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Inicio / Cuenteros Locales / NatiMiau / La oscuridad tiene ojos I

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Era excelente estudiante, siempre obtenía notas altas, buena hija, esperaba a su príncipe azul, pensaba en ser buena esposa, tener hijos y ser buena madre.

Destacaba su dominio del inglés y las matemáticas, así como de la literatura. Una chica linda, elegante, elocuente y buena persona. Quería llegar virgen al sagrado matrimonio. Anticuada a los ojos de los demás, no hacía caso de esas habladurías. Mantenía la esperanza de que el amor llegaría, y sería feliz el resto de su vida con el hombre que amaba.

Una tarde de verano, dos tarros de pintura fueron suficientes, metió sus manos en los guantes, y pasó el rodillo con pintura fucsia por las paredes, ¡Toda la habitación de fucsia! Arena, mar, un pescador, el cielo, ángeles completaban un hermoso cuadro surrealista que ocupó el centro de la pared, como seguía habiendo espacio fue a dar un paseo y ver que compraba. Visitó tiendas con artículos para el hogar, y compró una lámpara de pie y una mesita. En una santería compró una estatua de San Antonio y una de la virgen inmaculada concepción, una cruz, incienso, velas, estampitas con figuras religiosas.

El poder superior que habitaba en su reino de niña por sus padres seguía latente, creía en Dios y pregonaba su fe.

Hasta que un día todo cambió. Despertó por la mañana y luego de asearse y desayunar, quería ubicar la estatua de la virgen en una mesita cuando se le cayó y se rompió en mil pedazos, juntó los pedazos rotos y con pegamento los volvió a unir. Encendió el incienso y el humo colonizó al aire, colocó las estampitas con las imágenes de santos por toda la habitación, la estatua de San Antonio en una mesita de madera, clavó la cruz en la pared y se aseguró que estuviera bien clavada a la pared. Oró y agradeció por la prosperidad de su presente. Ya era hora de ir a trabajar y como siempre le esperaba un agobiante día de trabajo. Al terminar su horario laboral un amigo la esperaba. Él bebía alcohol, ella en cambio no, así que él pidió un tequila y ella un café. Charlaban animosamente, la brisa del mar acariciaba sus fosas nasales, hasta que apareció sobre el tapete la religión, fervorosa devota lo miraba para comérselo y el hipnotizado no le quitaba los ojos de encima, antes la oportunidad de charlar al respecto no se presentó y la seguía tocando con la mirada, charlaban sorprendidos mutuamente transmitiéndose elucubraciones y afirmaciones de alegría.

Su idea de un creador del universo, similar a la suya, con una postura religiosa no del todo precisa y ella tan convencida de todo lo que decía como si Dios hablara por ella. Creía en una divinidad personal, en lo que ella creía, que creía como suyo propio, a imagen y semejanza de una enseñanza adquirida como propia y ajena, y subjetiva en su propio pensamiento y el sentir de su experiencia diaria. Esto a él no le impresionó demasiado, porque creía que, al fin de cuentas, era lo que todos los creyentes argumentaban y un modo de pensar, que también sentían. Él le preguntó cómo le iba en la vida y ella aseguró que la prosperidad es como un regalo y gracias, y siempre se puede avanzar en esa dirección, y terminaron hablando de sus proyectos y ella le contó que se hacía ilusiones con lo bueno que les depararía el destino, y él que pensaba similar y con sus trucos mágicos de amor, le causó tremenda impresión. Planearon volver a verse, y la cita sería el próximo fin de semana en una discoteca cerca de la costa. Su primera cita, en un restaurante, donde comieron aceitunas y mariscos antes de concretar su amor. Se convirtieron en la pareja soñada, y sellaron todo con sexo desenfrenado en la casa de ella. Él, un conejo para ella, y ella, un pastel de fresas para él. La flecha de cupido los alcanzó y el amor los bendijo. Una tarde en que el navegaba por internet descubrió un juego al que llamaban Charlie-Charlie, un juego en el que Charlie responde preguntas con un sí o con un no. Charlaron de la posibilidad de practicarlo, y ella no confiaba en que el lápiz podría moverse. Él compartía la misma incertidumbre. Ella insistió en hacerlo más por curiosidad que por otra cosa, y el no opuso resistencia, así que buscaron los lápices, armaron el juego sobre una mesa de vidrio, y se sentaron uno frente al otro. Ella tomó la iniciativa y le preguntó a Charlie si se encontraba presente, rápidamente Charlie contestó que sí y el juego dio inicio. Ella dio un salto para atrás, y él dijo: fue el viento que salió de mi boca. Ella le preguntó a Charlie si era bueno o malo, y Charlie por supuesto dijo que bueno. Y así dispararon varias preguntas. ¿Existe el cielo? Si. ¿Existe el infierno? Si. ¿Existís Charlie? Si. ¿Vamos a tener hijos? No. ¿Charlie nos vas a hacer daño? Si. Y así, preguntaron más. Debemos preguntarle si podemos salir -dijo él. Ella le preguntó y Charlie respondió con un rotundo No. Pasó más de una hora y bostezaban a coro así que quisieron dejar de jugar, haciendo caso omiso de la advertencia de Charlie, que no les dio permiso para abandonar. Ella se quedó pensando en cómo Charlie podría hacerles daño. Él fue a comprar salmón y ella ociosa en casa se rascaba el piercing del ombligo, hasta que siguió sola con el juego de Charlie-Charlie. Él regresó y no veía ni su sombra por ninguna parte, el papel en el suelo con el lápiz clavado mostraba una mala señal. Celeste ¿dónde estás? -preguntó. Apareció una chica de largo cabello negro todo batido que le cubría el rostro y traía puesto un pijama roto, él se acercó despacio y cuando ella lo miró, el palideció y cayó al suelo del susto. Sus ojos eran blancos y levantó sus manos como una muerta viva, muy parecida a una sonámbula, con coraje la agarró del brazo y la sacudió una y otra vez, ordenándole que se despierte. Ella lo agarró fuertemente del cuello y con una voz espectral le gritó: ¡te mataré! ¡Maldito! Él pudo quitarse esas manos de encima y quiso salir corriendo afuera, no pudo porque las puertas no querían abrirse. No tenía escapatoria porque las ventanas tampoco abrían, intentó romper una de las ventanas con una silla que rebotó y el vidrio de la ventana se río. La casa poseída como murallas infranqueables. La agilidad de ella comenzó a ser notable y sus oscuras fuerzas crecían, ya no se movía como una sonámbula, ahora trepaba por las paredes y hacía poses de contorsionista.

El naturalmente entró en pánico y que haya buscado un objeto para defenderse y encontrado una escoba fue mala suerte. Del cajón de la cocina sacó un cuchillo y se lo clavó en un hombro, ella seguía en modo zombi, se lo clavó otra vez, esta vez en la panza y le quedó un agujero. No pudo extraerle el cuchillo, para ella no representó ningún problema porque lo tomó del mango y ahora el cuchillo que sangraba era suyo. Serás mío o de nadie -dijo ella, sus buenos modales se esfumaron y a su bondad se la comió el perro, el germen del odio se apoderó de su esencia, como un gusano que se alimentaba de su amor y escupía odio en sus vísceras, como un virus que corría por sus venas contaminadas de odio. No tendremos hijos porque te mataré –gritó ella con su voz fantasmal. No paraba de escupir odio, a las paredes, a los muebles, a él, ese odio era una sustancia verdosa con olor a cuerpo en descomposición, y seguía escupiendo odio en todas direcciones. Él quiso encontrar un escondite ideal y los ojos de ella veían todo, cien ojos a pleno funcionamiento y su despierto sexto sentido. La pelea lo destruiría en el ring. Lo peor para él, es que ya no tenía armas para defenderse apropiadamente y luchar en igualdad de condiciones, sólo contaba con una mano, porque ella en una toma perfecta, le retorció la otra mano y se la quebró, por un momento ella pareció sentir lástima y para que deje de sufrir, primero le piso la mano y luego se la serruchó a la altura de la muñeca con el cuchillo. La primera fase de la tortura no duró demasiado y se quedó sin su mano derecha, ella levantó su cuerpo como a una bolsa de verduras y se pintó con la sangre de su brazo. Para culminar la escena le demostró su amor con un beso lleno de pasión.

Texto agregado el 20-06-2015, y leído por 129 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
22-06-2015 Bastante visceral.... Invierno
22-06-2015 muy bueno, leeré la 2da parte. SerKi
 
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