Este el pacto de los Derrotados, de aquellos que llegaron a este mundo sin haber sido invitados, de los que fueron arrojados a este espacio donde permitían que el Destino, les definiera su existencia…

El pacto, aquel que surgió en tiempos inmemoriales donde los Derrotados se pensaron el mundo y no dejaron que el Destino, aquel que los acompaña desde tiempos lejanos, aquel que les trazara su sendero por el cual transitar, siguiera jugándoles unas malas pasadas…

Aquellos, los Derrotados, cuando cierto día, como todos los días, caminaban por el sendero que les trazó el destino mirando día a día el lejano horizonte, se detuvieron por un momento cuando uno de ellos les increpó, les pregunto para donde realmente iban, si cuando querían llegar al horizonte, y allí hallar al Destino para hablar con él, interactuar con él, trabar amistad con él, buscando sencillamente que él les diera respuesta a una pregunta: ¿el porqué y para que venían a este mundo?, cuando de tanto caminar y caminar por el sendero, cuando llegaban al horizonte y casi alcanzaban al Destino, este sencillamente se les adelantaba presurosamente y de soslayo les sonreía sarcásticamente.

Los Derrotados se dieron cuenta que su compañero de travesía tenía razón y por vez primera se pensaron la respuesta que el Destino nunca les iba a dar…

Duraron horas, días, semanas, quizás años, pensando la respuesta. Por primera vez pensaban en sí mismos y se dieron cuenta que surgían de sí mismos palabras, ideas, reflexiones que a cada uno le serian útil para hallar la respuesta. Pero así mismo se dieron cuenta que aquella respuesta no era la misma para todos los Derrotados, que cada uno tenía la suya propia. Y Cuando se dieron cuenta que la tan anhelada respuesta no la tenía el lejano, esquivo y zagas Destino, sino que ellos mismos la tenían y que ella era para cada uno, como un tesoro que cada Derrotado lleva a cuestas día a día, se llegó a un pacto entre todos los Derrotados. Pactaron el que nunca más buscarían que el Destino les diera la respuesta a la lógica de su existencia, sino que cada uno, individualmente buscaría su respuesta a la pregunta en su mismo interior.

Han pasado siglos y los Derrotados, la mayoría, olvidaron el pacto; otros aunque lo conocen, no lo cumplen, pero unos pocos, una minoría de Derrotados, como un conclave, como una sociedad secreta, lo cumple a cabalidad, y ellos son los que dirigen, mandan y a veces hasta guían al gran conglomerado de los otros Derrotados cuando caminan por el sendero trazado previamente por el Destino. Estos pocos saben que el secreto de su liderazgo, es sencillamente acatar y cumplir el pacto, y no permiten que el Destino los guie como si ellos fuesen ciegos y este su lazarillo, como así les sucede en la actualidad a los otros Derrotados que ellos guían.