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El extraño caso de Frederic Adams
Los Adams eran y son una acaudalada y conservadora familia inglesa, muy respetada y conocida desde el condado de Herefordshire hasta el de Norfolk, la familia habitaba desde los tiempos de Eduardo VI en el siglo XVI en una preciosa mansión en la región de Worcesterishire.
Harold Adams el actual jefe de la estirpe era algo más que un prometedor político pues a pesar de sus pocos años, acababa de entrar en la treintena era un reputado y brillante parlamentario en la cámara de los comunes, incluso sus rivales republicanos pensaban que llegaría tan lejos como llego su padre el honorable Frederic Adams que fue un reconocido político o incluso como su abuelo Sir Franklin Adams que llego a recibir el título de sir.
La influencia de los Adams llegaba mas allá del ámbito político haciéndose sentir incluso en el campo religioso pues estaban emparentados con el obispo de Winchester destacado miembro de la cámara de los lores.
Es obvio que hablamos de una familia típica de la alta burguesía inglesa, educada, prudente, religiosa y conservadora de todas las tradiciones ancestrales de su clase y país.
Harold hacia un año que se había casado, por supuesto en la abadía de Westminster en Londres, con la señorita Gisele Baker, que lógicamente también pertenecía a otra de las más influyentes familias inglesas, tal y como debía ser.
Gisele como era de esperar había sido educada según las normas y tradiciones que correspondían a una joven de su posición, estudio en Oxford donde se graduó en Historia y donde además aprendió a jugar al tenis, montar a caballo, hacer magnificas pastas para el té y jugar al bridge, era una belleza serena quizá algo fría, probablemente debido a sus clarísimos ojos azules, a su blanca tez y a su pelo rubio pajizo, modosa, sin picardía, inocente y algo bobalicona, en una palabra la mujer ideal en la opinión de Harold y de su familia.
Y para que todo fuera de color de rosa, el matrimonio esperaba un hijo que no tardo en llegar, rubio, blanquito y adorable como lo son todos los bebes, al que Harold decidió se llamaría Frederic en memoria de su padre muerto hacía unos años.
La familia estaba radiante, Harold era hijo único y con la venida de Frederic se garantizaba la continuidad del apellido y la transmisión en su día de la cuantiosa herencia de ambas familias, Frederic seria educado con todo el esmero y respeto a sus formas de vida, esperando que tal vez también llegara a ser un miembro destacado de la política inglesa defendiendo las conservadoras ideas de todos ellos.
El niño creció sano, sonriente, gracioso y tan blanquito y rubio como nació, lo normal en esa familia, era un verdadero Adams y de eso estaban todos seguros era igualito a todos ellos, pero, siempre hay un pero, tanto su madre como su padre estaban muy preocupados, porque ya tenía tres años y medio y aun no había dicho ni “yes” y lo peor es que no parecía que hablar formara parte de sus planes más inmediatos y aunque aparentemente entendía todo, no decía ni una palabra y ya empezaban a estar todos algo angustiados, hasta que por fin una mañana al levantarle de la cunita Gladis, la criada que le cuidaba , se le quedo mirando y le dijo.
“Gladis, mehr schafen wollen “ (1)
(1)(Gladis quiero dormir más)
“¿Pero que dice mi niño?”, le contesto Gladis extrañada.
“Storen sie mich nicht, umm ein wenig langer schalafen wollen” (2), le contesto Frederic.
(2)(Que no me molestes, que quiero dormir otro rato)
Gladis, salió espantada de la habitación a buscar a su señora.
“Señora, señora, venga corriendo el niño ha empezado ya a hablar pero habla muy raro, como si le pasara algo en la lengüecita”
Ni que decir tiene que la pobre Gisele casi tropezando entro en tromba en la habitación de su hijito asustada por las voces que daba la cuidadora y se quedo mirando ya más tranquila a su hijito que de pie en la cuna le miraba con su azules ojitos y su carita de niño bueno.
“Qué bien mi amor, Gladis me ha dado un buen susto y todo porque mi niñito ya ha empezado a hablar, venga se bueno y dile algo a mama” le susurro cariñosamente.
“Mama ich ein wening langer schlafen und mir den schnuller mochten” (3), le contesto el pequeño.
(3)(Mama que quiero dormir un rato más y que me des el chupete)
“Pero hijo, que te pasa porque hablas tan raro” balbució Gisele, ”No me asustes” aunque enseguida reacciono y paso a la acción.
“Gladis llama inmediatamente al doctor Jackson y al señor que los dos vengan inmediatamente”
Cuando Harold muy alarmado llego ya estaba no solo el doctor sino toda la familia concentrada alrededor de Frederic, que seguía sonriendo tan fresco y gracioso como siempre era.
El doctor Jackson, el médico de la familia desde tiempos del abuelo, después de auscultarle, analizarle la garganta y controlarle sus reflejos, se convenció de que no le ocurría nada “Estas madres primerizas” pensaba, “Que alarmistas son”.
“Bueno mozo” acabo diciendo a Frederic, “Todo está en orden, ahora pórtate como un buen chico y dinos que te pasa”
“Ich spielt keine rolle, nur, dass ich eim wenig mehr schlafen wollwn”(4) contesto Frederic.
(4)(No me pasa nada, solo que quiero dormir un poquillo mas)
“Mi madre” no pudo reprimir la expresión el doctor al oírle
“Este niño está hablando en alemán, aun recuerdo algo de cuando estuve estudiando de joven en Colonia, es la primera vez que me tropiezo con un caso así, no sé qué decir, tengo que consultar con otros colegas para saber la causa, pero no se alarmen y traten de entenderle aunque sea por señas” y salió presuroso.
Todos se quedaron atónitos preguntándose ¿Pero, cómo podía ser eso? ¿Pero cómo podía haber aprendido alemán Frederic? ¿Y quién se lo había enseñado?, era algo inexplicable, nadie se atrevía a aventurar una respuesta lógica, bueno excepto la madre de Harold que con muy mala sombra soltó la siguiente pregunta.
“¿Y no será que lo lleva en los genes?, Gisele ¿Tuviste tu por casualidad algún novio alemán antes de casarte y es esa la razón?”
La maldad de la pregunta quedo flotando en el aire y aunque la suegra era una mujer prudente y educada, esta vez se había pasado y no había sido capaz de sujetar para sí la diabólica idea, todos enmudecieron avergonzados de lo que había dicho y no hicieron ningún comentario.
Cuando al siguiente día les reunió el doctor que apareció rodeado por varios de los más eruditos especialistas ingleses con los que había contactado, su pronóstico fue por una parte tranquilizador y por otra doloroso.
“El caso de Frederic” les dijo “No es único, hemos encontrado referencias de sucesos parecidos que están registrados y documentados en la medicina y que aunque son muy extraños, eso sí, siempre han tenido cura, se trata de una desfocalizacion lingüística cerebral aguda que se produce a nivel de la hipófisis sin saber muy bien la causa, pero que puede ser tratada, aunque necesitamos internarle un par de semanas en las que no le podrán visitar para no distraerle, durante ese periodo le someteremos a algunos tratamientos cerebrales inocuos, que le harán volver a la normalidad”
Y aunque alarmados, no tuvieron otro remedio que dejar a Frederic al cuidado de aquellos sabios doctores, despidiéndose con lagrimas de su hijo, que al verlos tan tristes les dijo con vocecita de pena.
“Wir bieten noch daddies. Obich hier in ordnung sein”(5)
(5) (No os preocupéis papis, si aquí estaré muy bien)
Ni que decir tiene que ambos se fueron desolados como no habían estado nunca, esperanzados pero asustados de lo que podía pasarle.
Cuando pasaron las dos semanas fueron corriendo ilusionados al hospital, sobre todo cuando el doctor les dijo que estaba respondiendo estupendamente al tratamiento, muy contentos entraron a la habitación del pequeño, su hijo estaba como siempre tan risueño y encantador jugando con unos cochecitos y fue su madre la primera que le pregunto.
“Frederic, bonito ¿Qué haces?”
“Ciao mamma, sto giocando con questo due passeggini che mi hanno dato giocattolo” (6), le contesto Frederic
(6)(Hola mama, estoy jugando con estos dos cochecitos de juguete que me han regalado)
“Pero, pero…., ahora habla en italiano”, tartamudeo pálida Gisele.
“Tranquila, eso es lo normal, tiene que hacer un recorrido de desintoxicación lingüística cerebral hasta que procese el ingles, todo va bien aunque nos llevara más tiempo del que pensábamos, pero al final hablara nuestra lengua y en cualquier caso si así no fuera, tenemos ya previsto darle un curso acelerado para que la aprenda y a lo mejor en el futuro es multilingüe, tenga fe”
Y como no podían hacer otra cosa, se resignaron, tuvieron fe y siguieron esperando a que su hijo se decidiera de una vez por todas que quería hablar en el futuro.
Han pasado ya muchos años y Frederic nunca llego a hablar directamente la lengua de sus padres que aprendió en una escuela y aunque ahora domina seis o siete idiomas el que peor habla es el ingles.
NOTA .- Aun sabiendo que todos los posibles lectores dominan el alemán y el italiano, me he permitido incluir la traducción de las respuestas de Frederic, números (1) (2)……..etc, para un correcto seguimiento de la historia.
Fernando Mateo Enero 2016

Texto agregado el 07-01-2016, y leído por 185 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
08-01-2016 Buena historia y divertida. grilo
08-01-2016 Buena historia y divertida. grilo
08-01-2016 gracias por la traduccion jeje, me dio risa cuando regresan a ver al niño y ¡habla italiano! jaja, muy divertido, saludos coitus_interruptus
07-01-2016 J´ vraiment aimé votre histoire. sheisan
07-01-2016 Concuerdo totalmente con el comentario de Delia, entretenida historia y facil de leer. elisatab
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