Canelita era tu nombre provisional mientras estabas aquí. Qué tristeza que la promesa que le hice a tu hermanito no la pude cumplir. Que tuvieran un hogar y una familia que los amara mucho, era mi anhelo. Pero pese a todo lo que hice, en la medida de mis recursos, no pudiste sobrevivir. Pareciera que ambos estaban marcados por la fatalidad. Que su estancia aquí en la tierra fuera tan sólo por unas cuantas semanas. Otra tristeza para mi corazón y de nuevo las preguntas: Por qué si amo tanto a los animalitos me suceden estas cosas? Por qué me resulta tan difícil encontrar un equilibrio en el proceso de la vida? Sea en la circunstancia que sea, cuando se marchan me parten el alma. Canelita, luché contigo para que te pusieras bien, y tú también lo hiciste al principio, luego te negaste... espero que hayas sentido mi cariño cuando te acariciaba tu cabecita y te decía que no te rindieras, que si estabas aquí era por algo... pero tu destino era otro aunque mi corazón se niegue a aceptarlo. Siempre te voy a querer y a recordar mi, Canelita hermosa. Que seas feliz en el cielo de los perros en compañía de tu familia.

Romie