No me gusta levantarme temprano sobre todo en un día oscuro y frío como este fue en diciembre. Al acercárme a la parada de autobuses vi que ya había mucha gente esperando. La parada estaba situada debajo de unos castaños majestuosos que ya habían sido tan altos en mi niñez como en estos tiempos. Traté de ocupar una posición al extremo de la multitud pero algo inesperado ocurrió, los hombres se abrieron frente a mí. Como si hubieran deseado que yo entrara al centro. Lo hice sin mirar las siluetas alrededor de mí, no obstante en el foco dirigí la mirada en torno. Todos estaban allí. Todos mis muertos parientes, los padres, abuelos, bisabuelos, tíos. No se movían, me contemplaban con caras inexpresivas. No sé por cuánto tiempo duraría la escena espantosa-dulce pero aquel día no subí al autobús.

P.s. No soy nativo, estoy aprendiendo el castellano. Los posibles errores gramaticales los siento, pueden ser corregidos por cualquiera. Gracias.