Os habéis preguntado alguna vez...¿a qué sabe el amor? Quizás sea una pregunta un tanto extraña o sin sentido dirán algunos aunque a mi me picó la curiosidad y me puse a pensar; si el amor pudiera tener un sabor...¿cómo sería?
Pues bien, pensando me di cuenta de que como cualquier otra cosa, se puede decir como es el elemento en cuestión solo si se ha tenido experiencia de ello. Algo obvio.
He de avisar que la visión sobre el amor que voy a dar es mía, personal y habrá gente que se sienta identificada y gente que no. Así que voy a contar mi experiencia desde el principio.
Primero yo, cual sujeto hambriento decidí tomar un bocado grande y desmesurado. Porque solo pensaba en saciar mi voraz apetito. Pronto me di cuenta que era mucho para mi. Pero lo acepté, pues pienso que con mi actitud triunfante acabaré digiriendo este bocado. Y en verdad me alegro de haber tomado esa decisión. Ahora que dí los primeros mordiscos ya no pienso solo en acabar cuanto antes y así cumplir lo que me propuse sino que también me paro a saborear cada momento este manjar. De este modo puedo dar mi visión sobre su sabor.
Para mí, amar a esta persona es un trago dulce-amargo...y de verdad que me encanta este sabor. La dulzura viene por si sola, cada día que estoy a su lado lo considero un regalo proveniente del cielo, la cosa mas dulce que probé en mi vida. Por otro lado la amargura viene por unas dadas circunstancias. Ahí entra mi papel, el de cambiar ese sinsabor con esperanza y con fe en mi mismo, la fe que me ayuda a combatir todo lo negativo que representa la parte amarga de mi bocado. Puedo decir con total certeza que cada vez que me encuentro con ese acerbo sabor automáticamente me pongo a pensar en el dulzor que me proporciona el día a día y de este modo puedo asegurar que lo amargo se convierte en dulce, lo imposible se convierte en factible y de esta manera hoy un no mañana se puede convertir en un sí.
Me considero lo suficientemente capaz como para endulzar cada día un poco mas esta situación y hacer si es posible aun mas delicioso y placentero cada mordisco de su amor.