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Inicio / Cuenteros Locales / buey99 / Vivir para contarlo (2002), Hunter S. Thompson y otras semiologías gonzas

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MARUJA TORRES DE MUJER EN GUERRA(1999)
Al pasar junto al guardarropa, también vacía, me pareció oír un gemido. Me detuve. Más que un gemido, era una especie de arrullo. Me incliné sobre el tablero y mi linterna alumbró la presencia de tres pares de ojos aterrorizados. Era la encargada del guardarropa. Estaba tendida en el suelo, con dos criaturas fuertemente abrazadas a su cuerpo. Les canturreaba algo, en árabe; posiblemente, una nana, aunque también podía ser una oración, o ambas cosas. Vacilé. Después de varios días de bombardeos, había aprendido también que, en los momentos en que creemos tener la muerte cerca, decidimos cuáles son nuestras certezas prioritarias. La mía era, es, que no quiero morir sola. Abandoné la idea de refugiarme en el servicio y le pedí permiso a la mujer para quedarme con ella. En medio del estruendo de la batalla y sin interrumpir su propia salmodia, asintió con la cabeza. Las baldosas estaban frías, pero la calidez de aquella familia me traspasó cuando me abracé a ellos y apoyé la cabeza en un bendito amasijo de fraternidad anónima. Sin girarse, la mujer alargó el brazo y tiró de una prenda que colgaba del perchero detrás, extendiéndola sobre mí. Apagué la linterna y, por primera vez en mucho tiempo, volví a ser la niña que escuchaba, sobrecogida, los relatos de los mayores sobre la guerra civil. Y entendí, lo entendí con los huesos y con la sangre, qué se siente cuando las grandes palabras, las declaraciones pomposas y las decisiones erróneas de quienes nos manejan conducen a la aniquilación de cuanto hemos construido y amado. Por unas horas supe qué había sentido mi madre cuando, en pleno bombardeo de Barcelona por los franquistas, tuvo que saltar de un tranvía lleno de muertos y echar a correr por la Ronda, con una esquirla de metralla en la espalda y “los pelos de punta, nena, los pelos de punta”.

No era una niña. Tenía cuarenta y cinco años, y más de la mitad los había vivido como periodista. En los últimos años había visto mucho, de la Suráfrica del apartheid a los campos de concentración para palestinos que los isralíes mantenían en los territorios ocupados. Conocía el Chile de Pinochet y la Republica Domincana de Balaguer. Había estado en la India de las fanáticas confrontaciones religiosas y en el Palermo de la mafia. Además, aquella era mi séptima visita al Líbano, en menos de dos años. Quiero decir que estaba curtida.

Y, pese a todo, aquella noche, abrazada a una mujer que no por desconocida dejaba de representar para mí a todas las mujeres, una especie de Piedad a la que nos aferrábamos con la misma fe sus hijo y yo, volvía a ser la cría del barrio chino a quien asustaba una disposición del mundo que no podía asimilar. Volvía a ser la niña que había crecido sin dejar de correr: para salir del barrio, de las imposiciones familiares, del destino resignado que se me ofrecía, del matrimonio, de la conformidad. Y era también aquella que se había convertido en mujer sin dejar de querer comprender, al tiempo que huía.

Las bombas que esa noche ensordecieron hablaban del fracaso de la gente como yo, y por eso me abrazaba a la gran derrotada, la mujer que da vida pero es incapaz de detener el exterminio del fruto de su vientre; y que es también la gran triunfadora, porque ninguna guerra podrá evitar que ella siga pariendo y criando, cumpliendo con el ciego mandato biológico de la supervivencia de la especie. En los momentos duros se reduce uno a lo esencial, y yo en Beirut retornaba al vientre de mi madre.

Una cosa sabía. Que, así como el periodismo había dado sentido a mi huida y a mi búsqueda, lo que yo era, mi lugar de procedencia y mi lucha para salir de él, dotaron a mi periodismo de lo primero que se debe poseer todo escritor, sea para perdurar en los libros o pera ser consumido en diarios: un punto de vista. Que es, al mismo tiempo, una actitud moral y una forma narrativa.

Abrazada a la señora del guardarropa del hotel Alexandre, en el barrio de Aschrafie, en le este cristiano de Beirut, la niña del barrio chino latía en mí, como siempre, para decirme que este jodido mundo es una mierda pero que, a lo mejor, sirve de algo poder contarlo desde el lugar de las víctimas.


Extracto de Mujer en guerra de Maruja Torres; del año 1999, Grupo Santillana de Ediciones, S.A.


BEGIN NOW

EL ESPACIO ANTROPOLOGICO COMO FICCION Y TRAMA DETECTIVESCOS Y NUESTROS CONCIUDADANOS SAM SPADE, PHILLIP MARLOW, AGATHA CHRISTIE Y LA NANCY DREW.

1) El saber como y en el tener por conocido irrespeto de la naturaleza empírica o no, significa una cierta y necesaria ralentización respecto de la piscofisiología humana, pues no es preciso ya el interpretar y asimilar lo que uno ya sabe y da efectivamente por conocido.

De ahí se sigue la necesaria y forzosa contemplación del espacio antropológico como una forma de calorosa acogida precisamente en cuanto suspensión, maternal y firme-sobre todo respecto de eso que soy de nacimiento y aun de forma-digamos-putativa cuando los seres humanos nos identificamos por medio de alguna clase de adaptación cultural respecto de los espacios en principio ni propios ni autóctonos.

Porque debido precisamente al modus psicofisiólogico humano de sujeto-objeto, perenne y en alternancia de continuo, mi individualidad jamás puede cabalmente ni siquiera considerarse sin la contemplación del medio humano colectivo y antropológico por el que se mueve el ser humano y con el que está imbricado-sometido y concupiscente aun e incluso en su propia rebeldía.

El problema el malestar precisamente de la cultura, como gran paradoja intrínseca que lleva en su seno, es simplemente su función básica de contención para que haya lugar y por el amor de dios (como si dijéramos) de simplemente lo social en sí.

Y sin lo social desvanezco pues dependo irremediablemente y en todo sentido de ello; y sin embargo, mi naturaleza genética, fijada de hecho antes de que existiera lo social en sí (antes de la misma agricultura en la historia humana) me deja sometido en los niveles más profundos de mi ser a unas pautas vitales y fisiológicas apenas humanas en un sentido elevado, contemporáneo y simplemente cívico y civilizado.

Y el secreto de la antropología ha sido siempre el acomodar y llevar a su seno la naturaleza real pero fantasmal de Caín, de aquello que es totalmente inapropiado en sentido cívico pero que es la realidad ciertamente defectiva y de lo más políticamente incorrecta de la esencia real y vivo del ser humano, mamífero y animal.

La guerra, por ejemplo-e incluso la violencia interna de las sociedades humanas siempre y en distintos grados históricos-son ejemplos básicos respecto de este punto…

Y si es verdad que la guerra o la violencia en cualquier manifestación e incluso la simple pero perenne sola contemplación semiótica de ella y como ficción, es precisamente una forma mecánica de acomodación que hacen los sistemas antropológicas,

¿Por qué desde un punto de vista humano moral-intelectual-pero asimismo técnico-fuéramos a desear jamás la no existencia de la violencia como un espacio necesario humano, debido de hecho a la ultra y intrínseca violencia del hombre, que es precisamente en sí lo que hace que históricamente haya sido la cultura humana lo que es?

Que la cultura no puede ser de hecho cultura en cuanto espacio real y antropológico humano sin acomodar crípticamente o no la violencia real e innata-psicofisologica nuestra;

Que la cultura humana no es mas al final que una respuesta real, colectiva y vital a este circunstancia base nuestra humana;

Y, ¿quién tiene interés en que desparezca la cultura humana si eliminamos la violencia digamos definitivamente, cuando es la violencia real y definitoria que parece la esencia real pero no mentada de lo humano en sí?

Y de forma aun más demoledora, ¿sería cierto que sin la violencia dejo de ser verdaderamente humano, y que es la violencia en realidad imperiosa y constante lo constituye simple pero veladamente-siempre negada y oculta-mi misma humanidad?

La respuesta es obviamente afirmativa pues cultura, en el sentido más noble, positiva y que pretenda siempre la luz en forma de alguna clase de elevación por el amor de dios y como agua en respuesta a una verdadera sed humana por ser en este sentido más, es todo aquello rehúya o se oponga frontalmente a la voluntad humana desbocada, no circunspecta y simplemente libre en todo su simple imperio natural de imposición.

2)Ficciones comparativas de antropología y lo que decimos literatura
Toda ficción en el sentido de narrativa como modelo humano de compresión parte siempre y en todo caso de una realidad al menos comunicativa en cuanto anunciado:

En tanto que se sostiene como contemplación, toda ficción semiológica constituye una lógica básicamente causal respecto de una forma de acercamiento humano de función probablemente deíctica en el fondo y como modelo conceptual respecto del mundo ante la percepción final y simplemente humana;

Y que una cosa sea real y de alguna forma independiente en su propia existencia no quita nunca y en todo caso que tenga que ser percibido y procesado por la percepción humana (¿no?); y la percepción nuestra ha de comprenderse, por añadido, no como un simple abarcar pasiva ante lo que hay y en espera de lo que pueda acontecer, sino que el percibir humano es decididamente incoactivo respecto del mundo y que, en rigor, es producto asimismo y como objeto-necesariamente-imbricado como tal respecto de todo aquello que está más allá física y espacialmente de su solo corporeidad biológica individual.

Y el que incluso la individualidad como concepto sea considerada asimismo una ficción en cierto sentido no está de hecho ausente de la filosofía humana histórica pues, ¿cómo puede haber verdadera objetividad si el ser humano de múltiples formas y modos es objeto del mismo mundo del que se pretende epistemológicamente independiente y ante el cual insiste en verse únicamente como observador?

De ahí que hubiera que postular al menos un punto firme en cuanto a la naturaleza psicofisiológica humana en tanto que es simultáneamente sujeto y objeto respecto del medio del que forma parte, tanto espacial como social, y tanto en solo su propia fisiología como en su visión más elevada, circunspecta y verdaderamente agentiva humana.

Aunque si bien siempre se puede navegar uno por un barco monosilábico, sin más (Octavio Paz dixit más o menos); que de postularse verdaderamente lo real y no de ficción, nos queda siempre la experiencia personal y ontogénica de todo aquello por debajo de siquiera los rudimentos lingüísticos humanos-que de significado humano no está exenta del todo pero sí de dotes aun mínimos de estructura conceptual;

Que aunque poderosísimas en su efecto sobre el ojo y mente humanos, las imágenes no valen sin embargo para construir estructuras lógicas de causalidad ni siquiera rudimentarias y más allá del destello fisiológico (que algunos dicen estético).

Las ficciones, tanto antropológicas como literarias y semióticas (todas ellas lo son) precisan necesariamente en algún momento (aunque no siempre, eso sí) del lenguaje natural humano.

Las ficciones antropológicas (lógicas como conceptualizaciones) como espacios narrativos míticos, religiosos, identitarios de cualquier clase, políticos e incluso de base racional, positivista y tecno-científicos, sirven para contener aun de forma transitoria el saber humano en cuanto esto que es el mundo para mi y para la mayoría de las personas como yo;

Ficciones antropológicas por cuanto suspenden al menos por un tiempo-bastante largo en realidad-el mecanismo del mayor violencia que de hecho lleva como en volandas al hombre mismo y como especie que es el llegar a saber ante la necesidad de interpretar e imponer un sentido sobre un mundo que, pasajeramente, no lo tiene;

Que claramente se comprende que bajo el umbral como carpa colectiva de lo antropológico en sí el saber viene esencialmente dado para todos y a una edad sorprendentemente temprana, la verdad;

Que qué sentido tendrían los sistemas antropológicos humanos si no pudieran satisfacer casi por completo-ciertamente-el verdadero pánico que siente el hombre ante lo desconocido y eso del incógnito de saber quién soy yo y esto qué es…

Porque no hay nada tan arduo para el individuo que el tener que interpretar por si mismo su propio espacio real y vital, que sería verdaderamente y en ese caso una cultura distinta en sí misma pues no viviría el hombre en rigor bajo ninguna en tal situación:

Tendría que forjársela él mismo, tarea que, por de pronto resulta no solo titánica sino totalmente imposible si se pretende llegar en una sola vida o generación a un estado del no tener que pensar antropológico y tradicionalmente cultural en la que prácticamente todo se da de hecho por sentado:

Pero de existir un espacio antropológico no definido ni fijado y que lo fuéramos a considerar con todo y de hecho una cultura, sería una cultura diferenciada en el patrón cognitivo, psicofisiológico del individual, siendo la circunstancia base, impostergable y esencial el no saber inicial,

Pues la lógica cultural y siguiendo esta suposición hipotética sería el llegar a saber en sí mismo y como mecanismo colectivo que necesariamente parte del no saber, ¿o no?

Contaría necesariamente con una base ya establecida-el momento actual humano a nivel de especie, por ejemplo-y el patrón o actividad pilar humano central sería un averiguar vital y temporal como la vida simplemente en sí-respecto, por ejemplo de esto de ORANGE y vuestra relación real con ella.

En todo caso las ficciones antropológicas no literarias y tradicionales postulan, como digo, lo que es aquello que no somos nosotros al menos en cuerpo, proveyendo con ello la seguridad aun tentativa pero asimismo estable de todo lo que hemos de considerar que es así;

La literatura en cambio siempre ha postulado al menos una tensión respecto de la naturaleza no necesariamente firme de lo que es la hazaña de cualquier clase, lo maravilloso y precisamente lo anti- o sobre- natural,

Con lo que las ficciones literarias, probablemente en su raíz, desde siempre y no solo dentro la contemporaneidad nuestra por muy extensa temporalmente que se le conceptualice esa contemporaneidad literaria, no son antropológicas precisamente porque se oponen de alguna forma a lo estable, oficial en cuanto que versan desde siempre sobre lo asombroso, merecedor de recordar e increíble de alguna forma:

Por eso se le ha llamado ficción a la literatura;

Sin embargo y en rigor la literatura complementa la suspensión antropológica como función de hecho de los espacios antropológicos en el proporcionar precisamente la ilusión de horizontes y espacios más allá de lo contenido e inmovilizado antropológico humano nuclear;

Pues sin ese otro espacio extramuros de lo sistémico antropológico de la ficción literaria, tampoco funciona muy bien eso de la contención como propósito primario de los espacios culturales antropológicos:

Que como ilusión sucedánea el ser humano ha de sentir que viva su propia violencia que está en la base de su simple fisiología como espacio de hecho más allá de lo simple inmediato y normal por el que pueda transitar-porque por algún lugar el hombre ha de transitar, aunque su estado real objetivo sea el de una funcionalidad básicamente socio-estructural, básicamente fija e inmóvil.

O tal ha sido su naturaleza histórica hasta ahora.

Y normal es difícil-imposible-de sobrellevar de forma permanente-incluso para las personas normales como vosotros-si no se apuntala de alguna manera por la misma tensión antitética como en oposición al menos en presencia y de sugestión de lo no totalmente conocido y comprendido-como poco como estímulo tácito que constituye simplemente la ilusión de algo más que este comer, defecar-con suerte la cópula-y solo el envejecer como día y futuro siempre nuevos, siempre postergados con tal de que tengamos en verdad el donde volcarnos vitalmente…

En cuanto a la propuesta de una antropología detectivesca individual y colectiva que aquí he comentado y a la espera de recibir noticias vuestras, me pido como avatar y personaje el de Sam Spade (por lo de la pala, claro) y después y de no poder ser ese por ya estar asignado, me pido el de Peter Faulk como Colombo o quizá Jim Rockford, Jimbo para los amigos…

(Para cuando los tenga-los amigos-quiero decir):

[ https://www.youtube.com/watch?v=DXK1B3oYXtg ]




______________________
http://es.wikipedia.org/wiki/Periodismo_gonzo







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Texto agregado el 23-11-2014, y leído por 97 visitantes. (2 votos)


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