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Inicio / Cuenteros Locales / JorgEnrike03 / 1.) Las Alcancías Vacías

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Habían pasado dos meses del inicio de clases en las escuelas, de la región Costa, cuando la profesora Gisela, tutora del Segundo Año Básico, en reunión con los padres de familia les dice que, para festejar o agasajar a los niños y niñas, en las fiestas navideñas, desde ya deben ir ahorrando, por lo menos, un dólar por semana. Para ello, la tutora sugiere que compren una alcancía, en la cual vayan guardando, si no tienen el dólar, el vuelto que les quede, mínimo de 20 centavos.
La maestra había hecho el siguiente cálculo: desde el mes de Julio a Noviembre hay 5 meses y cada mes de 4 semanas, dando un total de 20 semanas y esto a un dólar por semana serían $20,00 por alumno, con los cuales si alcanza para cubrir los gastos navideños.
La representante Alexandra del alumno Manuel le compra una alcancía de yeso, en forma de perrito, y lo lleva a la casa, explicando a la familia el motivo. Alexandra también tiene una hija, mayor que Manuel, y le dice que le gustaría también tener una alcancía y con lo que le daba su papá, también podría ahorrar y comprarse ropa para la Navidad y Fin de Año.
Cada día, cada semana, cada quincena, cada mes, Alexandra, Manuel, Denisse, Enrique, los tíos y tías de Manuel y Denisse, que aportaban sin saberlo, iban guardando cada uno en su alcancía.
Llegó el mes de Agosto y Alexandra se dio cuenta que las alcancías estaban algo pesadas. En el mes de Octubre, ni se diga, pesaban mucho más. Llegó el mes de Noviembre, la tercera semana, cuando Alexandra va a pulsar las alcancías, notó que éstas habían perdido peso, estaban súper livianas. Las ranuras, por donde se meten las monedas, estaban intactas. Pero ¡Oh Sorpresa!, el fondo de las alcancías habían sido perforadas y cubiertas con papel y cinta para disimular que estuvieran intactas.

Las lágrimas de Denisse, Manuel y Alexandra no se hicieron esperar. Salían como las aguas de una cascada que forman un río, buscando un consuelo. Esta familia, como se aprecia, se compone de cuatro miembros: papá, mamá, hija e hijo. Pero también convivía con ellos un quinto miembro: la abuela materna.
El papá se le dice a su esposa que le pregunte a la abuelita de sus hijos el ¿Por qué ha cogido el dinero ahorrado de las dos alcancías? A lo que la esposa, con lágrimas en sus ojos, le dice: "Deje no más, no le voy a decir ni a preguntar nada, todo se lo dejo, adiós." Esta última parte no la comprendió muy bien el esposo, ya que no sabe si la esposa le quiso decir una de estas dos cosas: A) "Que todo se lo deja a Dios." -El Ser Supremo- B) "Que todo se lo deja, adiós." Es decir, afirmando que se lo deja todo a su mamá y al esposo le decía adiós a cualquier pregunta.
Alexandra hace este comentario, el de las alcancías vacías, a su hermana mayor, y dudando de su esposo, de que tal vez él las había cogido, le dijo a su hermana que por eso no le preguntó ni reclamó nada a su mamá (abuelita).
Pero llegó la segunda semana de Diciembre y ¡Oh Sorpresa! (ésta sería la segunda), la abuelita de Manuel le dice a su hija mayor (hermana mayor de Alexandra) que le acompañe a comprar los regalos navideños para todos sus 7 nietos y 5 hijas, y cuando abre la cartera ve bastantes monedas de 1, 5, 10, 25, 50 centavos y de 1 dólar, sumando más de 150 dólares.
Reflexión: Si tienes tantos años de casada y sigues dudando de tu esposo, ¿Por qué lo elegiste a él entre tantos? ¿Será que los otros a quienes conocías te inspiraban demasiada desconfianza y piensas que él te inspiraba menos?
Fin

Texto agregado el 17-04-2014, y leído por 60 visitantes. (0 votos)


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