Con una cabana copa,
sostenida con mi diestra,
espero con impaciencia
a quien indico con la siniestra.

Brindo por ti Ángel mío,
impaciente a tu retraso,
y consumo en este vaso
lo que será mi destino.

Quizás por mí ha venido,
tal vez la hora ha llegado,
¿Acaso no fuera en vano
todo lo que he aguardado?

En cualquier caso no dudo
que tendrá a buen recaudo,
fina mortaja de lino
con que me iré de este mundo.

¿Sorpresa acaso se asoma
desde sus cuencas vacías?
No pretenderá que el final de mi vida
solo vista de melancolía.

La muerte me ha de llevar,
¡Lo asumo con hidalguía!
Más no pretendo partir
de harapos y en celosía

Así que, distinguida Dama
partamos pues con la aurora…
=dormid el sueño de justos=
=entregadme el alma ahora=

Así, parto entre sueños,
como de mi vida otrora,
vamos pues dulce Señora
vamos pues, que llegó la hora.

Ailed Zull Zayhev ©