Con las lluvias, sobre la puerta de la terraza ha brotado una pequeña planta. En una esquina del aluminio blanco, sobre una pizca de polvo mojado, la primavera ha incrustado, sin planificación alguna, dos hojitas redondas y verdes. Desde hace unos días veo como crece lozana, alegre e inconsciente. Es tan frágil, tan error y los dos estamos tan solos, que no puedo ignorarla.
Hoy ha amanecido un sol blanco y duro. A mediodía la puerta será el infierno. No me importa si me acusan de intervencionista, he puesto una sombrilla protectora y riego mi planta cada hora con un cuentagotas. Pese a todo, la puerta ha empezado a calentarse peligrosamente, es entonces cuando me he decidido a enfriar la puerta con la manguera, el proceso ha sido agotador y laborioso ya que corría el riesgo de que el agua la arrastrara. Puedo decir orgulloso que el duro trabajo no ha sido en balde y la planta ha sobrevivido.
El pronóstico es más sol implacable en los próximos días. Así que no podré ir a trabajar, por lo menos, en lo que queda de semana. Espero que entiendan que aquí soy mucho más necesario. Adjunto parte meteorológico.