selección de futbol , así que los policías solo me echaron en una bolsa negra y no recogieron mayores pruebas ya que estaba claro que mi asesina era la hamburguesa, eso sí tuve que contarle a el forense porque había fingido mi muerte, le causo tanta gracia mi historia me ayudo reportando que había sido un caso de catalepsia, aquel trastorno donde la gente parece estar muerta, también imaginaran el susto de la chica cuando la llame y le dije lo de la catalepsia, me dijo que había llorado toda la noche pensando que había muerto sin tan siquiera poder darme un beso, así que apenas nos vimos la abrace y ella me beso como si fuera su última oportunidad de hacerlo y así fue como me quede con la chica y me fui sin pagar la cuenta.
porque después de todo, nadie le cobra a un muerto.

Texto agregado el 01-06-2016, y leído por 137 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
01-06-2016 Un final inesperado. Me gusto leer el cuento. paulasol
01-06-2016 Que bella obra de arte me gusta mucho tus letras eres muy talentoso tienes mucho futuro y para mi es un honor pasar por tu mágico jardín de letras. 5***** john-anthony-
 
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