Es bueno que sepas que… te extraño… que cada día que pasa, me atormenta el ruido de tu recuerdo. Que me nubla la vista... me guarda el silencio... que me quema la sangre, que me duelen tus besos.

Es bueno que sepas que… sin tu amistad, sin tu cariño, sin tu sonrisa, sin ti… me matan los recuerdos que se han quedado clavados en la pared, me sepultan tres metros bajo la tierra.

Quizá ya no te acuerdas, tal vez no lo has vivido, pero la complejidad con la que se vive un amor parecido al nuestro, es una apología de otro plano celestial.

Es necesario que sepas… que la conciencia no entiende mucho de lo que pasa ahora, pero hasta mis huesos se ven tentados cuando recuerdo tus brazos tan sencillos, tu rostro tan voraz, tu necesaria manía por la simplicidad, tú asquerosa e impotente perfección…

Es bueno que sepas que… nunca fuiste lo que un hombre visualiza para una vida en rosa, que nunca me gusto tu forma de ganar la razón…

Es bueno que sepas que estas presente… que te odié, y ahora te perdono… te perdono por ser mejor que yo…

Pero en la brisa nocturna... en el café de la mañana... en el temblor de la ciudad... en el amanecer que fuimos... seremos siempre… solo tú y yo.