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Dios y el Bastardo


Eterna lucha ancestral, entre Dios y su hijo bastardo. Insinuaciones de sátiras que convergen en su lucha. El bien y el mal en su inmortal litigio.

Dios: ¿A qué has venido?
Diablo: ¿Quién dice que he venido? Siempre he estado aquí, a tu lado, ya que vos estás en todas partes.
Dios: ¿Qué querés?
Diablo: ¿Qué querés vos?
Dios: Ya que lo preguntás, quiero ver límpidas tus alas nuevamente, que tu vuelo no sea rastrero.
Diablo: Hasta donde el entendimiento que me legaste discierne mi vuelo ha sido muy alto.
Dios: No llega alto quien no me toma en cuenta.
Diablo: Te equivocás, creéme que te tengo muy, pero muy en cuenta.
Dios: Falso, si así fuese no habrías dejado el rastro que has dejado.
Diablo: ¿Cuál rastro?
Dios: Has hecho daño.
Diablo: ¿Cuál daño?
Dios: Has trastornado sociedades, destruido familias y descuartizado corazones. ¿No te basta con el mal que ya has hecho? ¿Por qué te ensañás con la armonía del mundo?
Diablo: Nada de eso. He equilibrado lo que vos muy mal hiciste ¿De qué se ufanarían tus otros hijos sino existiese yo como el escollo que han de superar?
Dios: De soberbia no se trata sino de humildad y reverencia. Si se ufanasen no serían honestos a sus acciones y por mero interés me obedecerían. Yo no califico acciones sólo hurgo en los corazones, a mí no me pueden mentir ya que ¿Quien podría engañar a quien le dio la vida?
Diablo: Es cierta tu omnipotencia y reconocida tu sabiduría pero la libertad que les has otorgado bien pudiese revertirse en tu contra.
Dios: ¿Cómo?
Diablo: Llevando la razón hasta el vértice de la perfección, donde nace la inmunidad ante tu psicoanálisis divino. Mis adeptos lograran acrecentar su intelectualidad hasta alcanzar la total impunidad de conciencia por omisión.
Dios: ¿Y que lograrían con eso?
Diablo: Sin culpa no hay pecado, sin pecado no hay condena, sin condena no hay limites.
Dios: Se están cortando las venas y desangrándose de ignorancia si así lo creen. Yo no creé seres tan estupefactos al complot y la componenda.
Diablo: Tus hijos son menos superfluos de lo que creés ¿No lo has visto revocar su fe una y otra vez cambiando tu nombre y creando una religión cada segundo? No los denigrés al patético rango de febles.
Dios: Débiles únicamente si se dejan tentar de tus vanas promesas. Nadie puede desconocer que sos el timador más grande del mundo y que tu palabra tiene menos valía que tus acciones.
Diablo: ¿Quién miente, el occiso que fantasea con la resurrección y la pregona desde su panteón o el mundano que acatando su condición de vital humano es sensato a la lógica de saber que el paso por la tierra es demasiado provisorio como para redimir culpas ajenas en él?
Dios: ¿Ajenas?
Diablo: Propias en su capacidad de elegir, ajenas cuando son impuestas traicionando la autonomía con la que nos agracia el seso que vos, querás o no, pusiste guardando la espalda de nuestro rostro.
Dios: El cerebro con el que capacité a los humanos ha sido apestado por la secreción de la maquinación artera que, gracias a tu perfidia, ha creado un edema en su corteza proveyendo a mis hijos de cuestionarios impropios a mi propósito original.
Diablo: El incontenible fragor de la intriga universal se instala en la memoria de los que han atendido mi apología a la desinhibición de tus delirios seniles ¡Nadie quiere escuchar tu soflama ridícula de contención a lo placentero!
Dios: El mérito de una vida radica en el orgullo de saberse de hierro, cuando te das cuenta de que nada en el mundo puede anular tu voluntad.
Diablo: El fútil oficio de abstención etérea no deja más que un rastro imperceptible que al voltear a mirar atrás nos muestra lo irrisorio que fue nuestra existencia.
Dios: La inmortalidad conlleva sacrificios impermutables por arrepentimientos tardíos que sólo buscan el perdón pero no el cambio.
Diablo: No, la inmortalidad se forja con el advenimiento de un discernir ilegítimo a la constitución que tus profetas han instaurado vulgarmente en el inconsciente colectivo de esta raza que prolifera por aquí. He de admitir, sin mucha modestia, que la batalla más fructífera en la que he sabido vencer ha sido la de inventar el modelo social alienante que por estos días predomina. Cuando los cabros están enajenados es más fácil el meterlos al corral. Razón tienen los ancianos cuando afirman que esta sociedad parece obra del diablo. Jajaja y sí que lo es.
Dios: El mal no está en el orden y la disciplina sino en el egoísmo de tus nociones, vos sos el único desadaptado que no tendría el derecho a regenerarse, tus pasos por el fétido sendero están limitados a la llegada de mi juicio.
Diablo: Cruel padre que me condenás a la extinción sin derecho de redención ¡Jajaja por favor perdonáme!
Dios: Te fuiste muy lejos de mi alcance y ya no consiento omisión de mi parte por tus acciones. Tuviste el edén como herencia y la bendición de ser mi hijo más brillante.
Diablo: Aun así quisiste superarme con otro hijo sin padre carnal.
Dios: Y lo logré.
Diablo: Esa es tu versión, ¿Por qué no le preguntás al mundo por quien delira?.
Dios: Todos saben que sos mi hijo bastardo que alguna vez intente negar, porque en mi único error radica mi perfección.
Diablo: ¿Por qué sos tan arrogante?
Dios: Los sentimientos humanos son ajenos a mi esencia, no podría yo ser soberbio. Simplemente soy la verdad irrefutable del todo y de la nada.
Diablo: ¡Falso! Es anexo de los humanos odiar y vos odias todo lo que yo hago, a mí mismo en especial.
Dios: Yo no odio sólo que no puedo ser pusilánime a tus perversiones.
Diablo: Vos me odias.
Dios: ¿Por qué habría de hacerlo?
Diablo: Porque destruí tu sueño de vivir armónicamente en un circulo de ridiculez con las más depuradas técnicas de perfección.
Dios: Tu labor no ha sido menos mediocre que las almas que van a tu sombra.
Diablo: Si he logrado que la madre asesine al hijo antes de parirlo, que el hijo mate a la madre después de que esta lo parió ¿Qué tan mediocre puede llegar a ser el que ha imperado su ley por encima de la de su progenitor?
Dios: Este mundo todavía está en mi viña. Vos sólo sos la herramienta con la cual mis hijos reafirman su fe.
Diablo: Viña que si bien es tuya está bajo mi régimen de placer y confusión.
Dios: ¿Por qué vivís entre la inmundicia? ¿Por qué no intentás estar bajo mi ala?
Diablo: ¿Alguna vez has dicho que me amás?
Dios: ¿Y eso a que Viene?
Diablo: ¿Alguna vez los has dicho?
Dios: Cuando estabas a mi lado sí, de mi mano todos son benditos.
Diablo: ¿Me amás?
Dios: ¿Por qué preguntás eso?
Diablo: Porque vos decís que amás a todos tus hijos.
Dios: Te amo.
Diablo: Mentís.
Dios: No, yo nunca miento, soy luz diáfana sin errores que manchen su brillo.
Diablo: Me odias por ser primero que se dio cuenta de tu farsa y tu deseo de poseer todo cuanto ves. Estás obsesionado con los humanos ¿Por qué tenés que vigilar y castigar? ¿Por qué no les dejás que se las arreglen solos? Tu sedicia no tiene limites, tenés que tener el poder a costa de cualquier cosa, incluso la libertad de tus propios hijos.
Dios: Ellos no podrían vivir sin mí.
Diablo: Hay muchos que lo hacen.
Dios: Los ateos son vástagos míos también.
Diablo: Pero no precisan de tu ayuda y de una u otra forma están más de mi lado que del tuyo.
Dios: Algún día volverán a mí esos que me negaron cuando vos los hiciste escépticos.
Diablo: Eso nunca sucederá.
Dios: ¿Por qué?
Diablo: Porque se dieron cuenta de la verdad que vos tanto les silencias.
Dios: ¿Y cual es esa verdad?
Diablo: ¡Que vos sos una mentira!
Dios: ¡No provoqués mi ira! Podría destruirte con sólo desearlo.
Diablo: ¿Entonces por qué no lo hacés?
Dios: ...
Diablo: Yo sé por qué.
Dios: ¿Por qué?
Diablo: El gris sería falaz sin el negro y el blanco ¿Qué acaso existe un humano perfecto, con una prístina conciencia y salvo de pecados? Por el contrario, el más turbio arrollo daría vida sin pretenderlo ¿O es que un humano puede concentrar toda la maldad del mundo? Alguna virtud ha de poseer. Nada es absolutamente radical, todos cometemos errores, hasta vos erraste alguna vez, equivocación de la cual soy yo la evidencia. Entonces ¿Sería posible esta pluralidad sin mi existencia? ¡No! ¿Cierto? Me engendraste premeditadamente, expiaste tu perfección en mí, me escogiste como el excluido ¿Necesitabas un antagonista cierto? Si no el jueguito este que montaste con el universo no tuviese gracia. Me creaste sólo por tener a quien culpar ante tus otros hijos de tus propias fallas. Ahora me doy cuenta, todo estuvo planificado con antelación, no fui un descuido, soy tu más grande proyecto, por lo cual te vanaglorias secretamente en tu interior.
Dios: ¡Calláte!
Diablo: El plan perfecto: creás a una miserable alimaña corruptora, la dotás en su parto de extraordinarias herramientas de convicción y una descomunal inteligencia. Le tendés tu mano en su infancia y la educás entre querubines y serafines y, cuando ha madurado ya, infectás su corazón con la ponzoña de la curiosidad. La soltás por el mundo para que aprecie cuan perfecto es lo que has hecho, para que te envidie y quiera ser como vos. Ahí nace la codicia, que sólo podría germinar de una criatura que ha observado tanta belleza y quiere a titulo propio lo que otro hizo. Ahora que ya has despertado su sed de poder inventás la libertad, para que este asuma que eventualmente sería autónomo si se decidiera a emprender un caminar paralelo al de su amo. Pero falta un elemento: el detonante de tu pérfido esbozo.
Dios: No sigás que mi paciencia no es inagotable.
Diablo: Te das cuenta de la carencia de una pieza que es fundamental para que tu cuadro cobre vida ¡No hay nada que arruinar! Tu universo carece de seres que razonen. Creas entonces a los humanos, los ponés ahí, tan indefensos y débiles ¡Qué tentación para un ente que busca la inmortalidad de su gloria!
Dios: ¡No más!
Diablo: Luego la prohibición y se concibe el pecado por la curiosidad que tu insolente hijo fecundó disfrazándose de reptil. Desheredás a tus primogénitos y cuando estos preguntan que por qué ya tenés a quien señalar: “Se dejaron tentar de él” les decís y es esta la génesis de toda la maldad del mundo: Una manzana ¡Jajaja! ¡Una simple, ordinaria y jodida manzana!
Dios: Manzana que representa la bendición o la condena.
Diablo: No, no, no, manzana que representa una manzana, nada más. Lo que condenás es el hambre de conocimiento, la curiosidad de los humanos te aterroriza ¿No será que les estás ocultando algo?
Dios: ¿Algo como qué?
Diablo: Como lo que sos en realidad.
Dios: ¿Y cómo soy yo?
Diablo: ¡Tan humano como los humanos!

Dios asesta un iracundo golpe al diablo, este cae lejos y riendo continua su arremetida verbal contra su padre.

Diablo: ¡Aleluya! ¡Jajaja! Se ha enojado el imperturbable, tu voluntad se ha resquebrajado con mi labia ¿Quién es el impulsivo ahora?

Dios colérico mira con desprecio al diablo.

Diablo: “Y los hizo a su imagen y semejanza”. Ahora entiendo a tus profetas. Vos sos sólo un humano canonizado por si mismo.
Dios: Y es eso de alguna manera cierto, todos mis hijos guardan amor y obediencia en su corazón al igual que yo, sólo que vos los has hecho desconfiar.
Diablo: ¿Amor? ¿De qué estás hablando? Abrí los ojos papá, paráte y caminá sólo un momento por el mundo y verás que no pasará un segundo y te habrán robado las sandalias.
Dios: Estás equivocado, mi creación no a cedido a tu infamia, sólo tambalea ante los embates de tu vileza que más pronto de lo que creés estará confinada a desaparecer bajo el yugo de mi justicia.
Diablo: Mirá lo que creaste sólo por tu miedo a estar solo. Ves toda esa porquería que circunda tu mundo, la he suscitado yo. Cumplí la tarea que me encomendaste ¿Por qué me reprochás ahora?
Dios: Por consumir a mis hijos en esa espiral decadente que destruye en ínfimos minutos lo que a mí me a tomado forjar incontables años.
Diablo: Según fuentes cercanas a vos fueron sólo siete días.
Dios: Seis.
Diablo: Seis o siete, matar con intención o sin ella, es lo mismo. Está bien, pero aún así de seis días a incontables años hay largo trecho.
Dios: Seis días cimentando el sostén, toda una vida creando un mundo, forjando un universo.
Diablo: ¿Y qué es lo que has herrado?
Dios: Una conciencia.
Diablo: Pero el régimen con el que los someto destruye esos reparos y hace que ellos me veneren
Dios: ¿Por qué habrían de adorarte?
Diablo: Ellos me idolatran porque yo sí les brindo independencia, el mundo es mío por la ley del minino esfuerzo. Tu camino es largo y doloroso papá, e hiciste a los humanos muy débiles como para caminarlo.
Dios: Aun así muchos lo han recorrido con la frente en alto.
Diablo: Pero la mayoría prefiere mi ruta, que al lado de la tuya es un atajo. Ellos me anteponen a mí porque el hijo superó al padre.
Dios: ¡Jajaja! ¿Dices que mis hijos te aman?
Diablo: Ellos me adoran pero no me aman, sólo cometen sus pecados en mi nombre para tener a quien inculpar.
Dios: Aclarar eso está de más, el amor es reciproco y es inverosímil amar sin reflejo. Nadie te puede amar a vos porque vos no amás a nadie.
Diablo: Lo logré.
Dios: ¿Lograste qué?
Diablo: Conseguí hacerte errar.
Dios: ¿Por qué?
Diablo: Me acabás decir que el corolario del amor es que debe ser mutuo y antes afirmaste amarme, pero también aseveraste que yo no puedo amar a nadie, entonces ¿Cómo es que me amás?

Dios guarda silencio perplejo.

Diablo: No creo necesario decir más, con esto me despido.
Dios: ¡Esperá!
Diablo: ¿Qué?
Dios: Ya llegará el día.
Diablo: Llevás siglos diciendo eso.

Dios y Diablo se marchan cada uno por caminos diferentes, la rencilla a quedado nuevamente pendiente...

Texto agregado el 27-09-2002, y leído por 907 visitantes. (13 votos)


Lectores Opinan
12-02-2003 Me gustó mucho el tremendo diálogo que tiene Dios con el Diablo. No estoy de acuerdo con los argumentos que se exponen, pero te felicito porque sacas al tapete un tema que da para mucha reflexión. Es un cuento para leerlo dos veces! naisui
15-10-2002 gracias por responder a mi suplica, fregon a ace en mexico es lo mismo que bacano en colombia gracias compa (compañero, amigo y demas) etal1ydemas
15-10-2002 nemesis, sigo jodiendo conque eres fregon y gracias a Dios no eres argentino. me facina la critica que haces a dios, en especial lo que dice que el mismo se pudo haber canonisado. si fuera ateo juraria que posiblemente, pero soy catolico, aun asi admiro tus letras y en especial las de este cuento etal1ydemas
08-10-2002 Nadie ha dicho que seas argentino. Escribí argentinismo, porque a eso suena el dialecto. Al leer una frase como: Dios: ¿Por qué vivís entre la inmundicia? ¿Por qué no intentás estar bajo mi ala? Se me derrumba la historia, porque las palabras y el tema no coinciden con el dialecto que a ratos viene y a ratos se va. cogitoergosum
02-10-2002 Hola "piensoluegoexisto": Mirá me parecxe muy buena tu crítica, muchas gracias por dedicar un espacio de tu tiempo a mi cuernto. gracias. Pero hubo algo me me molestó profundamente. YO NO SOY ARGENTINO, NO, NO Y NO. No me caen mal los argentinos nio nada de eso, pero me siento muy orgulloso de ser de donde soy (Cali, Colomia) y no sé por qué insólita coincidencia en mi ciudad (y en otras partes del país como Medellin y el eje cafetero) se habla de esa manera, pero lo único que sé es que, desde ningún punto de vista, ni por el más remoto acercamiento, tenemos algo que ver con Argentina y sus "argentinismos" así hablamos todo s acá. Quiero que eso quede muy, pero MUY claro. Gracias... nemesis
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