Empezó con una cosa tan pequeña como una semilla de mostaza y fue creciendo a un ritmo mágico, haciéndome experimentar cambios tanto físicos como emocionales. Es hermoso poder recordar en qué momento comencé a sentir dos corazones latir dentro de mi. Tocar mi vientre y ver que mis manos se hacen cada vez más pequeñas y sentir que no son suficientes para proteger algo tan delicado.
Espero, pequeña vida que crece dentro de mi, que puedas ser el hombre más dichoso y feliz de este mundo. Que en la vida sepas levantarte cada vez que caigas, que sepas seguir adelante cuando algo te falte y que puedas siempre realizar tus sueños. Te deseo prosperidad y mucho amor, porque gracias a que existes, incluso antes de poder cruzar nuestras miradas, he podido conocer ese tipo de amor que siempre me ha hecho falta, ese amor que siempre había anhelado, con lo que siempre había soñado.


Para mi Gabriel, a quien espero conocer en Noviembre.
Con todo el amor de mamá.