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Nerón y el incendio de Roma
La verdad es que el emperador Nerón no fue un santo ni mucho menos y aunque lo cierto es que a lo largo de su corta vida, murió a los 31 años, le toco vivir una etapa muy compleja, continuas rebeliones en las fronteras del imperio, fuerte oposición del Senado, intrigas y disturbios provocados por sus enemigos internos y un largo etcétera de problemas, fue bastante buen hombre teniendo en cuenta lo que se llevaba entonces, estaba dotado de una gran sensibilidad para la música, el teatro, la poesía y otras bellas artes, aunque estas virtudes no justifican muchas de las barbaridades que realizo en su vida, asesino a su madre, a parientes y colaboradores y decreto cruentas persecuciones y castigos entre la comunidad cristiana y algunas otras “chiquilladas” muy parecidas, pero extrañamente por lo que es sobre todo recordado es por ser el emperador que mando quemar Roma y contemplar el incendio desde su palacio tocando la lira.
Y no hay nada más lejos de la realidad, Nerón no quemo Roma, bueno si la quemo, pero no fue adrede, se trato de un desgraciado accidente que cosas del destino, se provoco como consecuencia de su amor por las manifestaciones artisticas, como ahora contaremos.
Nerón fue nombrado emperador muy joven apenas tenía dieciséis años, prácticamente acababa de salir del collegium (colegio) era una adolescente y como tal tenía un alto sentido de la amistad que principalmente depositaba en su compañero de memsam (pupitre) Appius Iunnius, hijo de un importante patricio, con el que compartía travesuras y confidencias.
Y fue este hombre el inocente responsable, que indirectamente motivo las desgracias que a Nerón le sucedieron.
Había pasado unos años y Appius hacia poco había sido nombrado por el mismo Nerón, gobernador de la provincia Tarraconense, en Hispania (España), que era una de las más extensas y ricas de la península, y llegaba desde los Pyrenaeos montes (Montes Pirineos) hasta Baetica (Andalucía), bueno pues no había pasado mucho tiempo desde que llego a sus dominios, cuando invito a Nerón a que fuera a pasar unos días con él al borde del Mediterráneo.
Appius era un hombre alegre, extrovertido y muy amigo de los placeres de la mesa y de los otros, condiciones ideales para hacer grata la estancia de Nerón que tampoco le hacía ascos a fiestas y juergas, así que pasaron unas semanas magnificas, andaban en aquel momento por los veintitantos años y ambos estaban plenos de vida y ganas de vivir y como aficionados que eran los dos al teatro y a las artes, simultanearon los buenos banquetes con los conciertos musicales, las tragedias teatrales, las exhibiciones de danza autóctona y todo lo que ofrecía la región.
Faltaban poco tiempo para que el emperador volviera a sus quehaceres y responsabilidades en su querida Roma, cuando Appius le propuso como fin de fiesta que se trasladaran a Valentiae (Valencia) para presenciar los eventos que en honor de la entrada de la primavera se celebraban todos los años en esa ciudad.
Y allí fueron para coincidir con el momento en que los lugareños celebraban la fiesta del fuego, levantando en calles magna statuas hominum et bestiae (Grandes estatuas de hombre y animales) a las que llamaban hogueras, aun no utilizaban el nombre de fallas, diseñadas representando alegóricamente hechos y personajes notables que habían despuntado durante el año, para a continuación prenderles fuego al son de improvisadas bandas de música.
El espectáculo le pareció a Nerón, increíble, impresionante y fastuoso, quedando prendado de la fuerza y del dramatismo que se desprendía del fuego y del entusiasmo del pueblo que acompañaba las fogatas con la música que interpretaban, “Esto es” dijo “Un espectáculo digno de un emperador, que no olvidare jamás”
Y se volvió a Roma con la idea de organizar en la siguiente primavera una fiesta semejante.
Y así lo hizo en el siguiente año, 64 d.C, dio orden a artesanos y carpinteros para que se instalaran en todas las plazas importantes de Roma monumentos y figuras realizadas en cartón y madera como las que había visto en Valentiae (Valencia), imponiendo él los motivos que los artesanos debían tener en cuenta al hacer las figuras, decidiendo, él era así, que se realizaran imágenes de los personajes a los que más odiaba, pensando que sería una buena idea además de divertida el quemarles en público.
Y así eligió, a Agripilina su madrea la que odiaba, a Britanio su hermanastro al que no podía ni ver, a Seneca que aunque había sido su preceptor ahora no le podía tolerar porque le criticaba abiertamente, a Cayo Calpurnio que le constaba estaba conspirando contra él, a Marco Aneo un poeta antiguo amigo que ahora le ridiculizaba en sus poemas, a Palas y Rubelio Plauto dos patricios que trataban de derrocarle, a muchos líderes del movimiento cristiano y a otra decena de personajes a los que aborrecía.
El espectáculo fue grandioso, al anochecer toda Roma resplandecía con las grandes figuras que ardían en todas la plazas y lugares importantes, acompañadas de las bandas de música que el emperador había mandado que hubiera en cada una de ellas, incluso el mismo participo en la hoguera que había delante del palacio tocando su lira, de ahí viene la leyenda que ha llegado hasta nuestro días.
Pero por desgracia los artesanos que habían realizado las figuras no tenían la experiencia que habían desarrollado en Hispania (España) durante muchos años y tres o cuatro de los monumentos se derrumbaron ardiendo cayendo sobre las humildes casas que había alrededor, provocando el pavoroso incendio que se propago rápidamente por los edificios casi todos de madera, asolando la ciudad durante cinco días.
Nerón lloro amargamente la tragedia y trato en los días siguientes de paliar la catástrofe en parte ofreciendo su palacio a los desventurados romanos que por el incendio habían perdido su hogar, ayudándoles incluso económicamente, transido de dolor al ver lo ocurrido y que lo que había planeado como un espectáculo artístico para su pueblo se había convertido en una gran desgracia.
Pero ya su suerte estaba echada, todos sus enemigos le atacaron sin piedad acusándole de haber sido el mismo el incendiario y por muchas justificaciones que dio en el Senado nadie le creyó o nadie quiso creerle, a pesar de que había comenzado de inmediato un ambicioso plan de rehabilitación y reconstrucción de Roma, pero ya dio igual, su autoridad se encontraba extremadamente debilitada y esto unido a las rebeliones de Cayo Suetonio el gobernador de Britania, de Cayo Julio gobernador de Gallia, de los continuos levantamientos del pueblo y de las conspiraciones en su corte cada vez mayores, le hicieron al poco tiempo tomar la decisión de suicidarse, cosa que hizo con ayuda de uno de sus lugartenientes, era el año 68 d.C. habían solo pasado cuatro años del incidente.
Quien iba a pensar que uno de los emperadores que había amado mas las artes, protegido el teatro y entusiasta de la música, iba a tener un final motivado en parte por estos nobles sentimientos y que pasaría a la historia sin ser reconocidos por ellos, aunque también es cierto que nadie echo la culpa a los valencianos que indirectamente habían provocado la catástrofe.
Fernando Mateo
Marzo 2016

Texto agregado el 25-03-2016, y leído por 293 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
25-03-2016 Qué sería de todos nosotros sin tu presencia que aclara varios puntos un tanto oscuros de la historia! :))) Un beso. MujerDiosa
25-03-2016 Excelente texto y muy ilustrativo de como era Neron, ultimo emperador de la dinastía julia-claudia (primer emperador Agusto, luego Tiberio, Claudio y finalmente Neron). Despues de Neron hubo un gran caos y otra dinastia comenzó el poder, Los Flavios. dfabro
 
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