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La tarde de otoño lucía calmada. Apenas saliste del Museo Nacional de Historia Natural encendiste un cigarrillo, te colocaste las gafas oscuras y bajaste las escalinatas ágilmente.

El Sena lucía esplendoroso, lleno de batobus y pequeñas lanchas. Los cafetines vestidos con sus toldos rojos estaban repletos de turistas. El sol acariciaba tu cara, atendiste el celular y sonreíste.

- Sí amor, estoy cerca, recién salgo del museo, ¿cómo te fue con la ropa, la conseguiste?

La respuesta fue larga, encaraste la majestuosidad del Pont D’Austerlitz sin darte cuenta. Cuando terminaste de cruzar el Sena te permitió contestarle :

- Bueno, me alegro, sí, sí, lo del museo fue fabuloso, nos encontramos en el restaurante y te cuento, chau.

Analía le había contado, detalladamente, todas las tiendas que había recorrido hasta que, finalmente, pudo dar con el vestido adecuado para la fiesta de la noche.

Chequeaste la hora y calculaste que en 10 minutos llegarías a la Rue de Lyon, decidiste apurar el paso por la Avenue Ledru-Rolli, querías llegar antes que Analía al restaurante.

Trataste de no distraerte con los puestos de artesanías y flores que inundaban la vereda. La cantidad de turistas curioseando en cada puesto te complicaba el paso. Un grupo de japoneses que discutía acaloradamente apuntando con sus dedos a distintas direcciones te impedía el paso, apelaste a tu mejor finta de fútbol para eludirlos y seguir adelante.

Decidiste apurar el paso justo cuando te topaste con el Café Barjot. Por un instante sentiste que caminabas por Avenida de Mayo e inmediatamente, sin pensarlo siquiera, te metiste adentro. El inmenso salón te conmovió, no sabías hacia dónde mirar primero. Recorriste las molduras de las paredes y te deleitaste con la belleza de la barra y los espejos inmensos.

Instintivamente agarraste el celular y la llamaste.

- Hola, ¿ya llegaste? , ¿No?, bueno, venite por la Avenue Ledru-Rollin para el Sena, te vas a encontrar con el Café Barjot, no te puedo explicar lo hermoso que es esto, te va a encantar, comemos acá y después nos vamos para el hotel.

La luna de miel no podía resultar mejor, habían pasado una semana increíble en Dublín y Londres. Ahora París los recibía con un clima estupendo. Ya habían recorrido prácticamente todos los museos y lugares de atracción y en dos días partían a Roma para coronar el viaje.

El salón era espléndido, elegiste una mesa contra la ventana, cerca de la puerta. El sol acariciaba con tibieza el ambiente y el murmullo de los comensales te hizo cerrar los ojos y te embargó una intensa sensación de felicidad.

El sonido del celular interrumpió tu viaje.

- Ya estoy cerca, me debe faltar una cuadra, te dijo ansiosa.

- Okey. Escucháme, apenas entrás estoy sentado junto a la ventana.

El mozo se acercó rápidamente, con gesto adusto te dijo algo que no entendiste, apelaste a tu mejor inglés y le explicaste que estabas esperando a tu mujer.

- Ne parlent pas anglais, Monsieur, te dijo.

Comenzaste entonces a gesticular y a hacer un montón de ademanes, y en un rústico francés lograste que te entienda.

Forzó su mejor sonrisa y te dijo:

- Oui Monsieur.

Tres minutos después entró Analía. Lucía espléndida, con una enorme bolsa de compras en su brazo. Apenas te divisó apuró el paso, sonriendo.

Lo que sucedió luego, aún no fue aclarado por los investigadores. La única grabación que sobrevivió al atentado permitía ver a una mujer entrar con una bolsa y detrás de ella a una persona encapuchada, quien de inmediato se quita la capucha, mira al cielo y emite un grito agudo.

La luz y el fuego no dejaron ladrillo en pié. Después de remover los escombros durante tres días, dieron con sus cuerpos, extrañamente abrazados.

- ¡Oscar, pará Oscar, despertáte!

- ¡Qué, qué!, ¿qué pasa?, grité tratando de salir del sopor.

- ¡Que te estás sacudiendo y gritando!, Oscar, ¡despertáte!

Moví bruscamente mi cabeza tratando de despertarme, no lograba estabilizar mis pestañas y la transpiración se metía por mi boca reseca.

Tomé una bocancada de aire y me tranquilicé, me senté en el borde de la cama y metí mi cabeza entre mis brazos.

Texto agregado el 03-12-2015, y leído por 48 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
03-12-2015 Un drama que sacudio al mundo.Un Abrazo. gafer
 
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